domingo, 13 de diciembre de 2020

Randomdarya. Fic capitulo 1 NE


Hi again!
Exacto. Heme aquí con una entrada que ABSOLUTAMENTE NADIE ha pedido ni supongo que espera.

La verdad es que hace mucho tiempo que no vengo a escribir tonterías y hacer el ridículo en general, así que bueno, habrá que volver a las viejas costumbres.



Como digo siempre y supongo que ya sabéis, cualquier idea para fic o contenido del randomdarya es bienvenida aunque soy un desastre y lo hago todo tarde y mal, perdón.  Esta vez la verdad es que nadie ha pedido nada, pero por primera vez en mucho tiempo es a mí a quien le apetece escribir un fic random, así que espero que os guste o al menos, os tenga entretenidos un ratito mientras esperamos al próximo episodio.

No tengo ni idea de si haré más fics de este estilo, pero bueno, como siempre vuestros comentarios y opiniones siempre son bien recibidos. Contadme cositas~



Whatever, whatever, vamos al cogollo del meollo:
Esta entrada no es más que un fic basado en el episodio 1 de Eldarya New Era. Una especie de mix de lo que ha pasado de verdad con la que sería la historia si mi Gardi fuese la prota. Quiero decir que, como Eldarya Origins acabó dramáticamente y tampoco es que esta nueva temporada haya empezado muy alegre, este fic se va a desmarcar un poco de la trama en sí y el drama reinante. Así que bueno, desde ya os pido perdón si cambio un poco el hilo argumental y algunas cosillas para que el fic no sea mi niña llorándole a Valkyon. (?) Me gusta más escribir tonterías y humor que drama puro, así que podéis verlo como una parodia del episodio 1, sin tanto drama y con mi Gardi dando caña. ¿Qué en realidad solo le quiero dar caña a Mathieu? Puede ser.



Bueno, que pese a todo lo que yo me invente, esto estará plagadito de SPOILERS de Eldarya y Eldarya New Era.

En fin, al tema, espero que os guste <333:

Eldarya New Era

Todo era negro.
Y de pronto, una voz. Varias.

-Por el Oráculo, ¡no es posible!

¿Umm...? 

-¡Es un milagro, se ha despertado!

¿Pero qué demonios...? 

-¡Hay que avisar a la jefa!

Ah, no, eso sí que no. Es muy temprano para soportar un sermón de Miiko....

Abrí los ojos, no sin dificultad. Mi cuerpo pesaba y parecía no responder a mis intentos por moverse. Mientras hacía un esfuerzo sobrehumano para mantener los párpados abiertos (aunque no por ello lograba ver nada), un aluvión de recuerdos vagos comenzó a empapar mi subconsciente. La batalla, mis amigos, Lance...Valkyon. Su sola imagen hizo que volviese a cerrar los ojos, un acto reflejo ante el dolor que me ocasionaba su recuerdo. Intenté apartar todo aquello de mi mente y centrarme en ser capaz de incorporarme. Apreté las manos contra el suelo, buscando el impulso necesario para sentarme. No Cyn, así parece ser que no. Demonios, ¿por qué estoy tan cansada? 
Segundo intento: no sin dificultad rodé sobre mi hombro derecho hasta quedar acostada de lado. Vale, ya lo tienes. Apoyando los brazos una vez más, esta vez sí conseguí incorporarme. Cantar victoria sin embargo tuvo que esperar, ya que en cuanto mi cabeza abandonó el suelo todo se volvió negro durante unos agónicos segundos en los que creí que, efectivamente, mi cabeza volvería a reunirse con las frías baldosas de forma no muy delicada. Mi visión volvió a su puesto y la sensación de estar apunto de desmayarme de nuevo pareció remitir tras unas profundas respiraciones. Juro que no vuelvo a echarme la siesta.
Los minutos pasaron mientras yo no me atrevía a hacer ni un solo movimiento más, y recuperaba poco a poco la sensibilidad de mis extremidades. Ya que aún no contaba con la confianza suficiente como para levantarme, eché un vistazo en torno a mí. Me encontraba en una amplísima estancia, desbordante de luz...y de silencio. ¿Dónde demonios estaba? Intenté ser racional. Seguro que era alguna sala del QG que no había tenido el placer de pisar. Sí, en la que arrojan a la gente inconsciente. 
Por lo demás, no había nadie a la vista. ¿Qué habían sido entonces aquellas voces?
Inspiré profundamente: lo primero era volver a ser un ser humano funcional. Luego ya me ocuparía de las incógnitas. No sin miedo, y con infinito cuidado, fui separando mi cuerpo tembloroso del suelo. Un nuevo mareo me sobrevino una vez me incorporé totalmente, pero esta vez las secuelas duraron mucho menos y nada indicó que fuese a volver a reunirme con el pavimento.

Muy bien, Cyn. Ahora a descubrir que está pasando.

Y con renovada confianza, eché a andar todavía algo tambaleante hacia la puerta. Al abrirla me encontré de bruces con...un pasillo. ¿Pero qué pasillo era este? ¿Dónde demonios estaba, en el ala oeste del QG? ¿En una planta desconocida para mí? Espera, ¿qué me aseguraba que estaba en el QG?
Por Dios Cyn, dónde vas a estar sino. Solo te has quedado inconsciente un rato. No hagamos un drama de esto. Lo primero es volver a la parte conocida del QG y lo siguiente...buscar a Miiko.  Si esas voces no habían sido alucinaciones mías, alguien había ido a chivarse de que me había despertado, y seguramente me esperaba algún tipo de bronca como era habitual. 

Sujeta a la pared con una mano, comencé a caminar por el pasillo, que increíblemente parecía tener la misma construcción que el pasillo de guardias que yo conocía. Claro, esto debe de ser el piso de arriba. ¿Había piso de arriba, verdad...?

Concentrada como estaba en caminar sin caerme y en intentar recordar el plano del QG, no me percaté de una presencia unos metros delante de mí.

-¡Eh!, ¿quién eres tú? ¿Qué haces aquí? - una voz masculina me sobresaltó, haciendo que casi perdiese el agarre que me mantenía a duras penas en pie. Lancé una mirada algo irritada al muchacho que se alzaba ante mí. Pelo castaño corto, armadura brillante, ojos fieros...no lo había visto nunca. ¿Era nuevo? Quizá era pertenecía a algún grupo mercenario que Miiko había traído para luchar contra Lance. La batalla contra Lance....

-Te he hecho una pregunta. 

-M-me llamo Cyn, soy miembro de la Guardi.. -comencé, algo irritada por el escaso tacto del muchacho, al que seguramente no estaba dando la imagen de ser una persona en el mejor momento de su vida.

-Ya, y yo me llamo Leiftan. -Replicó socarronamente el chico, cruzándose de brazos. ¿Qué? ¿Qué demonios? - Ahora dime quién eres.

-Te acabo de decir que...-comencé, pasando por alto su tono despectivo debido al shock que me produjo su respuesta. ¿Pero quién demonios era este chico y porqué hablaba de Leif? La cabeza empezó a darme vueltas. ¿Demasiado pronto para enfadarse? Supongo que tengo que descansar aún un poco más para poder enfrentarme a la fauna del QG....

El chico miró impasible mi pequeña crisis, supongo que creyendo que era fingida, pero algo pareció hacer click en su cabeza y su expresión cambió totalmente.

-Espera...Koori ha dicho que...No me digas que...- el muchacho se aproximó a mí y sin muchos miramientos plantó su cara medio palmo de la mía.  - No me digas que...

-Oye, no sé quien eres pero tengo que ver a Miiko o ...- comencé de nuevo, pero pareció no escucharme. Sujetándome del brazo que no me servía de apoyo me ayudó a enderezarme de nuevo, y tiró de mí. -¡EH!

-Será mejor que me acompañes a ver a Huang Hua. - Me cortó, y comenzó a tirar de mí. ¿A Huang Hua? ¿Miiko no se encontraba en el QG? Seguro que estaría ocupada con algo diplomático. Quería formular la pregunta en voz alta, pero el chico no parecía muy receptivo. No sé porqué tengo la sensación de haber pasado ya por esto... Parecía bastante seguro de sí mismo y se movía por el QG como si aquella fuera su casa, cosa que me intrigaba e irritaba a partes iguales, pero lo dejé pasar y me dejé arrastrar. Seguro que Huang Hua le cantaba las cuarenta cuando se presentase ante ella conmigo como si fuese un trofeo de caza.

Para mi sorpresa mi captor me llevó directa a la enfermería, abriendo la puerta sin ningún miramiento. Dentro todo estaba como siempre. Por fin un lugar conocido. 

Estaba tan absorta en comprobar que la camilla vestía las misma sábanas malvas que no reparé en las dos figuras que me observaban boquiabiertas. 

-Mathieu, ¿qué....?

-¡Huang Hua! Me la he encontrado en el pasillo de Guardias. Dice que se llama Cyn, pero no estoy seguro de qué...

-¡¡CYN!!- Huang Hua se quedó mirándome como si hubiese visto un fantasma. Unos eternos minutos después se abalanzó sobre mí, librándome de las garras del que ahora sabía que se llamaba Mathieu, y sepultándome en un abrazo de oso que apunto estuvo de acabar mis escasas fuerzas. Tras separarse di gracias de que sus manos siguiesen firmemente sujetando mis hombros o de lo contrario me habría ido al suelo. - Estás...estás...despierta. ¡Te has despertado!

Ay por el Oráculo, ¿cuánto habré dormido esta vez? Miiko me va a matar.

-Yo..eh...¿sí? -Ewelein surgió tras HuangHua, abrazándome también a su vez mientras murmuraba cosas que no lograba entender. 

-Nosotras...no creíamos que fueses  a... ¡es un milagro! -Pude descifrar entre el parloteo de Ewe. Vale, entiendo que he estado a punto de palmarla...otra vez. - Ven, voy a examinarte.

Con manos temblorosas Ewelein me condujo a la camilla mientras Huang Hua no me quitaba ojo y el muchacho que me había llevado allí parecía tan perdido como yo.

-¿Ves? No ha cambiado nada... -murmuró Ewelein en dirección a HuangHua, quién asintió sonriente, con los ojos vidriosos. ¿No he cambiado? ¿Es porque sigo siendo torpe y casi me matan? Mientras reflexionaba sobre aquello, me di cuenta de que ellas SÍ habían cambiado. Físicamente. Oh Dios, seguro que llevo durmiendo un par de semanas. 

-Verás, Cyn...- comenzó dulcemente Huang Hua, pero entonces el tal Mathieu decidió que era un buen momento para interrumpir. 

-¿Entonces es verdad? ¿Ella es Cyn? ¿LA Cyn? -soltó, visiblemente sorprendido, y señalándome sin ningún miramiento. Fruncí el ceño.

-¿Cómo que "LA"? ¿Ahora qué he hecho, si puede saberse? - Rebatí, molesta.  La verdad es que mis recuerdos estaban bastante borrosos y bien podría haber hecho algo que no recordase y que hubiese afectado a mi fama...que de todas formas, nunca había sido buena.

-Salvar al mundo. - Respondió HuangHua, solemnemente.

-¿Eh? -paseé la mirada de una chica a otra. - ¿Qué? ¿Pero no he estado dormida? ¿He salvado al mundo mientras dormía?

Las muchachas me miraron con benevolencia y una sonrisa agridulce. Antes de que pudiesen decir nada más, el muchacho volvió a acercarse indecentemente a mí, con aire meditabundo.

-Es verdad que si la miras de cerca se parece un poco a la estatua sí...no me lo puedo creer. -Masculló, analizando hasta el más pequeño de mis poros. ¿De dónde había salido semejante personaje?

-¿Estatua? ¿Qué estatua? - miré a Huang Hua interrogante. Ella me sonrió tranquilizadora, sacudiendo la cabeza. 

-Mathieu, déjanos a solas con ella por favor. - Y para mi sorpresa el chico inclinó levemente la cabeza y sin una queja abandonó la sala, no sin antes lanzarme una mirada por el rabillo del ojo. Supongo que seguía pensando en esa estatua a la que me parecía. Volví a centrar mi atención en las chicas, que intercambiaron una rápida mirada antes de que HuangHua comenzase de nuevo. - Verás Cyn...tras la batalla...has estado dormida bastante tiempo...dentro del cristal.

-Espera...espera...¿qué? -en mi mente empezaron a formarse imágenes difusas, como los restos de un sueño que no consigues recordar al completo y que se esfuman cuanto más intentas concentrarte en ellos. Los recuerdos de la batalla volvieron en forma de punzante dolor en el pecho, pero era algo que no podía ignorar. Aquello había pasado, y por lo visto, tampoco había acabado muy bien para mí si el cristal me había absorbido y me había dejado inconsciente durante... - ¿durante cuánto tiempo?

-Siete años. 

Qué.

-¿Cómo? ¿Qué...qué has querido decir con siete...

-...siete años. Lo siento, Cyn. -Continuó, esta vez Ewelein. - Sabemos que es difícil de digerir esta información de pronto, y más cuando acabas de despertar, pero primero debes saber que es una gran noticia y todo un milagro que hayas despertado. No esperábamos que fuese a suceder nunca.

Siete años. 
Siete
años.
Esto tiene que ser algún tipo de récord nuevo.

-Yo...

-¡Has despertado! Eso es lo que importa. -Huang Hua intentó animarme al ver probablemente mi cara de funeral. Siete malditos años. Me había perdido todo. Al verme silenciosa, la muchacha siguió hablando. - Gracias a vuestro sacrificio, el equilibrio ha vuelto a Eldarya. Los alimentos ahora son nutritivos, la naturaleza ha vuelto a su curso...

-Me-me alegro. - Musité, y aunque me aliviaba que mi sacrificio hubiese servido para algo, la verdad es que las frutas de Eldarya eran la última cosa en la que estaba pensando. - ¿Qué ha...cambiado? Aquí, en el QG.

Las chicas intercambiaron una mirada cargada de sentido y Ewelein procedió a ponerme al día de los cambios acontecidos en estos años: Miiko había dejado el QG y ahora era HuangHua quien lideraba la Guardia. Kero, Alajea y Colaia se habían ido también, así como Ezarel, Marie-Anne y Twylda. 

-Compréndelo Cyn, para muchos era difícil seguir aquí debido a tu presencia constante.

-¿A mí qué? Pero si he estado dormida estos siete años, ¿a quién iba a molestar...? -Comencé.

-A nadie. Pero tú y Leiftan os habéis convertido en una especie de deidades, y la sala del cristal en un lugar de culto. - Comentó con delicadeza Huang Hua, haciendo que la cabeza me diese vueltas. ¿Una deidad? Reprimí el impulso de soltar una carcajada nerviosa y quizá un poco histérica. ¿Ahora YO era una deidad? ¿La humana a la que todo el mundo culpaba de todo y que había tenido que robar un colchón, ahora era UNA DEIDAD? De pronto recordé el comentario del chico sobre la estatua....no me digas que....

Ewelein carraspeó, sacándome de mi ensimismamiento y en un intento de animarme, me nombró a aquellos que aún seguían entre los muros del QG. Una vez la balanza entre lo bueno y lo malo se hubo equilibrado más o menos, pasaron a comentar cosas más importantes: problemas, de nuevo. Pese a que todo había vuelto a su lugar, parecía que seguían ocurriendo cosas raras en Eldarya. El aluvión de información hizo que me marease un poco, pero Ewelein puso fin a la charla con una de las frases que más había escuchado en mi vida en el cuartel: "tienes que descansar".

-Ewe ¿no te parece que he dormido ya bastante? Quiero ver todo eso que me habéis contado. - Sentencié, volviendo a posar los pies en el suelo. Desgraciadamente, Huang Hua me disuadió diciendo que primero era necesario dar un discurso de presentación o de lo contrario la gente creería al verme que era algún tipo de aparición. Sin embargo, me permitió ver a uno solo de mis antiguos amigos. Y con las mismas, me condujo a la biblioteca donde supuestamente se encontraba Chrome. 


-¿A qué viene ese asunto de la reunión, HuangHua? - escuché mascullar a una voz masculina, que dio paso al esbelto cuerpo de un joven que a todas luces, debía ser Chrome. ¿Ese...era Chrome? Aunque no debía de darme un aire muy divino, no pude evitar que se me desencajase la mandíbula mientras lo observaba de arriba a abajo ojiplática. De acuerdo que habían pasado 7 años, pero para mí, hacía solo unas horas aquel lozano muchacho no era más que un adolescente molesto.  

Probablemente mi expresión de mayúscula sorpresa atrajo su atención antes de que Huang Hua pudiese responderle.

-Espera...¿Huang Hua, qué está...? ¿Es ella....? ¡¿Es ella de verdad?! - su voz, mucho más grave ahora, comenzó a subir de tono exponencialmente a medida que su rostro se convertía en lo que supuse sería mi misma expresión de incredulidad. - ¡¿Cyn?!

-¡¿Chrome?! -Repetí con eco, abriendo aún más los ojos. Huang Hua soltó una ligera risita; imagino que ver como nos mirábamos como besugos el uno al otro tenía su gracia.

-¡¿Cyn?! ¡Eres tú de verdad! ¡No has cambiado nada! - en un parpadeo los ahora fornidos y bien definidos brazos del chico me sepultaron en un abrazo. Supongo que era la tónica del día, intentar asfixiarme. 

-¡Tú has cambiado mucho! ¡Muchísimo! -farfullé, aún en shock ante la idea de que el lobito de la guardia me sacase una cabeza y media. - Veo que estás bien, alabado sea el Oráculo....o bueno, quizá ahora sea más adecuado decir Alabada Sea Yo. 

El chico me soltó y con una sonrisa de oreja a oreja, dio paso al interrogatorio. Huang Hua nos recordó que en unos minutos deberíamos presentarnos en la sala de puertas y nos dejó a solas para que nos pusiésemos al día. 

-Así que ahora le has quitado a Nevra su puesto y a su hermana, ¿Eh? No está nada mal, veo que has aprovechado bien el tiempo. -El chico rio alegremente, pero había un deje triste en su mirada. Supuse que verme de nuevo entre los vivos le traía recuerdos de todo lo que había pasado hacía siete años. No quería que por mi culpa se abriesen viejas heridas, así que con aire benevolente, y sobre todo, estirándome un poco, coloqué una mano tranquilizadora sobre su hombro. - Lo que pasó, pasó. Me alegro de estar aquí de nuevo y de que sigas por aquí. Está bien saber que sigue habiendo gente que conozco aquí.

-Tranquila Cyn, incluso la gente que no conoces te admira y respeta por tu sacrificio. Ya verás como todo volverá a ir bien. 

Le sonreí dulcemente. Se había convertido en todo un hombre, y no sólo por la patada que parecía haberle dado la pubertad. Se le veía maduro. Durante un momento pensé en que todo había cambiado y quizá no fuese a ir tan bien como Chrome quería hacerme creer: al fin y al cabo, habían vivido siete años que yo no. El ruido procedente del pasillo me sacó de mi ensimismamiento y nos unimos al gentío que empezaba a reunirse en la sala de puertas para el discurso.


Situada tímidamente tras Huang Hua, y con la capucha de la que me habían dotado bien calada, observé como la gente se reunía para escuchar a la fenghuang. Una vez la sala estuvo en silencio, la joven dio cuidadosamente la noticia: había acontecido un milagro y yo, salvadora de Eldarya y Aengel a tiempo parcial había despertado de su aparentemente eterno sueño. Un murmullo recorrió la estancia, pero todo quedó en silencio una vez HuangHua me hizo avanzar junto a ella y me mostró a todos. Obviamente, todos sabían cómo era: según Huang Hua, mi espíritu y el de Leiftan podían verse de vez en cuando flotar dentro del cristal. Las mejillas se me encendieron al pensar que durante 7 años había sido observada mientras dormía, y los cientos de ojos que ahora me escrutaban no ayudaban mucho.  Por favor Cyn, ¿eres la salvadora del mundo y tienes pánico escénico? Espera, ¿qué hacen? 

Uno a uno, todos los presentes empezaron a arrodillarte.

Ay no. No, no, no, no, madre mía que vergüenza....

-Como ves, te has convertido en toda una celebridad. - Murmuró Huang Hua en mi oído, con aire orgulloso. 

-Ya veo, ya...¿pueden....pueden levantarse ya? 

-Pídeselo. No creo que nada les haga más ilusión que escucharte hablar.

-Ya... -por qué no habré seguido dormida, por el Oráculo... - P-por favor, levantaos. No creo que sea necesaria tanta adoración, de verdad.

Para mi sorpresa, todo el mundo obedeció sin rechistar. Por un segundo eché de veras de menos a Ezarel: seguramente hubiese roto el silencio con algún comentario tipo "ninguna humana de tres al cuarto me va a decir qué tengo que hacer". Sin embargo, nadie dijo nada y cientos de miradas volvieron a clavarse en mí, esperando algo, alguna perla de sabiduría, una profecía, un discurso metafísico o vete tú a saber qué.

-Eeeeh....- me incliné ligeramente hacia Huang Hua, ya casi presa del pánico. - ¿Ahora qué hago? ¿Los santiguo y les digo que pueden irse en paz? ¿Cito a algún filósofo famoso?

La chica sonrió pero no respondió a mis nerviosas preguntas. Carraspeé mientras pensaba con qué llenar el silencio reinante. Uf, odio hablar en público. Nadie me avisó de esto cuando me hicieron Deidad.

-Eehh.....bueno...la verdad es que no sé que decir. - Muy bien Cyn, brillante intervención. Pasarás a los anales de la historia con esa frase. - Llevo despierta apenas unas horas  y...bueno, yo tampoco me lo esperaba. Quiero decir, no recuerdo haberme dormido ni...que hayan pasado siete años. Así que bueno, me alegro de que todo haya ido bien en mi ausencia y...me alegro de estar de vuelta. Creo que...esto es todo. Perdón, sé que he tenido años de sobra para preparar un discurso pero..en fin. Je Je. 

Chrome, viendo probablemente que empezaba a ahogarme en mi propio sudor, evitó que el silencio se volviese incómodo con un sonoro aplauso que puso punto y final a mi penosa intervención, y dio comienzo a una gran ovación secundada por todos los presentes. O mucho me admiran o tienen los estándares escandalosamente bajos en cuanto a discursos...

El aplauso murió y todo apuntaba a que me hubiese tocado hablar de nuevo de no ser porque Ewelein vino a mi rescate. Al ver que su salvadora tenía labores que atender, el gentío se dispersó y centré toda mi atención en la elfa.

-Leiftan se ha despertado. -Me informó, solemne.  

-Seguro que se ha enterado de todo esto y quiere también tener su momentito de fama. - Comenté a modo de broma, visiblemente aliviada de que mi amigo también volviese junto a los vivos. Y especialmente contenta de saber que habría alguien tan perdido como yo para el que estos siete años no habían existido. El pensar en su presencia hacía que me sintiese un poco menos sola.

-Sin embargo. - continuó la chica - todavía está muy débil y debe descansar. Os avisaré cuando pueda recibir visitas. 

Asentí, igual de solemne que ella. Se veía que aún no era mi turno para asfixiar con un abrazo a una incauta criatura recién despertada. Huang Hua pudo apreciar mi ligera decepción, razón por la cual se ofreció a hacerme un tour por el QG, con el fin de que viese todo lo que había cambiado. La primera parada en el comedor me permitió saludar a Karenn y Karuto. El encuentro me dejó un sabor agridulce, entre la alegría por encontrar caras conocidas y la nostalgia por los viejos tiempos. Ver cómo todo el mundo había cambiado, cómo todo había cambiado y no haber sido parte de ello...me hacía sentir apartada. El encuentro con Jamon no fue menos, y me resultó imposible mantener el tipo ante aquel dulce gigante que rompió a llorar al verme y me prometió entrenar de nuevo conmigo y forjarme una espada digna de la Personalidad Importante que ahora era yo.  Por suerte mi guía particular decidió presentarme también a las nuevas incorporaciones del QG, que por ser desconocidos para mí, no me trasmitían tanta sensación de nostalgia como mis viejos compañeros. 

-Cyn, te presento a Adalric. 

-Encantada de conocerte, Adalric. - Respondí con una sonrisa, intentando disimular el interés que despertaba en mí aquella criatura etérea de piel azul y cabellos ondeantes. 

-Así que era esto a lo que se referían las estrellas...nunca hubiese imaginado que fuese esto...su mensaje tendría que haber sido más claro! 

-¿Eh...?¿Las estrellas...? -fruncí el ceño, pero mi interlocutor ya no me prestaba atención siquiera.

-Sí, me habían avisado pero no supe interpretarlo. 

-Ah... -murmuré, intentando saber si aquel...chico...muchacho...criatura, se estaba riendo de mí y se trataba de un Ezarel 2.0 o por el contrario hablaba totalmente en serio. No sabía cual de las dos opciones era más inquietante.  

-Las estrellas no son muy claras a veces, pero bueno, no podemos enfadarnos con ellas, ¿Verdad?

-Ver-verdad... -lancé una rápida mirada a Huang Hua, pero por su expresión tranquila aquello debía de ser "lo normal". - Esto, eh....Adalric...

-Cómo vamos a enfadarnos con ellas. Aunque la verdad, estoy algo molesto. Quizá no las escuche durante unos días. - Está completamente en su mundo.Vamos Cyn, síguele la corriente.

-Claro, claro. Se lo merecen. -Asentí, y el ser azulado me sonrió con benevolencia. 

-Aunque sería una pena que me perdiese alguna otra información importante. A veces se comunican de forma muy clara. ¿Quieres que te lo explique? 

Asentí de nuevo, sonriendo nerviosa.

-No tienes ni la más remota idea de qué te está diciendo, ¿verdad? -susurró HuangHua a mi oído, con tono divertido.

-Ni la más remota. -Concedí, mientras asentía mecánicamente cada dos frases del chico. 

-...y es por eso que debemos escucharlas además de leerlas. -Concluyó triunfal Adalric,dando fin a su master class sobre lectura celestial. Volví asentir y sonreí todo lo calmadamente posible. - También puedo hablarte de...oh...¿puede ser que...? Disculpad, debo dejaros.

Y sin darme tiempo a despedirme, el chico se esfumó ante mis narices. Miré a Huang Hua, perpleja.

-¿A este de dónde lo habéis sacado? ¿Es el genio de la lámpara con défit de atención? 

-Adalric es un silfo. ¿Nunca habías visto ninguno?

-Eh..no. ¿Son todos así? - comenté, no sabiendo ni yo misma si me refería a su aspecto físico de criatura etérea o a sus rarezas. Por toda respuesta obtuve una sonrisa divertida de mi interlocutora. 


Nuestra siguiente parada fue el cerezo.

-Huang Hua, puede que hayan pasado siete años pero no me he olvidado de este lugar, así que....ay Dios. -Mis ojos se chocaron de pronto con dos figuras aladas de mármol. Dos estatuas. Nuestras estatuas, de Leiftan y mía. - Ay...no me digas que....lo de la estatua iba en serio....

Mientras murmuraba no podía apartar la mirada de las efigies marmóreas que nos habían erigido en el patio, por lo que Huang Hua tuvo casi que obligarme a centrarme en la figura de Feng Zifu, cuya presencia me había pasado totalmente desapercibida. 

-Eh...buenos días Feng Zifu...es...un placer verle..de nuevo - conseguí articular, mirando todavía por rabillo del ojo mi estatua. Tengo que verla de cerca, ¿qué nariz me habrán puesto? Porque dudo mucho que mi nariz sea algo que le quede bien a una estatua y...

-Ejem. - Zifu carraspeó y yo incliné inconscientemente la cabeza a modo de saludo al ver que parecía estar despidiéndose ya de mí. Se volvió a Huang Hua para hablarle de algún asunto en concreto, cosa que aproveché para acercarme a contemplar las obras.

-Por el Oráculo...a quién se le habrá ocurrido semejante horterada...podrían haber esperado a que estuviese muerta de verdad....porque me voy a morir de vergüenza si tengo que ver esto todos los días....- mascullé mientras rodeaba mi estatua. Aceptable. La verdad es que me han hecho un buen cuerpo, supongo que porque no estaría Ezarel para aprovechar la ocasión de hacer comentarios tipo "no tenía tanto pecho"...

-Cyn, ¿nos vamos? 

-¿Eh? Sí, sí, solo estaba....echándome un vistazo. - Y troté de nuevo junto a Huang Hua.


El laboratorio de alquimia parecía estar tal y como lo recordaba. A excepción, quizá, de la joven kitsune blanca que lanzaba improperios desde detrás de una humeante probeta.

-Koori, ¿tienes un momento? - Musitó tranquilmente Huang Hua, ignorando el repertorio verbal desplegado por su interlocutora.

-Sí claro, supongo que me querrás para algo... -sus ojos cristalinos se posaron en mí con una mirada predadora que no me dejó nada tranquila - ....interesante. ¿Cyn, no es cierto? Así que has despertado contra todo pronóstico.

-Eh...sí .... - y cada segundo que pasa me arrepiento más de ello.

-¿Has visto ya tu estatua? Una preciosidad. Excesiva quizá. Pero por desgracia, veo que no te hace justicia.

-Oh, créeme podría ser  mucho peor. Han tenido el detalle de ponerme unos buenos pechos, cosa que... -me paré en seco al darme cuenta de que quizá esos pensamientos debería guardármelos para mí misma. Koori rio divertida, probablemente no esperándose ese comentario.

-¿Y qué me dices del daemon? No quiero hacerme ilusiones para descubrir después que sus abdominales marcados son un engaño.

-¿Ah, te refieres a Leiftan, el aengel? -respondí haciendo énfasis en la última palabra. - Te puedo asegurar que son mucho más sorprendentes en carne y hueso.

-¿En serio? Espero que se despierte pronto para poder comprobarlo.

-Creo que vas a tener que ponerte a la cola, querida, no llevo siete años encerrada en el cristal con él como para que se me adelante nadie. - Canturreé mientras le guiñaba un ojo. Me caía bien esa chica, era un alivio saber que en mi ausencia alguien había estado dando guerra por mí. 

Huang Hua alzó la vista al cielo, con cierto aire exasperado y un poco divertido.

-Veo que os llevaréis bien.

-Puede que más que bien, quién sabe...¿eh, Cyn? - Koori me dedicó un sugerente alzamiento de cejas que me hizo soltar una carcajada.

-Oh por el Oráculo, ¿esto no se considera blasfemia ahora que soy una deidad?

-Umm puede. Pero bueno, supongo que estarás cansada de que te traten como un milagro andante. - Koori se encogió de ojos con aire divertido. Le sonreí en respuesta, aunque me hubiese gustado poder decirle que en realidad, exceptuando mi momento de gloria en la sala de puertas, seguía recibiendo el tratamiento de la Humana del QG.

-Bueno bueno, tenemos más cosas que ver. Koori, dejamos que termines con tu trabajo. - Huang Hua zanjó nuestra batallita verbal y la kitsune realizó una reverencia burlona en mi dirección como despedida. Le lancé un beso con aire resuelto y con una risilla seguí a Huang Hua. No está nada mal que haya alguien con el mismo desequilibrio mental que yo, no señor...


-Veo que tenéis unas nuevas incorporaciones un tanto peculiares, la verdad. -Comenté mientras paseábamos por el refugio.

-Bueno, en estos últimos años han pasado muchas cosas, mucha gente se ha ido y mucha ha venido aquí y...oh, mira quién tenemos aquí. - Huang Hua hizo un gesto a un muchacho en armadura que se encaminaba en nuestra dirección. Lo reconocí casi al momento: era el muchacho que me había arrastrado de malas maneras a la enfermería. - Creo que no os habéis presentado formalmente. Cyn, este es Mathieu.

El muchacho seguía mirándome con cierta incredulidad mal disimulada, y yo por mi parte, seguía teniéndole cierto rencor.

-Encantada, supongo. Soy Cyn. La de la estatua, sí. 

-Sí, lo sé, yo...

-Ah, pues antes no parecías saberlo. -El chico se quedó cortado durante unos segundos antes de poder volver a articular palabras.

-Yo...quería disculparme por lo de antes, no era mi intención dudar de ti ni... 

-Ya bueno, tú sabrás a lo que te expones por haber tratado así a la Salvadora de Eldarya. -mi interlocutor alzó una ceja y miró interrogante a Huang Hua, cuyo rostro no pude ver pero supuse que vestía una sonrisa nerviosa.

-Vamos Cyn, Mathieu solo estaba patrullando cuando te encontró, es normal que le pillase por sorpresa. Nadie esperaba que te despertases. 

-Excusas. -Mascullé por lo bajo, y volví a mirar al susodicho de arriba abajo. Armadura y espada imponente al cinto, parecía un poco desubicado teniendo en cuenta los tiempos de paz que había traído mi sacrificio. Me incliné ligeramente para cuchichear en el oído de mi amiga y jefa. - ¿Y este elemento de dónde ha salido? No estará en mi guardia, verdad?

Huang Hua carraspeó de nuevo.

-Verás, ese es otro tema que...deberemos abordar pronto. Como llevas tanto tiempo durmiendo, no creo que sea correcto considerarte un miembro activo de la guardia y...

-No es eso lo que...-comencé, para ser interrumpida por el joven, que parecía incapaz de mantenerse al margen de la conversación.

-¿Tú eras miembro de alguna guardia? - Su tono sorprendido me ofendió. 

-Sí, mucho antes de que tu aparecieses por aquí. Siete años exactamente. En los viejos buenos tiempos. Es más, AÚN SOY una orgullosa guardiana de la Obsidiana, aunque supongo que lo querrá decir Huang Hua es que oficialmente no estoy en activ...

-Qué suerte. - El muchacho ignoró completamente mi tono ácido, y lo que es más, mi discurso, y siguió en su línea. - Llevo pidiendo que me cambien a esa desde que el dichoso test me mandó a la Absinthe...

Alcé una ceja.

-¿Has sido problema de Ezarel y no te ha domado? Se ve que en estos siete años...

-Eh...Cyn, verás...-volvió a interrumpir Huang Hua, paciente pero visiblemente nerviosa al ver que la conversación empezaba a tomar derroteros cada vez más complejos. - entre las cosas sobre las que debo ponerte al día está esa. Mathieu lleva aquí solo un año, no ha conocido a Ezarel, y ahora la Absinthe...

-¿Qué? - miré de reojo al chico, y suspiré. - Oh por el Oráculo, ojalá esto hubiese sido como el cuento de la Bella Durmiente y os hubiéseis dormido todos mientras yo...

-Ja ja ja, ¿antes eras una Deidad y ahora quieres ser la Bella Durmiente? -comentó Mathieu, cuyo hobby parecía ser ponerme de los nervios. 

-¿Puedes dejar de interrumpir por favor? Ni siquiera sabes de lo que estoy hablando, son cosas de humanos.

Huang Hua carrespeó de nuevo, lanzándome una mirada que a todas luces me imploraba que me callase. 

-El caso es, Cyn...

-Soy humano. 

-... ya te gustaría. 

-Es cierto. El de Mathieu es otro caso como el tuyo. -Asintió la chica, animando con un gesto a Mathieu para que contase su historia. 

-¿Qué? -¿Aquel sujeto impertinente era un humano? 

-Hará cosa de un año aparecí en Eldarya. Estaba paseando por el bosque cuando me encontré con un círculo de champiñones y...

-Oh no.

-De pronto hubo un flash. Cuando abrí los ojos estaba en otro bosque diferente y ante mí había un ser con patas de cabra...

Crucé los brazos instintivamente.

-¿Ah sí? Y no me digas, ¿te llevó a rastras al QG y te encerraron en una cómoda celda? Ahórrate la historia, Yo la he inventado.

-Eh, ¿Qué? ¡Claro que no, ¿qué dices?¡

-¿Cómo que "claro que no"? ¿Ahora ha cambiado el procedimiento con Humanos? - Me giré dubitativa a Huang Hua, que por su mirada ligeramente exasperada parecía empezar a cuestionarse si mi despertar había sido de verdad un milagro y no más bien una maldición. 

-Cuando Cyn apareció aquí, eran otros tiempos. La situación era distinta y Miiko no podía fiarse de nadie...

-¿Quién es Miiko?

-La persona que tendría que haberte metido un par de días en la prisión para supieses de qué va la vida. 

-Como decía... -me interrumpió Huang Hua - eran otros tiempos. Lance había atacado el QG varias veces y no se sabía quién podría ser su infiltrado y ...

-¿Lance? ¿El Lance de...? -comenzó de nuevo el muchacho. Por el Oráculo, ¿Es que no sabe dejar a hablar a la gente?

-PERO -retomó la fenghuang su discurso - las cosas han cambiado mucho, en parte gracias a ti, Cyn. Al salvar Eldarya, has contribuido a mejorar la imagen que se tiene de los humanos.

-Ya puedes darme las gracias, novato. -Mascullé en dirección a Mathieu, que me miraba con renovaba sorpresa, quizá porque no creía que la fama de una muchachita le hubiese librado de la prisión sistemática. - Gracias a mí seguramente no has tenido que pelearte por un colchón. 

-¿Qué...?

-En fin. -Huang Hua puso una mano sobre mis hombros con una carga bastante amenazadora. - Veo que tenéis mucho de que hablar. Quizá en otro momento.

-Sí, espero que podamos volver a hablar. - Mathieu me dedicó una sonrisa carente de toda maldad, cosa que me irritó un poco. ¿No veía este muchacho que no quería saber nada de él? Había algo en él que me atacaba a los nervios. 

-Sí, claro...de la tierra y cosas así...-mascullé, nada convencida.

-Umpf, la verdad es que no es mi tema preferido. Si te soy sincero, me alegro de haber acabado aquí. -Fruncí el ceño. Sí, de verdad se nota que no ha tenido que pelearse por un colchón. - Admito que no echo nada de menos mi vida allí, todo esto es como un videojuego...

Ahora sí que ya he oído bastante. 

-¿Un videojuego? Esto mejora por momentos...quiero volver a dormirme. -murmuré, pero Huang Hua me escuchó y apretó ligeramente el agarre sobre mi hombro para hacerme callar. La chica veía venir que si seguía rebatiendo cada frase que salía de la boca de Mathieu podían pasar otros siete años perfectamente.

-Bueno, será mejor que le enseñe a Cyn su habitación. Si nos disculpas, Mathieu...

-¿Ah, esta vez tengo habitación? ¿Tan fácil? No creo que pueda dormir tranquila sabiendo que me lo han dado todo hecho y que no he tenido que entrar a hurtadillas a robarle un colchón a... - la fenghuang me propinó un leve empujón y echamos a andar.


La habitación se encontraba en el emplazamiento del que había sido mi antiguo cuarto, pero todo había cambiado. No sabía si me disgustaba o no, pero al menos los recuerdos me invadían con menos frecuencia que si todo hubiese seguido como estaba hace siete años. Y obviamente, aquella estancia de paredes luminosas, delicada decoración y suaves sábanas de seda era mucho mejor que las cuatro tablas que me habían dejado a mi llegada a Eldarya. Sabía apreciar el cambio. No como otros, seguramente... Me despedí de Huang Hua hasta el día siguiente, con la promesa de pasarme por la enfermería en cuanto me despertase. La razón oficial era un nuevo chequeo médico, pero personalmente me interesaba solo ver a Leiftan.


-Ewelein, no sé si son efectos secundarios de mi siesta de siete años pero me he encontrado con una niña en el pasillo y... -comencé, entrando en la enfermería para ser recibida por la sonrisa de la elfa. Me indicó que me sentase en la camilla y comenzó su examen mientras yo le contaba cómo una especie de niñita espectral se me había aparecido esa mañana, casi mandándome de nuevo a un sueño eterno de un infarto.

-No sabemos quién es, hace tiempo que se aparece por ahí. - Comentó la muchacha, como si tal cosa. - La hemos llamado Ophelia y ya está. No sabemos si vive aquí, ni quién es. Tampoco parece comer o tener familia.

-Ah...me quedo...mucho más tranquila. La pregunta ahora es, ¿por qué estáis tan tranquilos vosotros?

Ewe me sonrió con aire divertido.

-Es una niña, no te hará ningún mal. Y como has dicho, algunos creen que puede tener alguna relación con el Oráculo. - Terminó de auscultarme y se incorporó de nuevo. - Esto ya está, todo en orden. 

-Bien, bien. Por cierto, ¿podré ver a Leiftan...? -comencé, cuidadosa e intentando poner cara de ángel. Aunque bueno, teóricamente ya lo era. Ewelein miró por encima de mi hombro un segundo antes de sonreír y continuar con sus labores, sin responderme.

-Si te apetece verme no creo que haya ningún problema...- la conocida voz hizo que me girase completamente para hallarme ante el chico que había sido mi amigo y compañero en toda aquella locura. 

-¡Leif! ¡Estás...vivo...eh, quiero decir...despierto....vaya,....te veo bien. -Tartamudeé, sin saber muy bien cómo encajar la sorpresa. La adoración y la absoluta falta de alguien en mi misma situación debían de leerse en mis ojos, ya que el chico me dedicó una dulce sonrisa cargada sin embargo de cierta tristeza.

-Cyn...

-Os dejaré solos. -La voz de Ewelein llegó en algún momento a mi cerebro, pero mi cuerpo no le prestaba atención. Sin pensarlo, me lancé al cuello del muchacho, que par mi profundo alivio correspondió a mi abrazo.

-¡Oh, Leif! -grité de forma no quizá demasiado apropiada. El cuerpo del chico se crispó un segundo antes de devolverme el abrazo. No sé cuánto tiempo pasó hasta que Leif carraspeó ligeramente, dándome a entender que el abrazo ya estaba durando demasiado.

-Oh, eh, perdona yo...bueno, la emoción...siento si te he incomodado.

-No pasa nada. -La dulce sonrisa volvió a dibujarse en sus labios, aunque el deje melancólico de sus pupilas no conseguía desaparecer del todo. - Verás, me alegro de que hayas despertado. Durante todo este tiempo he estado pensando y quería decirte que...

-¿Me has echado muchísimo de menos y que volveremos a ser mejores amigos? Espero que sí, porque sinceramente el QG es un sitio de locos ahora mismo y no quiero que me dejes sola...¿Sabes que se han buscado OTRO humano? Es increíble que me hayan...-Mi amigo suspiró divertido al comprobar que seguía siendo la chica pesada y dramática de siempre. No obstante colocó un dedo sobre mis labios, haciendo que me callase al momento, más por la sorpresa que por el gesto en sí.

-...quería decirte que no cometeré los mismos errores. 

-¿Errores? ¿Qué errores? -Comencé, pero la mirada elocuente del chico hizo que me diese cuenta del pequeñísimo detalle de su traición y demás cosas ocurridas por su culpa. - Ups. Bueno, sería bastante difícil repetirlo, la verdad. Además te salió bastante bien la primera vez, no creo que...ups.

Cyn de verdad, siete años y tus neuronas no han encontrado aún la conexión con la boca.

-Veo que no has cambiado nada. En parte es un alivio ver que sigues siendo tan despreocupada y...alegre.

-Yo no quería...perdona. A lo que me refiero es que has cambiado y lo has demostrado a todo el mundo. Ya has enmendado tu error, caso cerrado. -Esperanzada, le sostuve la mano con ternura. Por su parte, me dedicó una sonrisa tan triste que deseé a partes iguales no haberme despertado nunca y estrecharlo entre mis brazos hasta que se le pasasen las penas.

-No lo sé. Creo que necesito...alejarme un poco de todo esto, y reflexionar.

-Pero...-comencé, pero su mirada desmontaba por completo cualquier comentario o súplica e incluso cualquier tontería que se me pudiese escapar. 

-¿Os...interrumpo? - La voz de Ewe tras mi espalda hizo esfumarse cualquier réplica o posibilidad de hacer entrar en razón a Leiftan. Los ojos de la elfa estaban sutilmente depositados sobre mis manos envolviendo las del chico, quien carraspeó y la retiró con suavidad.

-No, Ewelein. Si me disculpáis, iré a ver a Huang Hua.

-Leif, esper...

-Nos vemos esta noche, Cyn. 

La puerta se cerró tras él, dejándome con la palabra en la boca. Ewe parecía algo incómoda con la situación, así que cambió rápidamente de tema y me contó que esa noche se esperaba también mi presencia en el banquete para celebrar nuestro despertar. Asentí distraída y me fui a dar un paseo sin rumbo fijo. Antes acostumbraba a buscar a alguien a quién incordiar para entretenerme en las horas muertas, pero ahora toda aquella gente que conocía y habían sido mis amigos no estaba, o había cambiado. No estaban Valkyon ni Ezarel; Nevra tampoco parecía encontrarse por aquí aunque siguiese en la Guardia. Leiftan quería estar solo, y siendo casi mi única baza de amistad actualmente, lo más sensato era respetar su deseo si no quería que huyese de mí a algún lugar apartado. Chrome, Karenn, Karuto...habían cambiado. No me sentía capaz de irrumpir en sus quehaceres como antes: ahora eran incluso mayores que yo, tenían responsabilidades...y se suponía que de mí, como salvadora de Eldarya, se esperaba un comportamiento más maduro. Por otro lado, no conocía lo suficiente a los nuevos como para robarles su tiempo. 

Mis cavilaciones me llevaron hasta el mercado, donde fui muy bien recibida por los Purrekos, que en un derroche de amabilidad me regalaron un hermoso traje para poder asistir al banquete de esa noche. No está mal esto de que le regalen cosas a una por resucitar...

Karenn me interceptó poco después, y por una vez en la vida me alegré de que me diesen algún trabajo insulso como era poner la mesa. No todo iba a ser salvar al mundo, y además, aquello me daba la oportunidad de socializar un poco con mi antigua amiga sin que pareciese una pobre humana aburrida y ociosa. Y por fin, llegó la hora de cenar.

-¿Os ayudo con algo más? -Pregunté solícita tras colocar el último tenedor y ver como algunos comenzaban ya a buscar sus sitios.

-No cielo, muchas gracias. Además creo que es mejor que estés aquí, por algo es este banquete...- Karenn me guiñó un ojo y le sonreí en respuesta, algo nerviosa. Oh sí qué bien, estaba deseando una secuela de mi ridículo ante un público entregado.

Huang Hua y Ewelein llegaron poco después, cogidas del brazo, haciendo que en mi cabeza se encendiese una bombillita por primera vez en mucho tiempo. Sabía que estas dos acabarían juntas. Maldito Ez, estés dónde estés me debes 10 monedas.

Me sentaron entre Huang Hua y Feng Zifu, lo cual frustró mis planes de pegarme como una lapa a Leiftan para asegurarme que no se escapaba de mi lado en cuanto girase la cabeza. Pese a todo, intenté mantener el tipo, lo cual me fue relativamente fácil al no verme obligada a dar otro desastroso discurso. Supongo que con verme una vez haciendo el ridículo habían tenido suficiente. Tras la copiosa y exquisita comida, el ambiente se volvió más distendido y la gente comenzó a formar grupos de charla. Sintiendo que Ewe y HuangHua agradecerían un poco de intimidad, me eclipsé silenciosamente en busca de algo de bebida. Desde una mesa algo apartada y con mi copa de vaya-usted-a-saber-qué bien llena, observé al resto de invitados, enfrascados en sus conversaciones y pequeños mundos. Le di otro sorbo a aquel brebaje dulce que dejaba un regusto áspero en la garganta. Seguro que tiene alcohol. Llevo siete años sin beber, no creo que sea buena idea... Tras otro pequeño sorbo observé el líquido a contraluz: no sé qué sería aquello pero estaba muy bueno. Su color azulado con burbujas malvas le daba un aire inocente que sin embargo no lograba apartar de mi cabeza la certeza de que al día siguiente me iba a costar ser una persona funcional.

Bajé la copa de nuevo para encontrarme con la cara de Mathieu, al que no había oído llegar, por lo que di un respingo que hizo que mi precioso líquido azulado se derramase sobre mi mano y sobre la mesa.

-¿No te molesto, verdad?

-Dudo que puedas empeorarlo más, no...-mascullé entre dientes mientras sacudía el licor de mi mano y miraba melancólica la copa ahora vacía.

-¿Perdona?

-Nada, nada. Ejem, ¿qué te trae por aquí, hasta mi...apartada mesa? 

-Pensé que te gustaría un poco de compañía. -No deberías pensar tanto- Nuestra conversación de ayer me gustó bastante...

-¿Ah sí? -Alcé una ceja. ¿Lo decía en serio, se estaba riendo de mí, estaba ligando conmigo o....qué le pasaba a este chico?

-Sí, hablar con alguien de la Tierra...es reconfortante. Por fin alguien entiende por lo que pasé al llegar aquí.

La carcajada abandonó mi boca con más estridencia de la que esperaba y sin que pudiese evitarlo. Mathieu me miró sin comprender y mientras me recuperaba de mi pequeño ataque de risa tomé al vuelo otra copa de delicioso licor azul de una bandeja que alguien había posado en la mesa de al lado.

-¿Y por qué cosas has pasado al llegar aquí, Mister-Esto-Es-Un-Videojuego? ¿Te tuvieron encerrado en la prisión? ¿Te acusaron de traición antes de saber siquiera tu nombre? ¿Tuviste que recorrerte el QG a voz en grito buscando un colchón? ¿Un vampiro acosador hizo copias de la llave de tu habitación? ¿Un elfo sádico te estuvo llamando "humano" durante 4 meses? Oh, mejor aún, ¿tu jefe de guardia era incapaz de dirigirte más de dos palabras seguidas en todo un día? Ah, también recuerdo aquella vez en la que Karuto casi me echa a la cazuela porque creía que le había robado cosas de la despensa y parecía que por ser Humana ya llevaba en el ADN el ser culpable de todo delito...

Mathieu me miró ligeramente turbado, sopesando seguramente si todo aquello que decía tenía alguna relación mis experiencias vividas, si solo intentaba asustarlo, si estaba loca o si solamente estaba borracha.

-Cyn, ¿ya estás asustando a Mathieu? Creía que al ser un humano serías comprensiva con él. - La voz de Huang Hua resonó dulce y ligeramente amenazadora tras de mí. Seguro que al ver al chico acercarse a mi mesa había decidido venir a controlar que no lo espantase con horribles relatos de la vida en el QG antes del sacrificio.

-¿Asustar? Qué vaaa, solo le estaba contando...experiencias. -Me incliné hacia atrás y le dediqué la sonrisa más pura que pude, aunque teniendo en cuenta mi estado seguro que el resultado no fue el que esperaba. HuangHua suspiró divertida y Ewelein un poco más atrás rio por lo bajo. -Pero bueno, creo que ya está todo dicho así que me voy con vosotr....

-No no, no os preocupéis, ya os dejamos solos. - Y guiñándome un ojo las muchachas se fueron de nuevo ignorando mi cara de crispación bastante patente. Suspiré teatralmente.

-Pues bueno, habrá que hablar contigo un poco más. Dime entonces, ¿tus primeros días fueron duros?

-Eh, no, para nada. Todo el mundo fue muy amable. Todos...menos Huang Chu. -Masculló por lo bajo, haciendo que por su tono malhumorado recuperase el interés por la charla.

-¿Huang Chu?

-Sí, es la hermana pequeña de Huang Hua y la jefa de Absynthe. Tiene algo contra mí, lo juro.

-Creo que odiar a los humanos es un requisito para el puesto. - Comenté dándole otro trago al mágico brebaje. Así que aquella tal Huang Chu no soportaba a mi querido amigo, ¿Eh? Ahora me apetecía conocer a esa muchacha. Barrí con la mirada el lugar, buscando no sé, puede que a una chica que estuviese mirando con odio a mi compañero, pero nadie parecía prestarnos atención. 

-...muy normales. Como la gente de la tierra...si yo tuviese amigos en la tierra, claro. - Mathieu había seguido hablando aunque a todas luces podía verse que mi mente había abandonado la conversación hacía tiempo. La última frase llegó a mi cabeza sin ningún contexto, llamando mi atención.

-¿No tenías amigos? Vaya, quién lo diría, alguien tan agradable como tú....

-Gracias, puede que parezca difícil de creer pero.... -arrugué la nariz. Se veía que no había captado la ironía en mis palabras. El muchacho siguió contándome su vida, relato del cual solo conseguí captar algunos fragmentos que me dieron a entender que su vida en la tierra era poco más que videojuegos y libros. Me costaba mucho mantener la atención centrada en la historia de su vida, ya que lo que a todas luces era alcohol empezaba a hacerme efecto, y por otra parte, el chico parecía tener una pelusa enganchada en un mechón de pelo que me estaba poniendo nerviosa y que acaparaba mi escasa atención. Lo único que consiguió devolverme a la realidad fue el rápido movimiento que acercó su rostro al mío sin previo aviso. 

-Qu...

-....y no sé si es porque eres humana como yo...pero me siento atraído por ti...

-Pero qué demo...-mascullé ante la reducción de mi espacio personal y aquella nada disimulada insinuación. - Hey, hey, hey, Romeo, qué demonios dices.

-Nada. Solo digo lo que pienso. Mi lado franco y sincero parece gustarle a la gente. Muchos dicen que soy encantador.

Pero Qué Demonios. 

-Ya veo que te bastas tú solo para piropearte, ¿Eh? Gracias, de verdad, así me ahorras tener que hacerlo yo y mentir descaradamente. - Alargué la mano para retirar de su pelo aquella molesta pelusilla que me había tenido absorta media noche y luego intenté recuperar mi espacio vital.

-Oh vamos, no...-comenzó, viendo que su encanto no había surtido efecto esta vez.

-Lo siento, pero no he acabado a la fuerza en este mundo de locos como para acabar con otro humano. Que te vaya bien con tus encantos. -Me recliné ligeramente en la silla para ganar unos centímetros más de distancia y le di otro traguito a mi copa.

-Está bien. De todas formas creo que es mejor que me vaya...me parece que al otro aengel nos está mirando demasiado y creo que es por mi culpa. No sabía que estuviéseis... - Di un respingo al escuchar aquello y me giré para encontrarme con la mirada de Leiftan, que a cierta distancia mantenía los ojos fijos sobre Mathieu. No con mucha simpatía, verdad. Sonreí.

-Por lo menos toda esa palabrería tuya sirve para algo, no te lo voy a negar...-murmuré, pero Mathieu ya se había levantado y había procedido a retirarse. Le dediqué una sonrisa dulce a Leif, haciéndole un gesto con la mano para que se animase a acercarse. El chico apartó la mirada, pero estaba demasiado envalentonada por la bebida como para dejarme amedrentar, por lo que me levanté resuelta y me dirigí hacia él.

-Leiftan...no sé cómo lo has hecho, pero gracias por espantar a Mathieu. Es el otro humano del que te hablé. Es como una lapa, ¿Sabes? -Comenté, haciendo que una sonrisa, triste como ya era costumbre, elevase ligeramente las comisuras del chico. -¿Qué tal estás?

Posé una mano sobre su brazo, animándole a hablar. 

-Yo...he estado pensando. -No me gustaba nada cómo sonaba aquello, pero esperé a que continuase. - Y creo que lo mejor es que...siga haciendo eso. No quiero ser una carga ni para ti ni para nadie. Así que lo mejor será que...tome cierta distancia.

-¿Qué? Pero...

-Necesito reflexionar sobre quién soy y qué he hecho, Cyn. Necesito estar solo un tiempo. Voy a aislarme un tiempo.

-Leif, pero...pu-puedes pensar en lo que has hecho sin necesidad de llegar a tal extremo...el QG ahora es un sitio tranquilo, puedes quedarte y.... -Mi amigo posó su mano sobre la mía, que continuaba sobre su brazo y que sin darme cuenta había comenzado a sujetar con ligera desesperación sus ropas. Me sonrió de nuevo, intentando calmarme. En parte me sentía estúpida porque fuese él quien me calmase a mí, y no al revés vistas las circunstancias.

-No estoy a gusto entre esta gente que cree que soy un héroe. - Demonios, ¿y te crees que yo sí? ¡Claro que no, y no por eso me voy a ir y dejarlo todo!  En mi garganta había un nudo que me impedía articular todo aquello que golpeaba mi cerebro, aunque en parte puede que fuese mejor así. Siempre había sido un poco bocazas y Leiftan no parecía estar en su mejor momento para una estelar intervención por mi parte.

-Lo siento, Cyn. Nos volveremos a ver. -Y acariciando mi mano por lo que temí que fuese última vez, el chico se alejó. Dentro de mí sabía que si quisiese, podría intentar convencerle. Podría apelar a nuestra amistad, a que ahora estábamos solos frente a un nuevo mundo y que era lo único que me quedaba de mi antigua vida. Podría decirle que no quería que me dejase sola, y, siendo Leiftan, no podría negarme su compañía. Podría apelar a su cariño por mí. Pero me di cuenta de que sería egoísta por mi parte usar su amor hacia mí en su contra. Lanzándome una última mirada que desmontó por completo, el muchacho me dio la espalda y se marchó.

Me quedé clavada en el sitio, sopesando la situación, pero siendo incapaz de procesarla del todo. ¿Debería hacer lo mismo? ¿Debería marcharme con Leif, marcharme sola...? ¿Había lugar para mí allí y ahora, después de tanto tiempo perdido?

Me encontraba pensando en sí de verdad tenía razones para seguir allí cuando cierta conmoción a mi espalda me sacó de mis cavilaciones. Huang Hua y un par de personas más se encontraban junto a una figura que acababa de unirse al banquete. Me acerqué mecánicamente, pero en cuanto reconocí a la persona me detuve en seco. No parecía haberme visto, y su mirada se paseaba escéptica por el banquete y sus invitados, no pareciendo ser de su agrado ni lo uno ni los otros.

-¿Ne-Nevra?




FIN DEL FIC.


Muahahaha, qué os creíais, ¿que no sería tan cruel como nuestros amigos de Eldarya y os dejaría ahí en el punto álgido? En fin, esto es todo de momento. Espero que os haya gustado, o al menos que os haya entretenido un rato y así la espera hasta el episodio 3 se nos haga a todos un poco más corta. 

Si queréis que haga el episodio 2 o que escriba fics sobre otra cosa ( yo que sé, si queréis me invento un día en el QG de otro personaje o algo así) ya sabéis, aquí tenéis los comentarios para todo tipo de idea, ruego, pregunta o amenaza de bomba.

Pues bueno, deseando que lo hayáis disfrutado y que estéis bien , aquí os dejo de momento~

See you~~ 



9 comentarios:

  1. Siiii yo quiero la continuación y estoy deseando ver a Cyn conociendo a Lance ewe
    (aunque en este episodio le hubiera a dicho a Leif que si se va de peregrinaje me voy con él y que se deje de tonterías :V)
    Saludos!

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    1. Gracias por leer y comentar! (me falta todavía mucha info sobre qué será de Leif, pero oye siempre se puede escribir una historia paralela en la que Cyn lo persigue hasta el fin del mundo XD)

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  2. Oído cocina! òwó)7 Gracias por leer y comentar! <3

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  3. Maravillas.
    Dejo aqui mi demanda formal de cualquier fic de Eldarya que se te ocurra, mientras te metas con Matheu
    Estaría guay ver un día rutinario de alguno de los personajes antiguos(que son los que mas chica tienen, no nos vamos a engañar), no sé cómo lo ves

    Un abrazo!

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    1. Se ha tomado nota correctamente de su demanda formal, muchas gracias por participar y por apoyar el bullying a Mathieu (?)
      Tomo nota, veré qué se me ocurre~
      Gracias por leer y comentar!

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  4. Lyyyyn! Estaba súper entrada y me dejaste colgando... Espero haya parte dos para ver el dramita con nevra. Amo que estés de vuelta!

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    1. En ello estoy, pronto tendréis segunda parte! Gracias por leer y comentar <33 See you~

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  5. ayyyy como he hechado de menos tu blog!!! lo busqué hoy de casualidad porque me acorde de dance with devils y no sabes que alegria ver que sigue en pie <3 no tengo ni puñetera idea de como acababa eldarya porque lo deje y ni sabia que habia una segunda parte pero como to lo que escribes es es la ostia y me parto me voy a convertir en fiel seguidora del fic <333

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    1. Hola!! Pues me alegro mucho de tu vuelta, espero que encuentres entradas de tu agrado <33 Muchas gracias jo >//<
      Nos leemos~~

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