Bueno bueno, no sé si sabéis que os vengo a traer. Si sois fieles seguidores de este caos que es mi blog, recordaréis que para San Valentín os dejé votar y elegir el tema, y había salido un Muy Interesante ValkyonxGardixLance. La verdad es que me costó un montón escribir el fic porque yo y el romance no casamos bien, y si no lo habéis leído pues aquí lo tenéis: click! El caso es que cuando me había puesto manos a la obra me di cuenta de que lo que llevaba escrito era demasiado dramático e intenso para un fic de San Valentín. Me dio pena borrarlo así que lo guardé para acabarlo más tarde.
En fin, al tema, espero que os guste <333:
Randomdarya. El regreso de Valkyon
Vivía muy ocupada con mi crisis interna, tanto que comencé a evitar a Lance también, por si acaso. El chico no era tonto y en seguida comprendió a que se debía mi sigilo al salir o entrar de su habitación y la distancia de unos dos metros que mantenía en público con él, pero no dijo nada. Solo tras cierta ocasión, en la que me había tirado tras unos arbustos al ver la silueta de Valkyon mientras acompañaba a Lance a entrenar, el muchacho me había recomendado que hablase con su hermano de una vez. Así que haciendo de tripas corazón, sin tener claro qué iba a decirle, decidí seguir su consejo.
Lo encontré, como siempre, en el cerezo, donde no le habían pasado inadvertidas las dos estatuas que ahora decoraban el lugar y que renovaban mi vergüenza ajena cada vez que entraba allí.
—Son...bonitas. —Comentó por todo saludo el chico, que seguía contemplando las estatuas. Después se giró hacia mí, con una sonrisa algo incómoda. —Siento que no nos hayamos podido ver estos días.
Hice un ademán nervioso con la mano, quitándole importancia.
—No pasa nada, no se revive todos los días.
El chico se acercó un poco más, pero mantuvo una distancia prudencial. La situación era incómoda incluso sin necesidad de que yo dijese nada. Quizá se arrepentía de haberme besado. Quizá sí que para él habían pasado cosas en esos siete años y algo había cambiado. Pensarlo me entristecía, y aquello solo hacía que me sintiese más culpable.
—Verás...
—Yo... —comencé, pero me detuve al darme cuenta de que le había cortado. —Perdona, dime.
Valkyon sonrió pero en seguida frunció el ceño, apartando la vista.
—La verdad, estoy todavía un poco superado por la situación. No sé qué porqué estoy aquí y... todo ha cambiado.
Asentí, comprendiendo perfectamente cómo se sentía. Apreté los puños, luchando contra la urgencia de acercarme y tomarlo en mis brazos... como me hubiese gustado que hubiese hecho él, si hubiese estado aquí cuando yo me había despertado. Pero eso ahora solo complicaría las cosas.
—Pero quería...hablar sobre lo nuestro. Sobre lo que teníamos antes...bueno, antes de todo esto.
Tragué saliva; no esperaba que fuese él quien sacase el tema, pero había venido expresamente para tener esa conversación. No obstante, aun no estaba mentalmente preparada para ella. Ni físicamente, mi resistencia a la hora de correr dejaba mucho que desear. No se me había ocurrido aún una forma delicada de comentarle a alguien que acababa de resucitar que durante su muerte me había ido con otro. Con su hermano. Solo de pensarlo, palidecía.
Cyn, igual estás haciendo un mundo de esto. Igual no quiere estar contigo, si quiera. Quién sabe, igual se enamoró de alguna muchacha interesante allí en el más allá, igual...igual ya no te quiere....y se soluciona todo solo, ¿de acuerdo?
Pese a lo lógico del razonamiento, no podía evitar sentir una punzada de dolor ante la idea de que Valkyon ya no me quisiese...había sido mi amigo, mi compañero y mi ancla en aquel mundo inhóspito y...
...y ahora tienes a Lance, por el Oráculo. Céntrate.
Ante el silencio del chico asentí levemente, instándole a continuar.
—Creo que necesito tiempo. Para pensar, para...asimilar todo esto.
—Sí, sí, claro. — Concedí yo a toda prisa, y sin darme cuenta había tomado sus manos entre las mías. Valkyon se sorprendió inicialmente, pero sonrió. ¿Cyn, qué demonios estás haciendo si puede saberse? CÁLMATE.— Yo...lo entiendo. He pasado por lo mismo así que te comprendo. Tómate el tiempo que necesites, si quieres puedes hablar conmigo, o con Leiftan...mejor con Leiftan, la verdad... sobre, bueno...lo que quieras.
—No has cambiado nada. —Comentó con una sonrisa ante mi evidente nerviosismo.
—No he tenido mucho tiempo para cambiar, la verdad. En fin, si era eso lo que querías decirme, por mi no te preocupes porque...
—No era solo eso. —Me tensé involuntariamente, clavando los dedos en sus manos y haciendo que el chico frunciese el ceño.
Cálmate, Cyn, cálmate.
—¿Ah, no? —Musité, intentando disminuir la presión de mis dedos.
—No. Sea cual sea la conclusión a la que llegue, solo quiero que sepas que...no he dejado de quererte. — Lo dijo como si tal cosa, como si no hubiese sido nada importante. Se me había olvidado ya cómo era Valkyon para aquellas cosas. Me sonrió ligeramente y soltó mis manos antes de despedirse y dejarme allí, clavada en el sitio, notando aún sus palmas calientes en mis dedos y las lágrimas en mis ojos.
Sacudí la cabeza rápidamente, intentando recuperar el control sobre mí misma antes de que empezase a llorar como una fuente.
No, no, no, no. Eso...eso no quiere decir nada, no tiene porqué...Demonios, Valkyon, ¿porqué no habrás revivido antes?
—¿Ya se lo has comentado?
—Hola a ti también, ¿Eh?— Mascullé mientras jugueteaba nerviosa con los cierres de una de mis muñequeras de cuero. Lance cerró la puerta de mi habitación tras de sí, apoyando la espalda contra la puerta. Suspiró ante mi visible nerviosismo.
—Hola, ¿ya se lo has comentado? Os he visto hablar hace un rato.
Le sostuve la mirada durante aproximadamente tres segundos antes de apartarla y centrarla en la interesantísima hebilla de mi muñequera.
—No. — Musité, buscando alguna excusa convincente que no pasase por admitir que en realidad no quería decírselo. Por el Oráculo Cyn, eres el demonio. —Es que...bueno, ha dicho que necesitaba tiempo para adaptarse, ya sabes, pensar en sus cosas, en los cambios...
—Sí, también me lo ha dicho a mí. Pero creo que lo mejor para todos sería que supiese cuanto antes...que tú y yo estamos juntos.
—Eh, cuando yo me desperté no se me dijo cuanto antes que tú seguías vivo. — Rebatí, sintiéndome atacada. Lance volvió a suspirar, pero intentó mostrarse paciente conmigo.
Apuesto a que ahora se arrepiente de habérsele adelantado a su hermano...oh, por el Oráculo, Cyn, ya vale.
—Exacto, y no fue la mejor decisión. ¿No te habría gustado que te lo hubiesen dicho, para poder asimilarlo?
—Sí...—mascullé, sintiéndome como una niña pequeña que sufría una regañina.
—Pues esto es lo mismo, Cyn. Es mejor decírselo antes de que algún día nos vea y...bueno, ya sabes.
El chico parecía incómodo y supuse que la imagen mental de ser descubiertos por Valkyon no era agradable ni siquiera para él, pero no pude evitar suspirar.
—Es que no es fácil, ¿sabes? Decirle que ahora estoy contigo...es que es...es tu hermano, y mi jefe de guardia y...
—Tu jefe de guardia ahora soy yo. — Comentó con visible diversión Lance, alzando una ceja. —Ya veo. Parece que tienes un patrón, ¿eh?
Mortificada, enterré el rostro entre las manos.
—Oghh, gracias Lance, pero lo mío ya estaba siendo un viaje por el país de los remordimientos.—El chico rio por lo bajo mientras tomaba asiento junto a mí. Me asomé entre los dedos, dedicándole una mirada acusadora. —¿Por qué a ti no te afecta tanto, si puede saberse? ¡Le has levantado la novia a tu hermano!
—¿Ah? Quizá porque la novia no ha puesto mucha resistencia a...—comenzó, mientras se mesaba el mentón, pero le corté de un codazo en las costillas.
—¡Opuse resistencia! ¡Intenté matarte, ¿qué más pruebas necesitas?! —El muchacho parecía estar disfrutando de mi crisis de nervios, pero se limitó a alzar las palmas en señal de rendición. Me dejé caer sobre el colchón. Aún con las manos sobre la cara, musité: — ...es que le quie..ería mucho, Lance.
—Lo sé.
El tono del chico recobró su seriedad, y la falta de más respuesta no hizo sino alimentar otra ansiedad en mí. Me incorporé de golpe de nuevo y me incliné hacia delante, para poder verle bien la cara.
—Pero también te quiero mucho a ti. De verdad. Mucho.
Lance parpadeó sorprendido un par de veces al encontrarse con mis ojos ansiosos y escrutadores a escasos centímetros de su cara. Sonrió de nuevo y asintió, tranquilizador.
—También lo sé.
—Por si acaso.— Mascullé yo. Ya tenía suficientes problemas, no necesitaba que la cosa empeorase más todavía. —Sé que tengo que decírselo por si...por si acaso.
—Y porque debe saberlo. —Añadió el chico, mirándome con media sonrisa. —No le voy a ocultar mi relación a mi hermano.
—Ya, ya.— Murmuré, aunque el solo comentario hacía que me sonrojase. Demasiadas cosas vergonzosas en una sola frase.
Va a ser verdad que tienes un patrón, Cyn. No habría más gente en este dichoso cuartel que su dichoso hermano, de verdad, todo lo que te pase es poco y....
—¿Quieres que lo haga yo? —Noté los dedos del muchacho acariciar ausentes mis manos, llamando mi atención y sacándome de mis pensamientos y flagelaciones mentales.— Si va a ser tan difícil para ti, no tienes porqué hacerlo. Somos dos en esto.
Clavé mis iris en los suyos, meditabunda. La idea era tentadora, dejarle el trabajo sucio a Lance. Sí, sería lo más sencillo, pero...tarde o temprano tendría que mirar a Valkyon a la cara y enfrentarme al hecho de no haber tenido el valor suficiente para habérselo dicho yo. Sacudí levemente la cabeza.
—No, lo haré yo.— La convicción en mi voz brillaba por su ausencia, pero confiaba en que si me repetía varias veces que aquello era lo mejor, me lo acabase creyendo. —Es solo que...es difícil, ¿sabes? Nunca creí que volvería a verlo...supongo que tú tampoco, vaya. Pero... pero ahora está aquí y, me parece maravilloso, y no quiero...no quiero amargar el momento. Si él...si él decide empezar de cero, perfecto. Todo será como debe ser. Pero sino...no quiero partirle el corazón. No se lo merece, nadie se merece despertar después de siete años para encontrarse solo...no quiero que pase por eso también.
Lance pasó un brazo sobre mi hombro y me atrajo contra sí, depositando un beso tranquilizador sobre mi cabeza.
—Lo sé. Y sé que harás lo correcto. —Murmuró contra mi pelo. — Entiendo que Valkyon se enamorase de ti...
Me crispé ligeramente.
—Por favor, deja de decir esas cosas, me estás martirizando. —Mascullé, a medio camino entre el sonrojo de vergüenza y la palidez absoluta. Supongo que era la forma del chico de quitarle hierro al asunto, pero cada vez que mi mente recordaba la situación en la que me encontraba, mi ritmo cardiaco daba un paso más hacia la taquicardia.
—Perdona, lo siento. —Y tomándome por los hombros, me obligó a levantarme y plantarme frente a él. Con una sonrisa ausente colocó uno de mis mechones de pelo, que tras mi crisis había acabado en mi cara.— Y si al final decides irte con él, no te reprocharé nada.
—¿Qué? Y-yo no...¡yo no me voy a ir...con... con nadie. —Repuse, acalorada, poniendo los brazos en jarras.— Aunque te concedo una cosa, Valkyon era menos exasperante que tú. Bueno, es...bueno, ¡mira, no sé! Si es que me lo he buscado yo solita, es que...
El muchacho me observaba divertido, aunque hizo un ademán de acercarme a él, llevando una de sus manos a mi cintura. Todavía mosqueada, la aparté.
—No, no, ¿Sabes qué? Lo solucionaré.
—Ajá. —Repuso el chico, sin mucho convencimiento, antes de volver a intentarlo. Volví a apartar su mano.
—No voy a irme con nadie porque nadie va a querer que me vaya con él. Será eso, sí. Ha pasado mucho tiempo, Valkyon querrá empezar de cero y ya está. Todo se solucionará y para tu desgracia no podrás librarte de mí.
Inflé el pecho intentando insuflarme algo de fe tras ese discurso, pero Lance simplemente asintió y finalmente logró plantar sus manos en mis caderas y atraerme hacia él.
—Está bien, te creo. Podré vivir con ello. —Y antes de que pudiese seguir con mi discurso, selló mis labios con un beso.
Se lo dirás y ya está. No puede salir nada mal, Cyn.
Probablemente desde ese mismo momento Lance ya sabía el desenlace de todo aquello. Yo sin embargo estaba aún demasiado concentrada en negar la realidad; en aferrarme a la idea de que las cosas eran como debían ser, y que cualquier cambio sería un error. Pese a todo, cuando sus labios se separaron de los míos, dejaron tras de si un leve atisbo de culpa y un ligero sabor a despedida.
—¿Estáis...estáis juntos?
No puede salir nada mal, no.
Me llevé la mano al puente de la nariz, intentando respirar profundamente. Nada me había preparado para aquella conversación aunque, ¿cómo iba yo a saber...a imaginar, siquiera, que podría pasar esto?
De verdad, Cyn, ¿cómo no se te ocurrió que Valkyon podría resucitar y...? Oh, por el Oráculo, ¡¡¿quién piensa eso?!! Pero si lo hubiese sabido...¿si lo hubiese sabido, qué? ¿Me habría aguantado las ganas de...? Oh, por todos los demonios, ¡Cyn, céntrate! No eres una viuda de guerra, no tenías porqué estar para siempre...aunque podría haberlo hecho, ¿no? ¿Es eso? ¿Es que soy débil, verdad? Maldito sea el Oráculo y maldita sea la hora en la que resucité yo, desde el primer momento SABÍA que estaba mal estar con Lance, pero nooo, decidí ignorar la moralidad y seguir con mi vida porque "me merecía un premio". Pues toma tu premio. Ahora es doble. Por idiota, Cyn, porque eres una...
Valkyon, ajeno a mi crisis interna, seguía observándome en silencio esperando por una respuesta que por mi parte no iba a llegar. Mi mente era un caos de auto acusaciones y no me veía con fuerzas para hilar dos palabras con sentido, así que me limité a permanecer allí, con la mirada clavada en el suelo y los dedos paseando nerviosamente entre mi frente y mi nariz mientras mis mejillas iban subiendo de tono cada segundo que pasaba.
Tras mi última conversación con Lance me había armado de valor y había citado a Valkyon en el comedor, un día cualquiera, a una hora poco concurrida. Bueno, en realidad había dejado que pasasen un par de días antes, por todo aquello de darle tiempo al chico para pensar, con la esperanza de que él solo llegase a la conclusión de que ya no me necesitaba en su vida. Todo sería mucho más fácil si al pensar en esa posibilidad no me recorriese un pinchazo de dolor y arrepentimiento. No quería admitirlo porque sabía las complicaciones que conllevaba, pero en el fondo sabía que seguía enamorada de él. Como también lo estaba de Lance... Quizá la solución más justa fuese simplemente no estar con ninguno, pero no nos íbamos a engañar: no gozaba de tanta abnegación como podría esperarse de un aengel. Los quería mucho, a los dos, pero aquello no era posible. Tenía que elegir. O más bien, ya había elegido cuando había decidido comenzar mi historia con Lance. Ahora simplemente tenía que llevar mi decisión hasta el final.
Porque eso era lo correcto, ¿no?
Así que allí me había plantado, y aunque había intentado empezar con una conversación distendida, me di cuenta de que no podía continuar con aquello mucho más o simplemente me desmallaría de los nervios. Sin muchos miramientos y con una ausencia de tacto vergonzosa, le había confesado a Valkyon que su hermano y yo estábamos juntos. Estaba bastante segura de que la cosa habría ido sensiblemente mejor si no hubiese sido porque segundos después Lance apareció por el comedor, desconocía si intencionadamente para venir a apoyarme o meramente por casualidad, y se había acercado a tiempo para escuchar mis palabras y poder recibir la mirada confusa y ojiplática de su hermano. Dada la situación, mi actual jefe de guardia - solo de formular esa frase en mi cabeza, con el adjetivo "actual", hacía que palideciese tres tonos - había tomado aire y había tomado asiento junto a mí.
Y ahí estábamos.
Mi silencio ya se estaba prolongando más de lo humanamente normal.
Espera una respuesta, genio. Oráculo, llévame contigo por favor, sácame de aquí y méteme en ese cristal otra vez, está demostrado que no debería de haber salido.
Lance, que se encontraba a mi derecha, hizo ademán de colocar su mano sobre mi hombro, pero entre mis dedos pude captar la mirada de pocos amigos que le lanzó su hermano y que hizo que se replantease el gesto. Carraspeando, llevó su mano junto a la otra sobre la mesa y respondió por mí.
—Sí.
El silencio volvió a caer, pesado. Seguro que si afinaban el oído podían escuchar los latidos de mi corazón.
¿Los dragones tienen buen oído, si quiera? Nunca lo he...¡Céntrate, Cyn! Eres una persona adulta, madura y responsable y debes enfrentarte a esto como tal. No es el fin del mundo. Solo debes decirle al amor de tu vida que lamentablemente en su ausencia has encontrado a otro amor de tu vida que casualmente es su hermano, el que intentó mataros y en teoría con él lo consiguió, pero... oh, Oráculo, hubiese preferido enfrentarme a otro fin del mundo. Creo que en su momento no lo pasé tan mal como ahora.
Carraspeé, me retiré la mano de la cara, y con una profunda inspiración, volví a abrir los ojos mientras ocultaba mis manos temblorosas en el regazo para que no me delatasen.
—Sí. Yo... —no te disculpes, no te disculpes, no has hecho nada malo, no podías saberlo, no te... —Lo siento, de verdad.
Fantástico, Cyn, cúbrete de gloria.
—¿Cómo...?
—¿...pasó? Pues, eh...pasó, y ya está. No es algo que...pudiese controlar. —Y solo de pensar en aquello hizo que mi rostro mutase a un tono bastante semejante al de un tomate maduro. Volví a carraspear, esforzándome por hacer contacto visual con el chico. —Lo siento de veras, Valkyon. Nunca creí que...de haberlo sabido, quizá...demonios, habías muerto. Te lloré. Nunca creí que pudieses resucitar. Creí que simplemente no volvería a verte.
Las palabras salían a borbotones de mi boca, pero nada de aquello era lo que de verdad quería decir. Mi mente y mi boca no parecían estar conectadas, y no hacía más que soltar disculpas defensivas aunque, ¿de qué me estaba defendiendo? Probablemente la persona que más duramente me estaba juzgando en aquella mesa era yo misma. Valkyon inspiró profundamente, pero acabó asintiendo.
—Lo entiendo.
No pude evitar esbozar una sonrisa amarga al pensar que siempre había sido así: calmado, comprensivo, reflexivo. En realidad no tenía miedo de que me juzgase, solo temía romperle el corazón y romper el mío de paso, otra vez. Pese a sus palabras, apretó los puños que descansaban sobre la mesa. Se me partía el alma de verlo.
Con cuidado, llevé mis manos temblorosas hasta las suyas, temiendo que me rechazase. Pero no lo hizo y simplemente volvió a clavar la mirada en mí.
—Solo quiero saber....¿De haberlo sabido, me hubieses esperado?
Me tensé, porque notaba que la mirada de Lance también estaba pendiente de lo que fuese a decir.
—S...seguramente. Yo...te quiero, de verdad.
—Pero entre Lance y yo, le elijes a él, ¿Verdad? —Mis dedos se crisparon sobre sus manos, pero fui incapaz de retirarlos. Era esa la pregunta a la que evitaba dar respuesta; verme confrontada a ella de forma tan directa se sintió como una bofetada. ¿Era necesario apuñalarme de aquella manera? Aquello no estaba siendo un paseo tampoco para mí...aunque suponía que no tenía derecho a quejarme. Aparté la mirada, avergonzada conmigo misma, incapaz de responder a aquello que el muchacho necesitaba saber. Ni yo misma lo sabía.
—Valkyon, no...—comenzó con tono conciliador Lance, pero para su sorpresa y la mía, su hermano lo miró con una cara de pocos amigos que pocas veces le había visto.
—Estoy hablando con ella, hermano.
—No es eso, es que no imaginé que...— empecé, decidida a recurrir de nuevo a mi única carta, repetir que no contaba con su revivir. Valkyon no me dejó terminar, aprovechó para tomar mis manos que reposaban sobre las suyas y pasó los pulgares con dulzura sobre ellas. Notaba a Lance crisparse por momentos y aquello no era algo muy habitual.
—Lo sé. Pero estoy aquí. Como te dije en el acantilado, lo estaré siempre. Cuando te besé me di cuenta de que...
—¿Te besó? —cortó Lance, que pese a mantener un tono calmado no había sonado especialmente tranquilo.
¿Leiftan...? LEIFTAN, SÁCAME DE AQUÍ.
—Eh...
—Lance, quizá deberías dejarnos a solas para...— Valkyon había recuperado de pronto el tono autoritario de jefe de guardia que hacía años que no escuchaba y que se parecía asombrosamente al de Lance.
—No, quiero escuchar lo que os tengáis que decir. Si a Cyn no lo importa.
Oráculo, por favor que me parta un rayo ya, acaba con esta locura. ¡LEIFTAAN!
—Quiero hablar con ella, hermano.
—Adelante. —Concedió Lance, con cierta sorna, en un tono que nunca había esperado que usase con su recién recuperado hermano. Lentamente escurrí las manos fuera del alcance de las de Valkyon, que solo tenía ojos para el otro dragón.
—A solas.
—No veo porqué.
—¿Tienes miedo de que te la quite? ¿Como hiciste tú? —No pude ver la reacción de Lance porque casi me atraganté con mi propia saliva ante aquel golpe bajo que jamás me esperé por parte de Valkyon.
Ha tenido que ser dura la estancia en el más allá, porque sino...
El silencio volvió a caer, pesado. De reojo, comprobé que la expresión de Lance era de amarga sorpresa. Valkyon le sostuvo la mirada durante unos segundos antes de apartarla, visiblemente arrepentido por su arrebato a juzgar por cómo apretaba los puños sobre la mesa.
Esto es culpa tuya. Haz algo.
—Bu-bueno... —carraspeé, ganándome de nuevo la atención de ambos. La mirada abatida de Valkyon, sentado frente a mí, no hizo más que destrozarme por dentro. Podía imaginarme perfectamente cómo debía sentirse: solo, perdido tras siete años en los que el mundo había cambiado sin él...y ahora por fin se había reencontrado con su hermano y única familia, pero ¿para qué? ¿Para discutir con él? ¿Para seguir sin cerrar las heridas que se habían abierto hace años? ¿Para abrir otras nuevas?
Era cierto que si la relación entre ellos se deterioraba sería solamente por mi culpa.
—Lo siento. —Lance abrió la boca pero alcé una mano para hacerle callar. Si me interrumpían ahora perdería el poco temple que había conseguido reunir.— Ha sido un error. Todo esto...sí, ha sido un error. No pienso ser la razón por la que, después de todo por lo que habéis pasado, os peleéis. Necesito tiempo para...ordenar mis ideas. Lo siento, de veras, Valkyon.
Y sin darles tiempo a responder, me fui del comedor.
Los días que siguieron a nuestra catastrófica conversación no fueron mucho mejores. Evité a ambos muchachos en la medida de lo posible, en un patético intento de poner en orden mis ideas y sentimientos. Lo único que conseguí de todo aquello fue una opresión mayor en el pecho y la sensación de que lo estaba haciendo todo más difícil para todos. Tardé bastante en llegar a la conclusión, en parte porque no quería admitirlo, de que solo quería evitar tomar una decisión. Una decisión que sospechaba tenía clara, pero no por ello dolía menos.
Lance parecía haber comprendido a la perfección que necesitaba mi espacio; no hablamos más de lo estrictamente necesario por nuestra relación de jefe y guardiana, y si bien aquella nueva tensión entre nosotros me resultaba violenta, el muchacho siempre tenía una tímida sonrisa de silencioso apoyo preparada. No estaba segura de si aquello facilitaba las cosas o si, por el contrario, solo las hacía más difíciles.
Valkyon también pareció respetar mi decisión, si bien la situación entre nosotros era bastante más incómoda. Cada vez que nos cruzábamos notaba su mirada sobre mí, esperando algún tipo de acercamiento que no estaba preparada para hacer. Nos limitábamos a observarnos en silencio durante unos segundos hasta que su expresión melancólica me superaba y tenía que apartar la vista; no habría cosa que me más me hubiese gustado que olvidar todas mis preocupaciones, todo lo que nos rodeaba y volver a lanzarme a sus brazos, intentar borrar de un plumazo aquel ceño fruncido del que me sentía responsable. Pero no podía.
Así que al igual que él, apretaba los puños y me iba por mi lado, diciéndome que en realidad no tenía derecho a lamentarme cuando era yo la que estaba alargando aquella situación. Pero simplemente, no sabía qué hacer.
Supongo que de los tres, Valkyon fue el que menos aguante tuvo ante una situación que, a todas luces, no debería haber llegado a esos niveles si yo hubiese sabido gestionar mis sentimientos. Una tarde, saliendo de mi habitación para reunirme con los demás para entrenar, el muchacho decidió poner fin al acuerdo de mutua ignorancia que nos había impuesto.
—Cyn, espera. —No pude evitar tensarme de manera más que visible al escuchar la voz del chico. Aunque no dejaba de repetirme como un mantra que el hecho de que estuviese allí era un milagro por el que debía dar gracias, el tener que poner espacio entre nosotros había sido una tortura, igual que lo era tener que enfrentarlo ahora, sin haber llegado a una conclusión. Pero a esas alturas hasta yo misma sabía que era poco probable que eso llegase a pasar.
—H-hola. — Murmuré, intentando aparentar normalidad, pero claramente aquello no era mi fuerte. El muchacho me observaba con expresión triste, pero pese a todo me sonrió.
—Sé que habías dicho que necesitabas tiempo, pero...necesito hablar contigo. —Lancé una rápida mirada por encima del hombro del chico, oteando el pasillo en busca de alguna forma de huir de aquella situación. —¿Te molesta...?
Cyn, no puedes huir siempre de él. Le querías. Es tu amigo. Haz el favor.
—N-no, no te preocupes. Dime.
—¿Te importa que sea en mi habitación? — La pregunta me pilló por sorpresa, haciendo que me tensase de nuevo y que el muchacho volviese a esbozar una sonrisa melancólica. — O donde tú prefieras. No creo que el pasillo sea el mejor lugar...
—No, claro que no. Eh...te sigo. —Repuse, intentando relajarme, pero la idea de tener que enfrentarme a lo que fuese a decirme sin posibilidad de escapatoria no me resultaba nada atractiva. Además, una parte de mí se sentía inmensamente culpable por el mero echo de cruzar aquella puerta aunque solo fuese para hablar. Pero no había nada malo en aquello, ¿no?
La nueva habitación de Valkyon no conservaba, como era de esperar, ninguno de los objetos que habían decorado la antigua. Al igual que la mía en su momento, no era más que una estancia impersonal a la que con el tiempo yo había ido dándole forma. Valkyon no llevaba el suficiente tiempo allí como para haber podido dejar su huella en ella, y la estancia, ordenada y luminosa, se me antojaba algo fría. Tomé asiento dubitativa en la silla que había frente al escritorio, a los pies de la cama. Valkyon dudó durante un segundo pero finalmente se sentó al borde de la cama, por lo que giré la silla para poder encararlo. Apretando las manos sobre las pantorrillas, inspiré entrecortadamente.
—Tú dirás.
—Sé que me has estado evitando.— No había reproche en su voz, ni tampoco era una pregunta, por lo que permanecí en silencio, luchando por mantener el contacto visual pese a que la vergüenza me pedía que evitase sus ojos, visiblemente apenados. —Siento haberte puesto en una posición complicada, no era mi intención.
Tragué saliva; la única que tendría que estar disculpándose era yo. Sin darme cuenta ya había apartado mi mirada de la suya.
—No, no tienes porqué, he sido yo que...—comencé, pero por el rabillo del ojo pude ver como sacudía la cabeza.
—No. Quería disculparme. No actué bien, la tomé con mi hermano y solo conseguí preocuparte y hacer que te sintieses incómoda. No era lo que quería, lamento no haber podido controlarlo.
Mis ojos buscaron de nuevo los suyos llevados por la curiosidad, pero descubrí que él tampoco estaba mirándome a mí. Apretaba los puños sobre el regazo, al igual que yo. Parecía completamente perdido y desubicado, y sólo entonces me di cuenta de lo egoísta que había sido: lo había dejado completamente solo con aquella carga sumada a la que ya suponía despertar en un mundo que había cambiado sin ti. Los ojos comenzaron a arderme pero no era el momento para llorar.
—Siento de veras no haber estado ahí para ti. —Solté, llamando su atención y consiguiendo que volviese a mirarme. —Tendría que...oh, Oráculo, tendría que haberte ayudado estos días. Yo lo pasé muy mal cuando desperté, pero al menos estaba Leiftan... yo... he sido muy egoísta. Lo siento de veras, Valkyon.
—No es culpa tuya, tranquila. — El chico se inclinó ligeramente hacia delante para posar una mano sobre una de mis rodillas con sumo cuidado, haciendo que mis ojos dejasen los suyos y librándome así de tener que seguir enfrentándome a la tristeza que había en ellos. —Admito que todo es...difícil de asumir, y que han pasado muchas cosas, pero...lo llevo bien. Aunque hubiese preferido poder verte y hablar contigo como antes.
—Lo sie... —el muchacho sonrió, y aunque hizo amago de deslizar su mano por mi pierna hasta encontrarse con la mía, se detuvo a medio camino, retirándola y volviendo a enderezarse.
—Estos días he intentado convencerme de que lo mejor es que os deje en paz, a Lance y a ti.
—Esp...¿qué? —Busqué ansiosa de nuevo su rostro para encontrarme con la misma sonrisa melancólica.
—Mis sentimientos por ti no deberían de interferir en vuestra relación. Si de verdad quieres estar con él, no hay nada que pueda hacer y me hará feliz solo saber que sois felices. —Noté esta vez el calor de sus dedos sobre una de mis manos, pero era incapaz de apartar la mirada de la suya. Algo dentro de mí quería gritar, quería evitar que siguiese hablando, decirle que no quería eso. Pero, ¿qué quería yo? El silencio se instaló de nuevo durante unos largos segundos, en los que el chico llevó su mirada ausente a nuestras manos, sus dedos acariciando tímidamente el dorso de mi mano. Suspiró. —O eso me gustaría decir. Te prometo que lo he intentado, estos días: dejar de pensar en ti, dejar de pensar en nuestra vida de... hace siete años...Dejar que las cosas sigan como están ahora, puesto que he sido yo el que ha llegado tarde.
Tragué saliva, notando de nuevo aquel molesto escozor en los ojos. Todas y cada una de las fibras de mi cuerpo me gritaban que lo tomase entre mis brazos y así evitase seguir presenciando los esfuerzos sobrehumanos del chico por no derrumbarse. Sus ojos seguían clavados en los dedos que acariciaban ausentes mis manos.
—N-no has llegado tarde, es que... es... —la voz me fue fallando mientras luchaba contra el nudo en mi garganta, y finalmente solo pude susurrar unas palabras que no estaba segura de si habían llegado a sus oídos— ....no creí que volvería a verte.
—Lo sé. No podía pedirte que me esperases.— Alzó la vista para toparse con expresión de total desasosiego, pero pese a todo esbozó una tímida sonrisa de ánimo. — No tenías ninguna garantía de que fuese a volver, ni yo mismo lo habría esperado. Y me alegro de que hayas podido encontrar la felicidad de nuevo.
Aquellas palabras sonaban tanto a despedida que de forma inconsciente mis dedos enlazaron los suyos, por miedo a que fuese a separarse de mí de nuevo. Una leve sorpresa hizo que el muchacho alzase las cejas ante mi movimiento, tras lo cual estrechó mis dedos entre los suyos.
—Pero aunque lo he intentado...aunque intente convencerme de que debo apartarme y dejar que sigas con tu vida, yo... no puedo. No si no me lo pides tú, Cyn.
Sus iris ámbar se clavaron en los míos con una intensidad que me robó el aliento. ¿Desaparecería aquella opresión en el pecho si le respondía? ¿Tenía claro acaso qué quería responder?
—Necesito que me digas que no quieres estar conmigo, que prefieres a Lance. Que ya no me quieres. Lo necesito para poder pasar página, aunque dudo que vaya a dejar de quererte. Así que, por favor...dime que ya no me quieres.
Algo se rompió dentro de mí al escuchar ese ruego desesperado, al notar la angustia en su voz y en sus dedos temblorosos mientras se aferraban a los míos. No sé en qué momento las lágrimas habían comenzado a correr por mis mejillas.
—Pe-pero es que....yo te quiero, Valkyon.
Era increíble lo que me había costado redescubrir algo que siempre había tenido claro. Lo difícil que había sido ponerlo en palabras de nuevo. El sentimiento de liberación duró apenas un instante, ya que el chico desenlazó nuestros dedos. La ansiedad se apoderó de mí durante un instante: ¿había hecho mal? Mis dudas se disiparon cuando, tomando mi rostro entre mis manos, apoyó la frente contra la mía, como había hecho en nuestro reencuentro.
—Bien. ¿Y quieres estar conmigo?
—Yo...s-sí. —El chico me rodeó con sus brazos, permitiendo hundir mi rostro lloroso en su hombro. Una nueva preocupación afloró de nuevo, impidiéndome disfrutar del momento. —Pero...Lance...
Valkyon se separó para dedicarme una sonrisa tranquilizadora mientras limpiaba con cuidado los surcos que mis lágrimas habían dejado por mi rostro.
—Lo sé. Es mi hermano y daría lo que fuese por verle feliz. Pero no a ti. Nunca a ti. Así que tómate el tiempo que quieras para tomar la decisión. Elijas lo que elijas, quiero que seas feliz.
Acariciando su rostro, me di cuenta entonces de que, a mi pesar, ya había elegido desde el momento en el que lo había visto sobre aquel acantilado.
El beso que compartimos sabía a lágrimas pero también a felicidad.
—¿Puedo pasar...?
Lance parecía estar concentrado en unos informes bajo la luz de la lámpara de su escritorio, en aquella habitación que ya conocía bien. En la que seguramente no volvería a entrar. Inspiré profundamente; era algo que debía hacer. El huir se había acabado.
—Claro, dame un minuto. — El muchacho no se había girado siquiera al escuchar mi voz, ni por su tono parecía especialmente sorprendido por mi presencia allí. Puede que ya lo supiese...no, no podía ser eso. Había tomado aquella decisión poco después de mi conversación con Valkyon, una vez me hube calmado. Esta vez tenía que hacer las cosas bien; no merecía la pena seguir alargando aquella situación. Eché un vistazo a la cama, sopesando si tomar asiento, pero sentía que aquel ya no era mi lugar; que no era más que una intrusa entre aquellas cuatro paredes que me habían dado cobijo durante los meses anteriores. Volví a notar la amarga sensación de culpabilidad, pero ya había tomado una decisión y estaba segura de que, pese a que doliese, era la correcta.
Lance pareció finalizar su trabajo, y tras ordenar los papeles que cubrían su mesa en un montoncito, posó la pluma en su lugar y se giró para encararme. Me dedicó una sonrisa benevolente que no estaba segura de merecer, y se incorporó.
—Siento...siento mucho el haberte evitado estos días. Necesitaba pensar y, creo que ya sé...por eso quería...quería decirte que...
—No te preocupes. Lo sé.— Fruncí el ceño ante su interrupción; no tenía muy claro a qué parte de mi discurso se estaba refiriendo. El dragón dio un paso más para acercarse a mí.
—S-si me dejas, te prometo que puedo explicarte lo que... —suspiró levemente, posando una mano sobre mi hombro.
—Ya lo sé, Cyn. Lo supe desde el momento en que vi cómo lo mirabas; de la misma manera que hace siete años. —Tragué saliva, apartando la mirada avergonzada por no haber tenido siquiera el valor necesario para decírselo. Una vez más se había encargado él de hacer el trabajo duro. Noté sin embargo un leve apretón en el hombro, llamándome a mirarle a la cara de nuevo. —No pasa nada, es normal. Ni para ti ni para él han pasado siete años. Aunque dudo mucho que de haber sido el caso, lo vuestro se hubiese desvanecido.
—Yo lo...lo siento, de verdad. Sé que no es un consuelo, pero...el tiempo que hemos pasado juntos...ha sido lo mejor que me ha pasado desde que desperté. De verdad. — Clavé mi mirada sobre la suya en un intento de transmitirle que de verdad sentía aquellas palabras. Eran ciertas.— Me gustaría...me gustaría poder decirte todo lo que has significado y significas para mí, pero...
Pero la voz se me quebraba.
Lance sonrió con ternura mientras la mano que apretaba mi hombro revoloteó hasta el contorno de mi rostro.
—Lo sé, Cyn. Nos lo hemos pasado muy bien, ¿Verdad?
Pese a su tono tranquilo, aquella frase me rompió por dentro. Aunque mi decisión fuese clara, no por eso dolía menos tomarla. Seguía queriendo al muchacho ante mí, aunque no fuese de la misma forma. No tenía derecho a llorar, pero de nuevo mi cuerpo no atendía a la lógica de mi mente; me di cuenta de que todos mis intentos por aguantar las lágrimas habían sido en vano cuando los dedos del muchacho limpiaron una diminuta gota salada de mi barbilla.
—S-solo quiero que sepas que eres muy importante para mí y... y no por esto voy a dejar de quererte.
El dragón sonrió mientras con aire ausente comenzó a apartar alguno de los mechones de pelo que enmarcaban mi rostro para que evitar que se quedasen pegados a los surcos de mis lágrimas.
—Lo sé. Te quiero, Cyn. Pero sé que esto es lo mejor. Ya me interpuse entre vosotros una vez; me niego a repetir el mismo error.
—N-no puedes pa-pasarse toda la vida co-como un mártir... —musité, aunque mi discurso hubiese quedado bastante más digno sin mis sollozos entrecortados. Sonrió no sin cierta diversión.
—Tampoco puedo pasármela como un villano. —Pasó los dedos por mis cabellos y tras inclinarse levemente, posó un delicado beso sobre mi cabeza. —Déjame hacer algo bueno por una vez. Siempre te estaré agradecido por el tiempo que hemos pasado juntos.
—Está bien...lo siento.— mascullé, derrotada, pero notando por fin cómo el peso de la culpa se iba desvaneciendo.
El dragón se separó de mí, poniendo entre nosotros una distancia que seguramente sería la que nos esperaba de ahora en adelante. Nos observamos durante unos segundos, sopesando todo lo que habíamos pasado juntos. No, no me arrepentía de nada de ello. No me arrepentía de haberme dado a mí misma la oportunidad de descubrir la persona que había tras la fachada del dragón. No me arrepentía de haber pasado tiempo con él, ni de quererle. Ni tampoco lo haría de admitir que, pese a todo, mi corazón siempre iba a estar con Valkyon, y ahora la vida me había dado una nueva oportunidad parar estar junto a él. Entre las lágrimas, le dediqué la sonrisa más sincera que pude componer antes de dejarle tranquilo de nuevo.
Antes de ir corriendo a abrazar a Valkyon otra vez.
Y esta vez, para no volver a soltarlo.
FIN
Desde aquí quiero pedir oficialmente disculpas por el nivel de CULEBRÓN que me he marcado, es que me encanta el drama, el sufrimiento, LA GENTE LLORANDO algo se habrá notado, ok no.
Siento si me he venido muy arriba, nunca sé controlar muy bien cuánto drama es necesario sjsjs en fin, espero que os haya gustado o que al menos os haya tenido un ratito entretenidos. Esto es lo que pasa cuando me dejáis escribir por libre, razón por la cual ya veis que es muy mala idea (??)
En fin, si os ha gustado y demás pues venid a contarme cositas~~ y si no, pues oye, ¡también! Contadme vuestras impresiones, qué os gustaría leer, etc, porque si os molan los AU de la historia original y ajenos a mi fic, puedo escribir alguna tontería más.
Sea como sea, aquí os dejo por el momento~~
See you!
LO AME! Tengo que admitir que este reencuentro era una de mis mayores esperanzas el año pasado (al menos en los primeros capítulos) sobre todo porque mi cuenta era ruta valk. Así que al igual que en el ultimo capitulo del fic de Cyn, cumpliste otra de mis fantasías u objetivos en este AU y (como amante del drama que soy) de una manera impecable! Sin mencionar que las cavilaciones de Cyn son todo lo que esta bien en este mundo XD. Como siempre quedare a la espera de el próximo cap y ahora también del próximo AU si decides seguir subiendo algunos! Nos leemos :3
ResponderEliminarMe alegro de seguir cumpliendo tus sueños entonces <333 Muchas gracias por venir a leer y comentar incansablemente, te adoro!
EliminarNos leemos <33
Pensaba que quedarían los tres juntos LOL, en todo caso estoy llorando fuertemente así que esto se lleva el puesto a mejor One-Shot de Valkyon, espero con ansias el siguiente UWU :3
ResponderEliminar(En el de San Valentín se quedan los tres juntos, por si te has quedado con ganas (?) ) De todas formas mi objetivo era haceros llorar así que estoy satisfecha (? Gracias por leer y comentar <333
EliminarQuiero más fics! Quiero más fics! Por cierto has cambiado lo colores del blog?
ResponderEliminarDIOSSSSS!!!!!!!! CASI LLORO, espero no ser la unica team Lance, de verdad me dolio horrible que se quedase con Valkyon uff, soy ruta nev(o lo era), me abriste ls ojos soy team Lance necesito una historia en la que se quede con el y no lo deje 0>0 me encanto aunque sufri mucho me lo metiste increiblemente en la mente no e dejado de pensar en esto, TE FELICITO QUE BIEN ACTUAS DE ESO NO ME CABE DUDA CON TU PAPEL CONTINUA TE QUEDA BIEN ESE SHOW TE FELICITO QUE BIEN ACTUAS
ResponderEliminarporfavor escribe un fic de Lance y terminen juntos y este Valkyon gracias ame el fic aunque llore
ResponderEliminarcreo que me puse asi por que estoy en una situacion similar, contra la espada y la pared el amor es tan dificil y sobre todo si eres timida y no sabes confesarte pero, este no es lugar para pedir consejos pero voy a hacerlo, si alguien es experto en esto del amor porfavor denme algun consejo
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