domingo, 29 de agosto de 2021

Anime. Obey me! episodio 2 y 3

 

Hi! De nuevo y con cierto retraso como suele caracterizarse este blog  vengo con la review de los episodios del anime de Obey Me! Como son cortitos, os traigo un combo episodio 2 y 3~


Por si todavía queda alguien que no sabe de qué estoy hablando: Hace ya un añito y algo, salió a la luz el juego Otome para móviles en inglés Obey Me!, cuya reseña  y primeras impresiones podéis encontrar en este saleroso link : Review Obey Me! 
 Este verano comenzó a emitirse por Youtube un anime de episodios cortitos sobre el juego, cuyo primer capítulo tenéis aquí reseñado~

Si queréis ver el anime, lo tenéis en Youtube con subtítulos en inglés.Así que sin más dilación, procedo a comentar los episodios que nos quedan:


Obey me! Episodio 2

Este inocente capitulito comienza con Levi haciendo cosplay de Ruri-chan, que si habéis jugado el juego sabréis de quién os estoy hablando, y sino os lo resumo en que es una Magical Girl que Levi adora.


Aparece entonces Beel para interrumpir su performance y a Levi está a punto de darle un espasmo con el que me identifico, ¿quién no ha estado haciendo el canelo en su habitación maquillado y/o vestido y ha venido alguien en medio de la performance?
Tras el pánico nuestro Levi le dice que espere un par de segundos, cosa que Beel se toma al pie de la letra y 2 segundos después vuelve a intentar entrar. Aparece también Belphie porque él y Beel van siempre en combo como los yogures  y se camelan a Levi con la excusa de que quieren echar una partidita al LoL a un juego . Hay una cosa que no deja de chirriarme y es lo absolutamente adorable e inocente que parece Belphie en el anime cuando en el juego ha atentado contra nuestra vida y la de alguno de sus hermanos en retiradas ocasiones, I mean:


En fin, Beel le roba un juego a Levi, poniéndolo nervioso a él, y seguramente, a toda la comunidad Gamer, al ir a pelo contra el Final Boss y guardar a mitad del combate cuando va clarísimamente perdiendo. Al pobre Levi no le queda otra que recurrir al coraje y poderes de su cosplay de Ruri-chan y ponerse a salvar su juego con su vestidito rosa.
Y se acaba el episodio ahí.

Pasamos pues al último episodio gratis

Obey me! Episodio 3

Este es diferente a los dos anteriores porque se trata de un episodio inmersivo: los muchachos nos hablan a nosotros, el espectador cuyo nivel de vergüenza, si sois yo, estará ahora mismo aumentando mientras recuerda el terrible parecido de este capítulo con Makura No Danshi.
Si habéis jugado al evento de pascua del bar de conejitos pues os sonarán los outfits y demás, y sino, pues ya tenéis una razón más para descargar el juego.
Lucifer aparece y nos explica cómo va el asunto: si hay algún host  conejito que nos guste, le damos una zanahoria. Simple, y sobre todo, sano. Comed verduras, niños.
Rápidamente aparece en pantalla Mammon, al que quiero con toda mi alma, pero a veces me resulta insoportablemente absorbente.  Le damos una zanahoria porque mientras mastica, al menos no habla. Os juro que le quiero.


Si por un momento habíais pensado que esto de los conejitos y las zanahorias era un juego inocente, ahora mismo entra en cámara Beel para decirnos casualmente cosas traumáticas que son ciertas, pero sinceramente espero que Mammon no se muera si no le doy una zanahoria al día.

Tras traumatizarnos y encima dejarnos caer que él se siente un poco así, nos cambia totalmente de tema y nos invita a un extraño y sospechoso brebaje que ha preparado, pero como el barista es él, habrá que fiarse. ESO SÍ, estoy MUY ofendida porque Beel es el único al que no le damos una zanahoria ¿¿¿ME PODÉIS EXPLICAR ESTE BULLYING?? En el juego siempre he tenido la sensación de que es el que menos momentos "románticos" tiene y en general nos friendzonea o lo friendzoneamos o no suele expresar de forma explícita sus sentimientos como sus hermanos, pero que no le demos una zanahoria me parece ya el colmo.
Dramas personales aparte, aparece Asmo en escena para que le hagamos una foto para Insta. Nos da la foto como regalo así que le damos una zanahoria a cambio. 

Nunca nadie se emocionó tanto por una verdura.

No podemos centrarnos mucho en Asmo porque nos topamos con que Levi, Satan y Belphie están enredados en una partida de Twister sin mucho sentido, pero con un sentimiento de competitividad bastante alto. Increíble que estén jugando al Twister con tacones, tienen todos mis respectos desde aquí. Les damos una zanahoria a cada uno como recompensa por su duro esfuerzo intentando no romperse por la mitad, y a lo lejos Lucifer observa el percal. Le damos una zanahoria por guapo, nada más. 
Llega el momento en el que nos queda UNA zanahoria, que sería la zanahoria de Beel, pero Lucifer tiene falta de vitaminas por lo que se ve. No le da tiempo a robárnosla cuando aparece Mammon cockbloquer profesional. Como el muchachito es un poco tsundere, no quiere admitir que ha venido a pelearse por la pobre zanahoria, y aunque Beel intenta reclamar sus derechos sobre ella, nadie le hace caso.



Tras echarlo a suertes la zanahoria sale volando misteriosamente y la atrapa Mammon. Pasamos al día siguiente cuando vuelven a ser demonios normales y corrientes, y no host conejiles. Mammon intenta saltarse las clases cosa que no le recomiendo porque es adictivo y peligroso pero Lucifer se lo camela con la excusita de devolverle la tarjeta de crédito.
Y se acaba el episodio, y por extensión, el anime gratis en Youtube.

Pues bueno, el anime ha estado simpático y tiene su encanto; sigue escamándome la duración, pero como he dicho ya en la entrada anterior, entiendo que están empezando y que todavía no cuentan con medios para algo más grande, sobre todo teniendo en cuenta que se están centrando en el juego principalmente. También, en relación con los dos comentarios de la entrada anterior (os he leído!) , es cierto que lo que hace un poco especial al juego es que MC no tenga apariencia ni género, pero yo voto totalmente por la apariencia Ovejil para un anime futuro (???) 

En fin, como siempre, contadme,  ¿qué os ha parecido en general el anime?
Sea como sea, creo  que esta será la última entrada que haga sobre el anime, ya que a partir del episodio 4 solo podrá verse siendo miembro VIP de la app (osease, pagando) o en plataformas de streaming que solo están disponibles en EEUU, Canadá, Japón y un par de países afortunados que por desgracia no pertenecen al mundo hispohablante. Aunque seguramente se acabarán filtrando, de momento creo que hasta aquí llega mi intento de reseñar este anime.

De momento esto es todo~

See you~~ 

domingo, 15 de agosto de 2021

Randomdarya. Fic~

 

Hi again! Llevaba ya mucho sin venir a alteraros la semana y los esquemas con alguna trepidante aventura sin sentido, pero tranquilos que todo tiene solución.

Tras consultaros por Twitter, el pueblo ha hablado y la temática de este fic será el Eldarya New Era; pero no temáis queridos fans nostálgicos, habrá más oportunidades y más fics y más encuestas, así que en un futuro habrá fics de Origins aunque el juego haya acabado.

En fin, esta vez os traigo una Historia Seria Propia. Osea, todo lo serio que puede ser algo escrito por mí. Lo que quiero decir es que la temática de este fic no es "Cyn-intenta-atentar-contra-la-paz-del-QG-y-la-vida-de-sus-habitantes-parte-9384" porque me he dado cuenta de que todos mis fics se basan un poco en esa dinámica que queréis, llevo el caos y las ganas de sembrarlo dentro. Tampoco quería ficcionar los episodios 4/5/6  en parte porque no salió en la encuesta, así que no os iba a colar algo así porque tampoco creo que sea interesante ficcionar tooooodos los episodios. Así que esta vez he intentado escribiros algo "propio", es decir, una especie de episodio/historia que se puede encajar en la línea de la historia principal sin haber pasado en el juego, y sin ser mi típico fic comedia.

Osea, lo que viene a ser un FIC de toda la vida. 

El caso es que espero que os guste, o que no, pero sí que me gustaría vuestra opinión (buena o mala, sobre todo la mala) sobre el fic y la temática totalmente alejada de la línea argumental del juego, porque puede que el resto de fics sigan un poco esta dinámica (o que simplemente escriba más episodios de invención propia). Pese a todo, no creáis que os libráis de mis trepidantes historias de Cyn liándola por el QG, que sé que son algo simples y siempre siguen el mismo patrón, pero me lo paso muy bien escribiéndolas. En fin, no me enrollo más, disfrutad de los escritos:


RANDOMDARYA.


Por primera vez en mucho tiempo  - al menos siete años - no llegaba tarde a una convocación. Con un orgullo y una sensación de responsabilidad quizá exageradas, crucé la puerta que llevaba a la sala del Consejo, esperando encontrarla vacía o al menos, sin todos sus miembros. 
-Oh Cyn, no te esperábamos tan...
-¿Pronto? -propuse, con cierto orgullo mientras tomaba asiento en el que era mi lugar asignado. - Lo sé, hoy he decidido sorprenderos con una nueva faceta mía y...
-El único día que no se te necesitaba aquí temprano. -La voz de Nevra me sacó totalmente de mi nubecita de felicidad, pero no le di la satisfacción de caer en su jueguecito. Balanceando la silla ligeramente hacia atrás, le dediqué una sonrisa.
-Siempre es un placer venir temprano para poder disfrutar durante más tiempo de tus dulces insultos, Nev.
El vampiro se contentó con devolverme una sonrisa fría y carente de todo sentimiento, a la que respondí con otra en la misma línea. Nuestra relación seguía siendo conflictiva, pero parecía que ambos habíamos llegado a la misma conclusión: no merecía la pena perder el tiempo replicándole al otro. Ahora solo intercambiábamos algunos sarcasmos, en mi defensa decir que todos fruto de alguna provocación inicial suya. Siempre tenía algún comentario que nadie le había pedido, pero yo ya había empezado a trabajar en mi autocontrol y nuestros intercambios se reducían a una o dos puyas. 
-Bueno, ahora que Cyn está aquí podremos acabar de discutir esto entre todos. - Sentenció Huang Hua, la cual, hasta ahora no me había fijado, no estaba en su habitual silla presidiendo la mesa, sino junto a Nevra y Lance de pie ante el asiento del vampiro, cuyo dueño ocupó tras escuchar la frase de la fenghuang. Huang Hua se dirigió al suyo y Lance hizo lo propio, y solo entonces me di cuenta de que no había nadie más allí. Sí que había llegado pronto, ¿no?
-Cyn, verás...
-Espera, ¿no esperamos a los demás? - Cuestioné, empezando a preocuparme por la situación en la que me ponía el confrontar a solas a Lance y Nevra. ¿Se habrían aliado contra mí? ¿Era este el día en el que volvería a pisar la fría jaula de la prisión por intentar matar al primero y ... gritarle al segundo? 
-No hace falta, no es algo que incumba a todo el consejo. - Comenzó Huang Hua con un tono conciliador que seguramente buscaba tranquilizarme, pero que obtuvo el resultado opuesto. -Cyn, te he convocado para hablarte de tu próxima misión.
-Ah, de acuerdo... - asentí, todavía desconfiada de hacia dónde nos llevaría aquello. Con suerte sería alguna misión de tres al cuarto, si requería solo la presencia de mi...jefe de guardia. Un escalofrío recorrió mi espalda al pensar en el dragón como tal, pero visto que el homicidio estaba fuera de mi alcance, tendría que vivir con la idea de que ese puesto ahora era de Lance. El porqué Nevra estaba allí, sin embargo, escapaba a mi comprensión. Para hablar mal de mí, seguramente. 
 -Lance me ha comentado que tus progresos son aún...insuficientes, si bien...
Ah, mira, no es solo Nevra el que viene a hablar mal de mí.
-Qué detalle por su parte. - Murmuré de forma casi automática, sin dignarme a posar la mirada sobre el muchacho. Huang Hua suspiró levemente, pero intentó seguir como si tal cosa.
-Si bien creo que para esta misión no es necesario que te entrenes demasiado, y considero que puede realizarse en tu estado actual. Es más, creo que es algo que convendría no retrasar mucho tiempo para evitar futuros...malentendidos.
-Está bien...-comencé, sin tener ni idea de qué se me estaba pidiendo que hiciese. -¿Y en qué consiste esa misión en la que está permitido que sea inútil?
Nevra puso los ojos en blanco; me anoté un punto mentalmente. En las recientes reuniones a las que había podido asistir, había empezado a contar las veces que el vampiro hacía eso cuando yo hablaba. De momento mi récord estaba en 12, pero seguro que era cuestión de tiempo superarlo.
-La noticia de tu despertar ha llegado ya a todos los confines de Eldarya, pero son muchos los que aún se muestran escépticos sobre el asunto. Especialmente los kelpies.
Alcé una ceja silenciosamente, preguntándome en qué me incumbía a mí que unos féericos se creyesen o no mi existencia, pero aquel gesto fue suficiente para que Nevra volviese a poner los ojos en blanco.
-Los kelpies son... 
-Ya sé lo que son, gracias. - Corté, aunque lo cierto era que tenía mis dudas. Huang Hua carraspeó, mirando a Nevra de reojo.
-Como iba diciendo, el pueblo de los kelpies y en especial su gobernante se han mostrado escépticos ante la noticia. Las relaciones con el territorio de Talamh Fliuch siempre han sido algo... delicadas, pero cordiales. Aunque tengo que admitir que en los últimos años hemos descuidado un poco la parte diplomática.
-¿Qué significa eso? - comencé, preocupada. ¿Iban a regalarme para restablecer la diplomacia a una banda de... kelpies, habían dicho? 
¿Qué eran, los kelpies? ¿Caballos de agua o algo así?
-Significa que hace años que no mandamos ninguna misión a esa zona, lo cual se ha visto como una cierta descortesía, de la cual me responsabilizo totalmente. Como he dicho, las relaciones con su territorio han sido algo tensas en el pasado, y creí que la mejor opción era mantener una distancia prudencial con el pueblo kelpie y no molestarles con nimiedades, y más después de que vuestro sacrificio trajese la estabilidad a Eldarya. Siempre ha sido un lugar...delicado, extremadamente vulnerable a cualquier cambio y en general la presencia de otras criaturas suele alterar la naturaleza de la zona. Antes de vuestro sacrificio muchos de sus pantanos y humedales se habían secado, diezmando a su pueblo, y aunque Miiko y Leiftan hicieron un excelente trabajo en el pasado, cuando el cristal entró en su fase crítica... - Huang Hua parecía algo incómoda al mencionar aquello en presencia de Lance, cuyo ataque era claramente a lo que el eufemismo "fase crítica" hacía referencia - ...no se pudo dedicar los medios y esfuerzos que se habría querido. Las prioridades por aquel entonces eran la reconstrucción del territorio fenghuang, y más tarde Balenvia y Memoria. Tras vuestro despertar la noticia ha llegado hasta allí y el actual gobernante nos ha pedido poder conocer a los salvadores de Eldarya. Es una petición lícita y bastante humilde, y no estamos en posición de negarles algo tan vano cuando hemos descuidado su territorio durante tanto tiempo, así que...
-¿Me voy a ir de...tour? ¿A ver a mis fans? - Interrumpí, boquiabierta ante todo el despliegue verbal que la fenghuang había empleado para llegar a esa conclusión. -  ¿Esa es mi misión, visitar a mis fans? ¿Voy a tener que firmar autógrafos?
-No te dejes engañar por su aparente simplicidad, se trata de una delicada misión diplomática. De camino allí harás un par de paradas más en otros territorios, queremos que no quede duda alguna de tu despertar y que todos puedan ver a la salvadora de Eldarya. - Añadió Huang Hua con una sonrisa tranquilizadora.
-Si quieren verme que vengan aquí, ¿no? Como llevan haciéndolo estos siete años. -Comenté, encogiéndome de hombros. - Tendríais que haber cobrado entrada.
-Cyn, queremos demostrar que pese a ser un miembro de la Guardia,  tu figura y tus poderes representan la unidad de toda Eldarya y por tanto están a disposición de todos.
-Aaaaaaaaah.....Queréis...demostrar que esto no es una tiranía, ¿es eso? -Huang Hua pareció incomodarse ante aquella palabra. - Decirles a los demás que "Hey, tenemos a los dos últimos y poderosos aengels en nuestra mano, pero en realidad son de todos y podéis verlos cuando queráis"? 
Huang Hua se revolvió, incómoda; Lance por su parte, centró por primera vez la vista en mí y me observó con curiosidad. Aparté la vista, ligeramente molesta. 
-Los motivos de esta misión son meramente diplomáticos. Queremos que vuestro despertar quede patente y que seais una figura de protección para Eldarya...como lo habéis sido mientras estabais en el cristal.
-De acuerdo... -finjamos que me lo creo. - ¿Entonces, Leiftan también formará parte de esta trepidante gira? 
-No. - Contestó rápidamente, quién sino, Nevra.
-Leiftan ha decidido apartarse de la Guardia, y como ya sabes no está cómodo con su situación actual de aengel. Aunque si bien en este caso se había ofrecido a acompañarte...
-¿Ah sí? - Repuse, genuinamente sorprendida. 
-Pero no se le ha permitido. -Añadió Nevra, cuya satisfacción era más que patente. Lo observé claramente confusa, cosa que no hizo sino aumentar su deleite. - Esto no es un juego en el que participas cuando te aburres. Si no quiere formar parte de la Guardia, no podemos dejar que como civil intervenga en las misiones cuando se le antoje.
-Qué maduro Nevra, castigando a los niños que se portan mal. - Comenté, agriando ligeramente la victoria del muchacho. Nuevamente se contentó con mirarme impasible, sin añadir nada más.
-Visto que el acompañarte en las misiones no ha servido para que actúe de forma alguna, he pensado en intentar el método opuesto. - Me explicó la fenghuang, no sin cierta vergüenza en la voz. - Hemos decidido no dejarle participar en ellas hasta que no se decida a hacerlo de forma activa. 
-Ajá...-musité, viendo cierta lógica en el razonamiento. Leiftan siempre me acompañaba con la excusa de velar por mi seguridad, pero a la hora de la verdad no movía un dedo. Entendía sus reparos y sobre todo, agradecía una presencia amiga en aquellas misiones, pero una parte de mí tenía que admitir que, pese a lo cruel de la medida, esperaba que funcionase.
-Si podemos volver a la misión... -apuntó Lance, hablando por primera vez. Huang Hua asintió, instándole a continuar, pero mi negativa a establecer contacto visual con el dragón hizo que la fenghuang se viese obligada a tomar la palabra de nuevo. 
-Partiréis mañana por la mañana. Es un viaje de casi dos días de ida y dos de vuelta, pero como ya he mencionado, haréis un par de paradas en otros territorios para descansar y que así la gente pueda conocer a la última aengel. El lugar de reunión acordado con Erskine, el líder de los kelpies, ha sido uno de sus asentamientos más próximos a la frontera de su territorio, como muestra de buena voluntad.
-Ya... -masculló Nevra, y entonces me di cuenta de que no parecía especialmente contento con la misión. 
-¿Y...ya está? Me daréis un mapa, al menos. Y algún papel que certifique que soy la salvadora, porque no tengo ni idea de cómo hacer para que me vuelvan a crecer las alas. 
-Tranquila, irás acompañada. 
-¿Por qui...? Oh, no. -Murmuré, al darme cuenta de que quizá Lance no estuviese allí solo para poner en tela de juicio mis progresos en los entrenamientos.
-Lance irá en tanto que tu escolta, ya que no deja de ser un viaje largo y presenta sus...riesgos.
El tono empleado por la fenghuang para la palabra "riesgos" distaba de ser tranquilizador, pero mi atención se centraba única y exclusivamente en mirar con horror a la chica.
-No qui...
-También os acompañará Nevra como representante de la Guardia.
-¿QUÉ? Oh, vamos, ¿ahora me dirás que vendrá Mathieu también? -grité, exasperada. Aquello superaba con creces mis capacidades: pasar 4 días a solas con el asesino de Valkyon, y con aquel condenado vampiro. Huang Hua ignoró el carácter retórico de mi pregunta.
-No, iréis solo vosotros tres. Es nuestra forma de demostrar la buena voluntad de esta misión y la confianza depositada en nuestros anfitriones. No puedes presentarte allí rodeada de un ejército, Cyn.
-¿Qué? ¿N-no me puedo llevar una doncella, al menos? ¿Koori? ¿Karenn? Por dios, ¡me vale Adalric! -musité desesperada, levantándome de un brinco y plantando las manos sobre la mesa. - Huang Hua por favor, ¿no puede venir Chrome en su lugar? ¿Jamon?
La chica observó con cierta lástima la desesperación en mis ojos, pero sacudió la cabeza delicadamente. "Esto es por tu bien", parecía querer decirme.
-Está decidido Cyn. - Por toda respuesta solté un bufido de exasperación y me dejé caer sin mucha elegancia de nuevo en mi silla. La fenghuang consideró oportuno continuar su discurso donde lo había dejado. -Aunque si bien que vayáis solo vosotros es arriesgado, y Nevra ya me ha comunicado sus reparos al respecto...
-No debería ir. - Cortó Nevra, haciendo clara alusión a mi persona. Lo observé con escepticismo. Por una vez estamos de acuerdo en algo.
-Claro, gran idea. Podéis presentaros allí anunciados con trompetas, "¡Hey, somos el séquito de la Salvadora de Eldarya! Pero hemos decidido dejárnosla en casa, lo siento". 
Por el rabillo del ojo lo que parecía una fugaz sonrisa asomó en los labios de Lance. No obstante no sabría decir si había ocurrido de verdad o había sido solamente una ilusión óptica, pues al volver a mirar no quedaba rastro de expresión alguna en su rostro. Nevra por su parte suspiró.
-No deberíamos ir ninguno. Esta misión no tiene sentido, es una petición realmente sospechosa y...
-Ya lo hemos discutido. - Cortó la fenghuang, visiblemente harta de todas nuestras intervenciones. - Cyn, esto es todo. Puedes irte; Purriry te ha preparado ropas para la ocasión, deberías ir a recogerlas. 
-Umpf, ¿no debería seguir presente mientras comentáis los supuestos peligros de mi gira?
Huang Hua suspiró, lanzándole una mirada molesta a Nevra.
-No hay ningún peligro del que debas preocuparte. Irás muy bien acompañada además, pero dudo que os encontréis con ningún tipo de contratiempo. Puedes irte. - La observé escéptica unos segundos más antes de levantarme y dirigirme a la salida. - Y Cyn, por favor, sé que no hace falta que te lo diga, pero...de tu comportamiento dependerá la imagen de la guardia así como la tuya propia, por lo que...
-Sí, sí, que no la líe. - Y agitando la mano tras de mí, abandoné la sala.


-Llegas tarde. 
-Buenos días a ti también Nevra. -Saludé al llegar a las puertas del cuartel. A penas había salido el sol y ya había tenido que pelearme con aquellas sinuosas ropas que Purriry me había regalado. Entre las largas y sedosas faldas y el corpiño coraza, parecía poco menos que una Valkyria. Una pena que me tropezase cada dos por tres con los bajos del vestido.
-Venga, ya vamos con retraso.
Tendrá miedo de pillar el atasco de las ocho....
-Si tanta prisa tienes, haber partido sin mí. Ah, espera, no podéis. 
Nevra volvió a perforarme con la mirada, pero no añadió nada. Por mi parte observé de reojo a Lance, que se mantenía a una prudencial distancia de mí y, por el momento, evitaba hablarme siempre que fuese posible. Aunque no había vuelto a atentar contra su vida, e intentaba lentamente hacerme a la idea de que el muchacho había cambiado - y de que a Valkyon no le gustaría que lo odiase eternamente - , todavía me costaba relacionarme con él. Por suerte para mí, y aunque odiaba admitirlo, mi nuevo jefe de guardia parecía entender la situación y evitaba encontrarse en mi campo de visión o tratar directamente conmigo. La perspectiva sin embargo de pasarme cuatro días discutiendo solamente con Nevra me resultaba insoportable, y temía que con el tiempo acabase hablando con el muchacho simplemente por el hecho de que Yo No Sabía Estar Callada. Pese a que no quisiese matarlo, el tener que ser amiga no entraba entre mis planes. 
Alejé aquellas ideas de mi cabeza, y eché un rápido vistazo a la comitiva.
-¿Y bien? ¿Dónde está mi palanquín?
-Iremos en unas monturas, será más rápido. Venga, andando. 
Los chicos compartieron un gesto con la cabeza y se dirigieron al gran portón, donde pude ver amarrados tres Shauko'bow, familiares que ya habíamos usado en más ocasiones como transporte y que en algunos casos tenían la manía de intentar tirarme al suelo. Intenté montar sin hacer un espectáculo de ello, y cuando me quise dar cuenta Nevra ya iba unos metros por delante. Lance por su parte esperaba a unos metros de mí.
-Síguele, yo iré detrás. - Comentó escuetamente, por lo que obedecí sin mediar palabra. 


-¿Falta mucho?
-Si vuelvo a oírte preguntar eso, juro que te llevaré amordazada el resto del camino.
Tras a lo que mi parecer habían sido ya 5 horas a través de un monótono bosque, el tono de Nevra había pasado de la molestia a la ira, y de ahí a la desesperación absoluta por mis múltiples intentos por entretenerme. El chico no quería darme conversación, y visto que ese viaje amenazaba con ser una auténtica condena para mí, estaba decidida a que lo fuese para todos. 
-Me aburro Nev, y ya no siento las piernas de ir sentada en este bicho.
-¿Sabes? - comenzó el vampiro, cuya paciencia estaba a punto de disiparse por completo. - Somos tres en este viaje, ¿por qué me molestas sólo a mí?
-Porque ÉL ha intentado asesinarme, y sigo un poco molesta.
-Creo que en lo que a intentos de asesinato se refiere, estamos ya en paz. -Me crispé sobresaltada, no esperando por nada del mundo que el dragón decidiese tomar parte en la conversación. 
-¿Así que la recompensa por intentar matarte es tu silencio? Creo que merece la pena.-Comentó con sorna Nevra.
-Oh, con que amenazando a la Salvadora de Eldarya. Muy elegante. En nuestra primera parada diré que me habéis secuestrado.
-Cyn, te lo adviert... -comenzó el vampiro, girándose en su montura para encararme.
-Ya es suficiente. - la voz de Lance estaba cargada de un autoritarismo tan inusual que hasta Nevra se quedó confuso durante unos segundos y yo me giré involuntariamente hacia él. El chico a su vez fijó la mirada en mí. - Cyn, pese a que seas la salvadora de Eldarya y aunque te pese, soy tu superior, así que estás bajo mis órdenes. Por favor, no hagas esto más difícil.
-¿O qué? - contesté secamente, esperando una amenaza.
-O nada. Te estoy pidiendo solamente que te comportes como un miembro responsable de la guardia a la que perteneces. 
Resoplé, algo molesta por haber sido reprendida por Lance, y por haber sido la única en recibir la reprimenda, pero decidí dejarlo pasar. Por suerte para Lance y para mi personal desgracia, le tenía aún mucho respeto al puesto que había pertenecido a su hermano, y a mi guardia en particular.


El resto del día trascurrió en la más absoluta y aburrida monotonía. Hicimos un alto en el camino para comer, cosa que mis piernas agradecieron aunque mi primer contacto con el suelo estuvo marcado por la sensación de ser de gelatina. Una vez recuperé la movilidad, procedí a dar un par de paseos en torno a nuestro campamento bajo la mirada desesperada de Nevra, que hubiese preferido que me quedase quietecita y bajo su control. A parte de eso, y para mi profundo desencanto, no me quedó otra que empezar a relacionarme con mi otro acompañante: pedir agua y comida lamentablemente requerían el uso de la comunicación verbal. Además Nevra se había propuesto firmemente ignorarme, así que todas las preguntas sobre cuánto faltaba o cuál era nuestro plan de ruta acababan siendo respondidas por el peliblanco. A media tarde el bosque dio paso a unas amplias llanuras, que me recordaron vagamente al camino a Balenvia. No obstante no fue Balenvia lo que se divisó en el horizonte unas horas más tarde, sino otra población féerica compuesta por brownies. Pese a que intenté no pensarlo, la imagen de Ykhar no tardó en asaltar mi mente, trayendo de nuevo todos esos recuerdos que me esforzaba por reprimir. Se nos dejó entrar sin mayor problema y rápidamente se fue formando a nuestro alrededor una círculo de curiosos del que poco después emergió un hombre de mediana edad y aspecto afable, con una larga barba pelirroja que caía sobre su abultada panza, y orejas de conejo similares a las de mi antigua compañera. Nevra desmontó y se acercó al hombre, con el que intercambió unos formalismos y al que entregó un pergamino sellado, lo que supuse sería alguna carta de Huang Hua. El brownie la leyó rápidamente y después su mirada se clavó en mí, por lo que deduje que la carta era en realidad algo así como mi certificado de autenticidad. 
-Seáis bienvenida, Salvadora de Eldarya y última aengel, a nuestro humilde pueblo. Mi nombre es Behlenos, soy el líder de esta aldea. -Su voz era grave y segura, pero el tono denotaba calidez. Era como estar hablando con un híbrido entre Santa Claus y el conejo de Pascua. Cyn déjate de tonterías, no te rías, no te rías... - Tanto vos como vuestros acompañantes sois bien recibidos en nuestro pueblo, y nos honraría que decidierais descansar y pasar aquí la noche antes de continuar vuestro viaje.
Lance carraspeó ligeramente.
Ah, ¿tengo que hablar yo?
-Mu-muchas gracias por vuestra hospitalidad. Será un honor para m...nosotros poder trasnochar en vuestra aldea. 
Nevra me miró de reojo, pero por primera vez pude leer aprobación en su rostro. Orgullosa y con algo más de confianza, me enderecé sobre mi montura. 
-El honor es nuestro. Podéis dejar a vuestras monturas aquí, nos ocuparemos de ellas. 
Asentí solemne, pero aquello era mucho más fácil de decir que de hacer.
Bueno Cyn, ahora baja con cuidadito de no caerte...porque no sería una muy buena imagen, la salvadora de Eldarya rompiéndose los dientes por pisar el bajo del vestido...
Por suerte la falda no me jugó una mala pasada aquella vez, pero si lo hicieron mis piernas, que volvieron a adoptar una naturaleza gelatinosa una vez las hube posado, haciendo que me balancease peligrosamente. Para mi sorpresa una mano firme sujetó mi antebrazo, sirviéndome de punto de apoyo. Al comprobar que eran los dedos de Lance los que se posaban sobre mi piel no pude evitar tensarme, cosa que debió de notarse. Nuestro anfitrión sonrió tiernamente ante la escena, seguramente pasando por alto mi evidente incomodidad. 
-Supongo que estaréis cansados de tan largo viaje. Os ruego me acompañéis a la Casa del Pueblo, podréis sentaros y descansar antes del banquete. 
Asentí, sonriendo pese al esfuerzo sobrehumano que me significaba el no sacudirme la mano del dragón. Una vez eché a andar siguiendo a Nevra y a nuestro anfitrión, Lance tuvo el detalle de retirar su mano rápidamente, permitiéndome volver a respirar con normalidad. 


Poco después descubrí que el concepto "Casa del Pueblo" era una mezcla entre ayuntamiento, sala de reuniones y lugar para banquetes. Consistía en una gran estancia al fondo de la cual se hallaba una descomunal mesa rectangular, capaz de albergar seguramente a todo el pueblo, delante de una gran chimenea. En ambos extremos de la sala había sendas escaleras de madera, que conducían a un segundo piso. Una vez formalizadas todas las presentaciones -Behlenos nos presentó a su familia y a unos cuantos miembros del consejo del pueblo, y yo por mi parte pude presentar solamente a Nevra y a Lance - el afable Brownie me comentó que a los habitantes del pueblo les gustaría conocerme. Una rápida mirada a Nevra me hizo entender que negarme no era una opción, así que pese al cansancio y el polvo del camino, accedí de buena gana. Por suerte me instalaron en un cómodo sillón, ante el cual la gente se agrupaba para saludarme, hacerme preguntas o pedirme que sostuviese a sus pequeños. Mi situación como atracción de feria no era lo que se puede llamar cómoda, ni yo era una persona muy dotada con los niños, pero intenté cumplir mi papel como mejor pude y al cabo de un par de horas que se hicieron eternas, pude dar por concluido el show. Nevra se había ausentado junto con el líder de la aldea para tratar algún tema diplomático, pero Lance había permanecido de pie a unos metros, vigilándome. Una vez hubo acabado, salté de mi sillón y me estiré de forma no muy femenina ni regia. El muchacho se acercó a mí, y mal que me pese suspiré aliviada al ver por fin una cara...conocida.
-Has cumplido muy bien tu papel, te felicito. 
-Uf, ¿eso crees? He perdido la cuenta de los niños que me han pedido que les muestre mis poderes, pero ¿qué poderes? Me siento una atracción mala de un circo barato. - Mascullé, ganándome un resoplido que intuí era en realidad una risa contenida. Solo entonces me di cuenta de que había hablado con total naturalidad con el chico. Aquel pensamiento me cohibió, haciéndome bajar la mirada. Me sentía culpable; podía aprender a tolerarlo, incluso ser cordial con él como me habían pedido, pero bromear y tener una conversación distendida...sentía que estaba olvidando qué había hecho y el daño que -me- había causado. 
-Deberías aprovechar para asearte y descansar antes de la cena. - Asentí en silencio, y puse rumbo a la puerta del edificio donde me esperaba ya una muchacha encargada de guiarme a la casa en la que pasaríamos la noche.

La velada trascurrió sin altercados: cenamos junto al líder de la aldea, el resto de miembros del consejo y sus familias, y pese a las esporádicas y banales conversaciones, todo el mundo tuvo el detalle de no bombardearme a preguntas. Desde que había despertado había bromeado con ser Adorada y Aclamada, y más de una vez me había quejado de la falta de tratamiento regio que se me daba en el cuartel, pero vivirlo de verdad me estaba haciendo comprender que aquella vida no era para mí. Me sentía observada continuamente, incómoda, obligada a actuar con cuidado y delicadeza y encima censurada por la mirada de Nevra cada vez que hacía o decía algo fuera de lugar. La diplomacia nunca había sido mi fuerte, y el tener que ejercerla continuamente hacía que me sintiese como si estuviese interpretando un papel; esa en realidad no era yo. Pese a todo, me consolaba saber que solo serían un par de días y después volvería a mi triste vida de despojo de la guardia, el último mono, la triste humana a la que hacen entrenar a mediodía pero que al menos puede gritarle a quien le place e irse a dormir cuando quiere. 
Una vez el banquete hubo finalizado, me retiré a mi habitación, donde descubrí que habían lavado mi vestido -el cual había cambiado por otro para asistir a la cena. Lo doblé, dejándolo a mano para la larga jornada que me esperaba al amanecer, y caí rendida en la cama.



Me despertaron al día siguiente los golpes de Nevra contra mi puerta. Tras gruñirle un poco, insultarle otro tanto y tener nuestra primera discusión del día porque según él íbamos retrasados de nuevo por mi culpa, me vestí y me planté de nuevo en la entrada de la vivienda, donde ya me esperaban mis dos acompañantes junto a Behlenos y a unos cuantos entusiastas que habían decidido madrugar para despedirnos. Tras agradecer de nuevo su hospitalidad, abandonamos el pueblo. Un par de horas de camino más allá, las praderas dieron paso de nuevo a pequeños bosques, menos frondosos que el que rodeaba el cuartel, pero cuya sombra se agradecía a medida que el sol comenzaba a elevarse.
-Estás inusualmente callada, Cyn. -Comentó Nevra, confirmando mi teoría de que efectivamente él mismo se buscaba tener gresca conmigo. Pese a todo, el chico tenía razón: seguía dándole vueltas a la culpabilidad que me carcomía por haberme permitido cierta complicidad con mi archienemigo. 
Valkyon querría que fuésemos amigos, pero...¿de verdad está bien?
La verdad era que estar continuamente en guardia y dispuesta a discutir con el dragón consumía demasiada energía, y más en la situación actual en la que era casi mi única compañía. Aquel viaje iba a volverme loca.
-¿Cyn? -llamó de nuevo el vampiro, al ver que no obtenía respuesta.
Perdonarle sería como traicionar a Valkyon, pero...es su hermano. Él mismo me pidió que lo hiciese, pero.... agh, es tan difícil.
-¿Cyn, estás bien?
-Demonios Nevra, sé que no puedes vivir sin escuchar mi voz, pero estaba concentrada! - Repliqué, haciendo que el vampiro pusiese los ojos en blanco y volviese a mirar al frente.
-Ya veo. En breves pasaremos por otro pueblo...
-Menos mal, llevo sin sentir el muslo izquierdo desde que cruzamos aquel río hace dos horas. - Comenté, revolviéndome incómoda en mi asiento. Mi montura me lanzó una mirada de soslayo algo molesta.
Oh vamos, ¿tú también me vas a mirar como Nevra?
-No vamos a detenernos. -Una exclamación de descontento se escapó de mi garganta. - Pasaremos, mostraremos nuestros respetos a los líderes de la aldea y seguiremos nuestro camino. Con suerte cruzaremos la frontera de  Talamh Fliuch a media tarde.
-¿No se le va a preguntar a la Salvadora de Eldarya qué opina al respecto?
-No. -Sentenció el vampiro.
-Muy bien, no me dejas interactuar con mi amado pueblo. Lo tendré muy en cuenta. Es más, les diré a las autoridades competentes que...
-Cyn, hazme el favor y vuelve a estar inusualmente callada.


Casi media hora después comenzamos a vislumbrar las primeras casitas entre los árboles. Me costó diferenciarlas, al principio; techos cubiertos de musgo y paredes totalmente mimetizadas con la roca o la madera, ocultas entre la maleza. A primera vista pensé que se encontraban aún muy lejos, rodeadas de árboles inusitadamente altos, pero al acercarnos descubrí que lo que era inusitadamente pequeño eran las viviendas en sí.  El bosque seguía sin ser especialmente frondoso, y a ambos lados del camino que transitábamos se apiñaban pequeños grupos de casas, de no más de metro y medio de altura, entre un tronco y otro. Algunas estaban construidas sobre árboles caídos, otras sobre rocas o entre la maleza; unas pocas se encontraban encajadas sobre las ramas bajas de algún árbol, en el cual habían tallado un par de escalones para poder acceder a ellas. Pronto empezaron a aparecer pequeñas criaturas, y Nevra ralentizó el paso de su montura. Las observé intentando ocultar mi curiosidad: a todas luces respondían a lo que el imaginario popular terrestre definía como gnomos. Les faltaba el sombrero puntiagudo, eso sí, pero por lo demás parecían afables personitas de como mucho cincuenta centímetros. El vampiro nos hizo una seña indicándonos que debíamos detenernos y  bajó del Shauko'bow dejándonos solos a merced de los murmullos y las miradas curiosas. Me incliné ligeramente hacia atrás.
-¿Son gnomos, verdad? -Murmuré.
-Son korrigans. -Me corrigió Lance, en el mismo tono. Me giré un poco para dedicarle un elocuente alzamiento de cejas que significaba que yo, personalmente, desconocía la diferencia, pero no hice más preguntas. Poco después Nevra regresó acompañado de dos ancianos y una anciana que a todas luces debían de ser los jefes de aquella población. Hechas de nuevo las presentaciones e intercambiadas las palabras de cortesía habituales, el vampiro declinó diplomáticamente la oferta de pasar el resto del día en la aldea, pero no pudo evitar que invirtiésemos una buena hora en una serie de formalidades. Los ancianos de la aldea me obsequiaron con collar de piedrecillas y tras agradecerme mi sacrificio y lamentar la ausencia del otro aengel (cosa que los brownies, ahora que lo pensaba detenidamente, no habían hecho), me pidieron que bendeciese su aldea. Miré espantada durante unos tensos segundos a mis acompañantes, pero solo obtuve una fría sonrisa por parte de Nevra y un gesto de cabeza de Lance, que debía de ser de ánimo pero que no logró su cometido. Como bien pude improvisé una bendición, cerré los ojos y lamenté no poder al menos hacer aparecer alguna lucecita para darle más emoción a la performance. Una vez finalizada mi dudosa bendición, salimos lentamente del pueblo, ya que, ahora sí, toda la población se había arremolinado junto al camino para vernos de cerca. Tímidamente comencé a saludar a mi paso, pero por suerte no quedé como una idiota y los korrigan me devolvían el saludo. Sonreí, divertida.
-¿No hemos traído caramelos para que pueda tirarlos? -Susurré, llegando mis palabras a oídos de Nevra.
-Esto no es un circo.
-No -repuse, sin dejar de sonreír - el circo fue lo de ayer, esto es una cabalgata. 



-¿Jugamos a algo?
Pude percibir cómo Nevra ponía los ojos en blanco incluso desde mi posición a su espalda, pero no respondió. Lance tampoco dijo nada, así que suspiré, exasperada.
-Este viaje está siendo largo e interminable, me duele la espalda, no siento las piernas y como acompañantes dejáis mucho que desear, ¿Sabéis?
-Se trata de una misión, no de un viaje de placer. - Repuso Lance a mi espalda, quien por suerte no pudo ver mi semblante crispado. 
-De acuerdo. -Repuse, algo molesta. - Pues habladme de la misión, porque hasta dónde yo sé, vamos a ver a unos caballos acuáticos de dudosa fama que quieren comprobar que existo de verdad. Ni siquiera les llevamos unas zanahorias.
-Los kelpies no son solo "caballos". - La voz del dragón volvió a llegar a mis oídos, aunque el tono era más bien educativo y distaba bastante de la petulancia que hubiese esperado si me hubiese respondido Nevra. - Pueden cambiar de forma a voluntad; generalmente suelen elegir una apariencia humana. Sin embargo están bastante condicionados por su naturaleza y necesitan un hábitat acuático para vivir, de ahí que el territorio de Talamh Fliuch esté formado en su mayor parte pantanos, lagos y ríos y que no suelan abandonarlo. 
-Ajá...
-No son de fiar. - Intervino Nevra, cortante. - Cazan humanos, y por extensión, cualquier féerico que entre en su territorio. Cuando tuvo lugar el Sacrificio Azul, muchos decidieron quedarse en la Tierra porque no se consideraban amenazados. No te fíes de una especie que nunca se ha considerado presa, sino cazador.
-Interesante consejo viniendo de un vampiro. -Anoté, no dándole mucho crédito a las palabras de Nevra. Sí que recordaba algo sobre espíritus con forma de caballo que tentaban a muchachitas en los bordes de los lagos, pero dadas mis anteriores experiencias con grandes cuerpos de agua, no permitiría ni que se diese la oportunidad de acercarme lo suficiente a un lago como para que un kelpie me arrastrase dentro. - Y entonces, ¿porqué estamos cediendo a su peligrosísima invitación?
Nevra se giró ligeramente para dedicarme una mirada de "tómatelo en serio" antes de responder, pero Lance se le adelantó.
-Porque en teoría se trata de un territorio aliado, y como Huang Hua ha dicho, su petición no tiene nada de sospechoso.
-Llevamos mucho tiempo sin saber nada de Erskine y de pronto nos exige que le llevemos a los aengels para conocerlos en persona. No sé qué es lo que no encuentras sospechoso. 
-No nos ha exigido nada. - Corrigió el dragón con un tono paciente que chocaba con la acidez de las palabras del vampiro. - Y negarse podría traer muchos más problemas. 
-Eh...- intenté intervenir yo, aunque el intercambio de réplicas entre los chicos me había dejado boquiabierta. - ¿Y no podían...ir a verme al QG, si tanto interés tienen?
-Como he dicho, no suelen abandonar su territorio. Necesitan una masa de agua cerca para vivir.
Nevra suspiró, rindiéndose a la evidencia de que ya era un poco tarde para rechazar la misión.
-Sea como sea, llegaremos antes del atardecer, pasaremos allí la noche... -aquello no parecía gustarle para nada, a juzgar por el tono empleado - ...y partiremos de vuelta mañana al salir el sol. 
-Veo que el turismo no es...
-Y tú. -Me cortó el chico, girándose de nuevo hacia mí. - Una vez estemos allí no te separes de nosotros. No te acerques a ningún kelpie y menos aún intentes tocar a uno en su forma equina, ¿de acuerdo?
Parpadeé un par de veces, sorprendida por las advertencias, y me giré ligeramente para buscar en el rostro de Lance algún indicio de que aquello eran solo paranoias de Nevra. Sin embargo el dragón asintió, totalmente serio.
-Pese a que creo que no pasará nada, nunca está de más ser precavidos. Harías bien en llevar algún cuchillo contigo.
Me llevé instintivamente la mano a la liga de mi pierna izquierda, donde descansaba mi puñal.
-Quizá, y solo quizá, debería habérseme dado un cursillo rápido sobre kelpies antes de hacerme aceptar esta misión. ¿Son o no son hostiles?
-En teoría no. - Respondió Lance antes de que el vampiro pudiese meter baza. -Solo los que se quedaron en la Tierra deben de cazar humanos.
Principalmente porque aquí no hay humanos....
-Sin embargo nunca falta alguna desaparición misteriosa si decides cruzar sus tierras sin permiso. O con él.
Tragué saliva, girándome de nuevo hacia el dragón, por primera vez, buscando algo de consuelo en su persona. A pesar de las palabras de Nevra, Lance continuaba tranquilo.
-Desde que el cristal comenzó a debilitarse y tuvieron que pedir ayuda a la guardia, las desapariciones y sucesos disminuyeron, y existe un pacto de alianza entre ellos y nosotros por el cual han prometido no alimentarse de féericos. 
-Aunque ahora que todo va bien y no necesitan nuestra asistencia - intervino Nevra con sorna - no tienen porqué seguir respetándolo. 
-Muchas gracias Nevra, es un placer escuchar tus tranquilizadoras palabras. -Repuse, estremeciéndome. 
-No pretendo tranquilizarte - bueno, eso había quedado bastante claro - y es mejor que sepas la verdad: no sabemos qué vamos a encontrarnos. 


Continuamos la marcha en silencio un par de horas más antes de hacer una parada para almorzar, bastante más escueta que las anteriores puesto que Nevra había entrado ya en modo Ansia y estaba convencidísimo de que no llegaríamos a tiempo a este ritmo. Así que tras engullir un trozo de pan con queso y dar un par de paseos en círculos, volvimos al camino.
El sol empezaba a caer ya cuando el alegre bosquecillo empezó a dar paso a frondosos sauces y el camino comenzó a acercarse a un aparentemente inocente arroyo. Sin embargo, tras todas las historias de Lance y Nevra, ahora tenía miedo de mirar al agua cristalina y que de ella saltase un caballo dispuesto a arrancarme la cabeza. 
Nada de esto pasó, obviamente, y nuestra marcha discurría a buen ritmo salvo por el evidente aspecto lúgubre que iba adquiriendo el paisaje, debido en parte a que comenzaba a anochecer. Las frondosas copas de los árboles impedían que la luz llegase completamente al suelo, dejando solamente pequeños resquicios de hierba iluminados. Pese a la falta de luz las plantas y flores crecían frondosas y alcanzaban una altura considerable, en parte gracias a la humedad del ambiente. Aunque seguíamos el curso del riachuelo, la zona estaba sembrada por pequeños estanques cubiertos de juncos, y lo que supuse eran luciérnagas- y recé para que lo fueran, porque la otra opción no me gustaba tanto -  comenzaron a danzar entre las ramas. 
-Su-supongo que ya hemos llegado a Taha...Tama...
- Talamh Fliuch. 
-Bueno, ¿y cuándo...? - continué con un murmullo, mirando de reojo entre las ramas de los sauces, muchas de las cuales llegaban hasta el suelo.
-Pronto. Y ahora, escúchame bien - susurró Nevra, y apunto estuve de decirle que si no subía el tono me estaría complicando bastante el obedecer su orden. - Los kelpies no suelen atacar usando su forma humana. De hacerlo, lo harán transformados. Si estás en peligro, y repito SÓLO si estás en peligro, debes intentar sujetar su brida.
-¿Espera, qué? 
-En su forma equina suelen llevar una brida plateada. Si consigues sujetarla, estarán a tu merced. 
Pero para qué demonios voy a querer yo a un caballo asesino a mi merc...
-Y, bajo ningún concepto intentes tocar su lomo o sus crines. 
-Oh, por el Oráculo -mascullé, algo cansada ya de este arranque de paranoia que ahora me perseguiría todo el viaje. - ¿Por qué?
-Porque tendríamos que cortarte la mano antes de que te arrastrase al fondo del estanque. 
Atónita, miré por encima del hombro a Lance. Si no fuese porque Nevra acababa de dejarme sin palabras y con el nivel de ansiedad por las nubes, me hubiese reprendido a mí misma por buscar tanto al dragón para obtener apoyo o consuelo. Esperaba de veras que el chico sacudiese la cabeza o le restase importancia a las exageraciones de Nevra, pero se limitó a mirarme fijamente a los ojos y asentir en silencio. Tragué saliva.
Es la última vez, es la ÚLTIMA VEZ que salgo del QG en misión, ya está. Siempre acabo en algún sitio así. ¿Por qué no podíamos ir a visitar a los gnomos de antes? ¿Por qué siempre me toca algo que atenta contra mi vida?


Siguiendo el recorrido del riachuelo nos apartamos de la zona de humedales y nos internamos en una zona boscosa de suelos más estables, que sin embargo fue despejándose poco a poco, y al cabo de unos minutos empezamos a vislumbrar el cielo ya casi completamente oscuro entre las copas. Unos metros más allá lo que parecían luces se dejaban entrever entre las ramas, y finalmente el riachuelo desembocó en un lago de dimensiones nada desdeñables, y nosotros en un pequeño claro junto a él. El lugar consistía en una zona limpia de árboles junto al lago, rodeando a la cual había antorchas y algunos farolillos diseminados por aquí y por allá a modo de iluminación. En el claro podían verse unas par de tiendas de campaña, grandes, de telas oscuras. Un rápido vistazo me permitió vislumbrar un par de tiendas más, así como confirmar que todo el perímetro del lago estaba rodeado con antorchas. Supuse que ese era el lugar de encuentro, aunque a decir verdad me esperaba un poblado y no un par de toldos desiertos. Nevra detuvo a su montura y alzó una mano; me asomé tímidamente para comprobar que la zona no estaba tan desierta como esperaba, ya que un par de hombres guardaban la entrada a la tienda.
-Somos los enviados de la Guardia de Eel, junto con la última aengel. Avisad a vuestro rey de nuestra llegada.
Los interpelados no respondieron a las palabras del vampiro, pero cuando quise darme cuenta uno de ellos había desaparecido y solo unas hondas sobre la superficie del lago parecían dar testimonio de a dónde había ido. 
Me incliné de nuevo hacia atrás en mi montura.
-¿Dónde...dónde está el pueblo? ¿No tienen casas, nada...?
-En el lago. - Repuso Lance. Centré toda mi atención entonces en el agua, horrorizada y maravillada a partes iguales. 
-No quiero meterme ahí. -Musité, más para mí que para Lance. Antes de que pudiese responderme, el agua empezó a agitarse y a burbujear.
Ahora sí que no pienso meterme ahí.
Segundos después emergieron a la superficie lo que debía de ser más de una docena de caballos al trote, negros como la noche, enormes y majestuosos. Inspiraban respeto y temor al mismo tiempo, y me vi incapaz de apartar la mirada del brillante pelaje de sus lomos, sembrado de gotitas de agua que bajo la luz de las antorchas refulgían como joyas. Todos se detuvieron a la orilla del lago, con las pezuñas aún en el agua, excepto uno de ellos. Un monumental e imponente ejemplar, cuya grupa quedaba bastante por encima de mi cabeza, clavó sus ojos azabache sobre nosotros. Después, avanzó en nuestra dirección lenta pero elegantemente, haciéndome ver que podría simplemente aplastarme con uno de sus cascos.
Ya está, nos va a comer. 
Aunque ya esperaba que con un relincho furibundo se pusiese a dos patas y nos hiciese papilla, el kelpie sacudió su crin y segundos después un remolino de luz y agua lo envolvió. Tras él pude ver el mismo suceso tenía lugar con el resto de la caballería. Una vez la luz se hubo disipado ante nosotros se hallaba un hombre cuyo porte sin embargo no dejaba lugar a duda de que se trataba del caballo de hacía unos segundos. Joven, aunque de una edad que no sabría situar, el cabello negro y ligeramente rizado le caía en mechones mojados sobre la frente y goteaba sobre sus hombros, aunque no llegaba a cubrirlos. Vestía una camisa de lino índigo suelta y bastante simple, y unos pantalones oscuros bajo los cuales asomaban unos pies cuya palidez contrastaba bastante. No había nada regio en él, salvo una delgada cadena plateada que ornamentaba su cuello, y una simplísima corona del mismo metal; no era más que un fino aro brillante que descansaba sobre su cabeza. Sus iris negros refulgían entre los mechones y pese a que no parecía amenazador en absoluto, la sonrisa que nos dedicó hizo que se me erizase el vello de la nuca. 
-Bienvenidos a Talamh Fliuch, guardianes. - Su voz era grave pero al mismo tiempo melódica, y hacía pensar al el sonido claro y firme del agua de un arroyo. 
-Rey Erskine....- el saludo cortés de Nevra fue acompañado de una leve inclinación de cabeza, pero no hizo amago de bajar de su montura. La sonrisa del kelpie adoptó un ademán divertido al notar nuestra reticencia.
-Podéis desmontar tranquilos, mis hombres se ocuparán de vuestros familiares. Estaréis cansados de tan largo viaje.
Solo le bastó un ligero gesto de cabeza para que dos de los kelpies que lo habían seguido desde las profundidades del lago se acercasen a nosotros. Miré a Nevra con cierta ansiedad, pero el chico asintió y desmontó, por lo que le imité. Esta vez no hizo falta que Lance viniese a mi rescate puesto que la adrenalina que recorría mis venas se estaba encargando perfectamente de mantenerme de pie y preparada para salir corriendo en cualquier momento. 
Maldito Nevra y maldito Lance, ¿era necesario contarme todo aquello? ¿Por qué les preguntaría nada? Preferiría vivir en la ignorancia y no estar al borde de la taquicardia pensando que en cualquier momento un caballo me va a comer.
Eché un rápido vistazo tras Erskine; casi todos los que habían emergido con él eran hombres, a excepción de dos muchachas. Por lo demás, todos vestían ropas oscuras y holgadas, y su invariable cabello negro presentaba diversas de longitudes y simples peinados, pero nada más. Pronto se empezó a escuchar el sonido de salpicaduras y algunos kelpies más emergieron de entre las aguas. Probablemente no eran más que habitantes curiosos, como lo habían sido los brownies o los korrigans, pero a aquellos no me apetecía nada saludarlos. Y si alguien me tendía a su bebé probablemente echaría a correr antes de que lo pusiesen en mis manos.
Sin que me diese cuenta Erskine se había acercado a nosotros, la sonrisa divertida aún pintando su cara. Parecía estar disfrutando de mi más que visible ansiedad.
-Es un enorme honor para mí y mi pueblo que hayáis aceptado mi invitación. Sed bienvenidos, guardianes, Salvadora de Eldarya. Como ya sabréis, mi nombre es Erskine, rey de los kelpies y soberano de Talamh Fliuch. -Aunque Lance y Nevra volvieron a inclinar la cabeza, yo no tuve tiempo puesto que antes de que me diese cuenta el kelpie había tomado una de mis manos y, inclinándose ligeramente, se la había llevado a los labios. Sus ojos negros no dejaron de observarme entre la cortina de su pelo, clavados en los míos. Tragué saliva e intenté al menos sonreír.
-Os veo tensa, Última Aengel. No tenéis nada que temer, confiad en mí.
¿Cómo no voy a estar tensa si me han amenazado con cortarme una mano si me tocaba uno de estos bichos?  Espero que en su forma fuckboy no cuente...
-Es el cansancio del viaje. - Acerté a decir, celebrando internamente el no haber tartamudeado ni una sola vez. Ni Nevra ni Lance parecían dispuestos a hablar, así que supuse que la labor diplomática recaía de nuevo en mí. - Agradezco vuestra preocupación y sobre todo, vuestra invitación y hospitalidad. Mi nombre es Cyn. Estos son Nevra, el representante de la Guardia en nombre de Huang Hua; y Lance, mi...escolta y... líder de la Guardia Obsidiana.
-Es un placer conoceros. -El kelpie soltó por fin mi mano, aunque lo que yo quise soltar fue un suspiro de alivio al ver no se había quedado pegada -o algo así-  y no tendrían que cortármela. Obviamente, no procedía.- Sobre todo a vos, Cyn. Mi reino se encuentra bastante aislado del resto del mundo, y las noticias sobre vuestro despertar parecían poco más que leyendas, de la misma forma que todo lo que rodeaba a vuestra figura. Pero ya veo que mi escepticismo no tenía fundamento. 
Miré de reojo a Nevra, esperando que con aquellas declaraciones se calmasen un poco sus paranoias persecutorias. El vampiro permanecía impasible a mi lado.
-¿No os ha acompañado vuestra pareja?
-¿Mi qué? - Solté, de forma no muy educada, y pude notar a Nevra tensándose a mi lado. Carraspeé. - ¿Os...os referís al otro aengel?
-En efecto. 
-N-no, si bien somos los últimos aengels no somos...pareja. Y...desgraciadamente tenía otros asuntos que atender, me disculpo en su nombre. Espero que mi persona os sirva.
Una sonrisa perezosa, que pese a la calma con la que elevaba las comisuras de los labios del kelpie no me trasmitía nada bueno, se dibujó en el rostro de mi interlocutor.
-Ya veo. Vuestra presencia es más que suficiente, no os preocupéis
-Rey Erskine, como enviado de Huang Hua me gustaría trasmitiros...-Nevra rompió el silencio que se había instalado durante unos segundos, en un intento de tratar los temas importantes para poder acabar cuanto antes. El kelpie no obstante le dedicó una rápida mirada de soslayo antes de hacer un gesto vago con la mano.
-Tendremos tiempo de hablar de los asuntos diplomáticos, guardián. Ahora me gustaría invitaros al banquete que he preparado en honor a vuestra visita. El viaje seguramente os ha agotado.
El vampiro parecía dispuesto a replicar, y no de muy buenas maneras, pero Lance tuvo la agudeza de intervenir en su lugar.
-Os lo agrademos, majestad. 
Erskine asintió satisfecho con la respuesta, pero sin dedicarles ni una mirada a ninguno de los dos chicos. Con otro leve gesto de cabeza el resto de kelpies procedieron a ponerse manos a la obra, y fuimos guiados hasta una de las tiendas, la más grande, donde aguardaba una mesa ya preparada. Tomamos asiento, y los platos comenzaron a llegar. Pese a que todo había transcurrido con tranquilidad y cortesía, no podía evitar sentirme incómoda: el resto de kelpies se movían silenciosos, sin mediar palabra, y solo se escuchaba el canto de los gritos y el crepitar del fuego en las antorchas. De vez en cuando el salpicar del agua del lago, un ligero ruido de cascos sobre las piedras de la orilla o un relincho en la lejanía hacían que me sobresaltase. Ninguno de mis pequeños brincos pasó desapercibido al kelpie, que me observaba con ojos calculadores.
La cena fue tensa cuanto menos, pero al menos me alivió el hecho de que lo que nos sirvieron fueron diversos pescados acompañados de verduras y otras cosas que no supe discernir, pero que al menos parecían no ser carne humana. La conversación fue escueta y apenas hubimos acabado de cenar, Nevra aprovechó para cumplir con sus habilidades diplomáticas. Tras presentar de nuevo sus respetos y disculpas en nombre de Huang Hua, tendió a Erskine un pergamino como los que ya había visto anteriormente. El kelpie lo abrió, y tras dedicarle un rápido vistazo aburrido, se lo entregó a uno de sus siervos. La molestia del vampiro ante la falta de interés de su interlocutor era palpable, pero aún así  intentó proseguir con sus deberes diplomáticos y  sacar algo de información sobre el estado actual del territorio kelpie, cosa que no consiguió. Las respuestas vagas, múltiples evasivas y los bostezos del monarca estaban a punto de llevar a mi compañero al límite de su paciencia. Límite que seguramente yo había ayudado a acortar.
-Dejemos de perder el tiempo, ¿por qué nos habéis hecho venir realmente? - Preguntó finalmente, tras un largo silencio. Lance se tensó y yo di un respingo, pero Erskine no se mostró para nada ofendido por la audacia del vampiro. Recostándose perezosamente en su sillón presidiendo la mesa, esbozó una sonrisa ladina.
-Para conocer a nuestra salvadora, por supuesto. - Repuso, con un tono irónico que buscaba conscientemente provocarnos.
-Con todo el respeto, me resulta difícil creerlo. -arremetió de nuevo Nevra, pero el kelpie alzó una ceja ante el tono visiblemente amenazador del chico. Incorporándose ligeramente, se llevó a la barbilla la mano que descansaba sobre el reposabrazos.
-Nevra...-comenzó Lance, pero hicieron caso omiso de su intervención.
-No os miento cuando os digo que esa era mi razón. Aunque os concedo que no es la única.
Pese a que acabase de admitir que se traía algo turbio entre manos, con la delicada situación en la que nos dejaba aquello, Nevra sonrió con autosuficiencia.
Vamos a morir pero tenía que demostrar que tenía razón él, ¿no?
-Estamos deseando saber entonces en qué podemos ayudaros. Aunque os adelanto que dudo que lo hagamos.
Nevra, ¿podrías dejar de provocar al dichoso caballo carnívoro gigante?
Instintivamente me llevé una mano a la falda, dejándola descansar sobre el filo del puñal que ocultaban las telas. Lance percibió mi movimiento e intercambió conmigo una mirada rápida que a todas luces decía "tranquila",  pero puedo asegurar que la mía decía "socorro".
-No es con vosotros ni con vuestra guardia con quién quiero hablar. Quiero tratar un asunto con vos, Cyn.
-¿Conmigo? -Mi voz sonó algo más aguda de lo normal, sobresaltada al verme arrastrada a la conversación. El kelpie asintió, e inclinándose hacia atrás en su regio asiento paseó la mirada de Nevra a Lance.
-Supongo que no se me concederá el honor de una audiencia privada. 
-No. -Repuso rápidamente Nevra, cuya voz rozaba ya la clara amenaza. Le dediqué una rápida mirada que quería ser autoritaria pero más bien resultó ser una plegaria silenciosa a que se callase, por mi salud cardiaca. 
-Podéis...comentarme lo que queráis, ignorad su presencia. 
-Como digáis. -Sus ojos se centraron de nuevo en mí, y por un momento deseé que Nevra siguiese interrumpiéndole para que el centro de atención no fuese yo. - Junto con las gestas de vuestra hazaña y la noticia de vuestro despertar, llegaron otros rumores a mis oídos...que no sois un aengel completo, sino que sois...humana.
-Eh, y-yo...
Me va a cenar, soy el postre. Si es que lo sabía, lo sabía, si salgo de esta no vuelvo a salir del QG, es la última vez que...
-Oh, no hace falta que intentéis negarlo. Puedo olerlo. Es una habilidad...propia de mi pueblo.
Tragué saliva, pero reuní el coraje suficiente para hablar.
-De acuerdo. ¿Y qué interés tiene para vos mi naturaleza? 
¿Me va a preguntar con qué sirope acompañar mi carne?
-No os voy a comer, si es lo que os preocupa. -Comentó visiblemente divertido el kelpie, pero su mirada fija e insistente no me tranquilizaba en absoluto. - Porque es lo que os ha contado la Guardia, ¿verdad?
-Que yo sepa los kelpies nunca habéis renegado de vuestra fama de cazadores de humanos. - Intervino Nevra, que llevaba ya más tiempo del que podía aguantar callado.
-Interesante comentario viniendo de un vampiro.
¡Me ha robado la frase!
-Podemos volver al tema que... - comencé, cortando por completo a Nevra quién ya había abierto la boca para replicar.
-Cierto, disculpad mis modales. La razón por la que os he pedido que vinieseis es simple: me gustaría pediros matrimonio.
-Que...QUÉ. -Solté, sin poder evitarlo y mandando a tomar viento toda la elegancia, decoro y diplomacia que había conseguido mantener -más o menos- hasta el momento. Mis dos acompañantes observaban también ojipláticos al kelpie. Esta no te la esperabas, ¿eh, Nevra? - Qu-quiero decir, creo que no comprendo el porqué...de vuestra propuesta.
Mi expresión de absoluto desconcierto pareció divertirlo, ya que soltó una pequeña carcajada antes de sentarse bien por primera vez y apartarse los mechones, aún húmedos, de la cara. Aquel primer plano de sus ojos negros no me tranquilizó en absoluto.
-Supongo que no sabréis mucho sobre mi pueblo, pero los kelpies somos una raza en la que las hembras son una rareza. Cuando mis ancestros habitaban en la Tierra, solían tomar doncellas humanas como esposas, ya que la sangre de nuestra raza no se diluía y los hijos que nacían de la unión eran kelpies puros. - Erskine se inclinó lentamente hacia delante, apoyando los codos sobre la mesa mientras sus finas y pálidas manos se entrelazaban bajo su barbilla. - Cosa que no pasa con las mujeres féericas. El mestizaje no es algo que me preocupe entre mi pueblo, pero la línea real es otro asunto. Vos sois actualmente la única humana conocida en Eldarya, además de la Salvadora, por lo que creo que un matrimonio con un rey es lo mínimo que merecéis.
-Y-yo...-comencé, aunque no sabía que quería decir porque aún estaba procesando toda aquella información, y en general la situación se me antojaba demasiado surrealista.
-Si solo queríais eso, podríais haber mandado vuestra proposición de matrimonio a la Guardia. - Apuntó Lance, interviniendo por primera vez en la conversación.
-Nada me garantizaba que fuese a llegar a sus manos. O que la respuesta que recibiese fuese la suya, y no la de la Guardia. - El kelpie entrecerró los ojos, fijando a Nevra de nuevo. - Algo me dice que la Guardia no dejaría marchar a su preciada aengel así como así.
El chico le sostuvo la mirada, pero no añadió nada. 
-¿Y bien? 
-Eh pues...-sal ahora de este berenjenal con delicadeza, Cyn, no queremos que nos coma por haber sido rechazado. - Me honra vuestra proposición y que hayáis pensado en mí, pero...estoy segura de que habrá más humanas en Eldarya...seguramente más bellas y...
-No es belleza lo que busco. - ¿Me... acaba de apuñalar en el ego? Me acaba de apuñalar en el ego. - Quiero a alguien digno de reinar conmigo. Y vos sois la única indicada. No tendríais que volver a trabajar para la Guardia, seríais un reina y tendríais una vida larga y tranquila.
El tono zalamero acompañado de la sonrisa predadora me hacía dudar fuertemente de la duración de esa larga vida que me prometía, y sinceramente, aunque dejar la Guardia siempre era tentador, el vivir bajo el agua rodeada de caballos mágicos carnívoros que podían confundirme con su merienda no se me antojaba un futuro soñado. A lo que se añadía que había algo en Erskine que me perturbaba y pese a llevar ya unas horas en su presencia mi cuerpo seguía alerta. Lancé unas rápidas miradas a izquierda y derecha, pero Nevra por su parte mantenía la mirada fija en algún punto del techo. Lance sin embargo me dedicó un leve asentimiento de cabeza antes de añadir:
-La guardia no se inmiscuirá en esto. Es tu decisión.
Gracias Lance, no ha habido ni un solo momento en el que hayas sido de ayuda.
Tomé aire, esperaba que no por última vez en mi vida, antes de ofrecer mi respuesta.
-Os puedo asegurar que me siento honrada por vuestra proposición, pero me veo en la obligación de...rechazarla. 
El kelpie alzó una ceja por toda reacción.
-¿Y a que se debe vuestro rechazo?
-N-no es que vuestra proposición no sea atractiva, es más, creo que ser reina es algo que me quedaría demasiado grande. Prefiero continuar con mi vida humilde, ayudando a los demás sea con la Guardia...o sin ella. Además estoy...guardando luto.
No me atreví a mirar a Lance al pronunciar aquello último, pero sinceramente era como me sentía. El silencio se hizo en la estancia.
Y ahora es cuando nos matan.
Aquella tensa quietud duró unos agónicos segundos en los que repasé mentalmente si tendría que haber hecho o no testamento, pero al cabo de un rato Erskine suspiró y se encogió levemente de hombros.
-De acuerdo.
-¿De acuerdo?
-Lamento escuchar eso, pero si es vuestra decisión, sea.
Lo observé fijamente largo y tendido, curiosa pero desconfiada, incapaz de procesar lo sucedido.  ¿Se rendía, así, sin más? ¿Era tan fácil? ¿Iban a tener los kelpies mayor conciencia sobre el consentimiento que los humanos? Quizá lo había juzgado mal.
Con otro suspiro, algo teatral, Erskine apoyó las manos sobre la mesa y se levantó.
¿Ahora es cuando nos matan...?
-Esto era todo lo que tenía que tratar con vos. Imagino que estaréis cansados de vuestro viaje, así que os conducirán a las tiendas que serán vuestros aposentos para esta noche. - Y con un gesto de mano, llamó al lugar a un par de sirvientes. - Lamento no poder ofreceros algo más acogedor, pero supongo que nuestro hogar en el fondo del lago no os resultaría...cómodo. Mañana vendré a despedirme apropiadamente antes de vuestra partida.
Aún temblorosa me incorporé, y tras dedicarle una reverencia al kelpie, seguí a sus dos sirvientes y a mis amigos fuera de la tienda. Nos guiaron hasta otros dos toldos de dimensiones menores, pero relativamente grandes para ser tiendas de campaña. Allí descubrí que dormiría separada de los chicos, ya que tenía mi propia tienda. Aunque al principio la idea de dormir completamente desprotegida bajo una tela oscura en mitad de un bosque y sin nadie a mi lado no me hacía ninguna gracia, pensé que la idea compartir tienda con Lance o Nevra tampoco es que fuera mucho mejor. Pese a todo, no pude evitar intercambiar una mirada suplicante con ellos. Por extraño que pareciese, Lance captó a la perfección mi ansiedad. 
-Somos la escolta de la muchacha, creo que lo más indicado sería compartir una tienda.
Uno de los kelpies que nos hacía de guía lo observó en silencio durante unos segundos, pero cuando yo ya creía que no nos respondería, habló con un susurro.
-La Salvadora de Eldarya merece intimidad. La guardia se encargará de velar por ella desde fuera. 
Nevra entrecerró los ojos, amenazante, pero Lance simplemente asintió. Comprendí que no estábamos en situación de exigir nada, así que tomé aire, e intentando mantener la dignidad, me despedí de los chicos con un gesto de cabeza y entré en mi tienda.
El lugar estaba decorado sobriamente, si es que la palabra "decoración" podía emplearse: un camastro, bastante grande dada la situación, ocupaba la mayor parte de la estancia. El suelo estaba tapizado con alfombras y también había un baúl y una pequeña mesita con una vela encendida. Pese a todo, la cama resultó ser bastante mullida y tras quitarme el aparatoso vestido y ponerme algo más cómodo, me fui a dormir puñal en mano. Creí que me costaría más conciliar el sueño pero a decir verdad caí rendida en cuestión de minutos, pese a mi ansiedad patente. 


Debía de ser ya bien entrada la noche cuando aquel ruido me despertó. No era especialmente fuerte, recordaba al gotear de un grifo mal cerrado. Eran eso, gotas.
Ploc, ploc, ploc.
Abrí los ojos lentamente para toparme con la absoluta oscuridad de la tienda. Por la fina ranura que correspondía a la puerta se entreveía un hilo de luz tenue, seguramente fruto de la noche estrellada. El goteo seguía, y aunque en un primer momento pensé que sería lluvia, la luz que se filtraba dentro de la tienda no me sugería una noche de tormenta.
Apoyándome en un brazo, busqué incorporarme, dispuesta a asomarme fuera de la tienda para comprobar si de verdad era o no lluvia. 
Una mano húmeda se plantó firme sobre mi boca y sin darme cuenta la mía soltó el cuchillo que todavía tenía sujeto. 
Intenté gritar, pero el agarre se hizo más fuerte mientras con el otro brazo intentaba apresarme desde detrás.
Sabía que me iban a comer, me va a comer, me va...!!
Forcejando con todas mis fuerzas, intenté sacudírmelo de encima, gritando bajo la mano que cubría mi boca. El kelpie, por que al menos estaba segura de que se trataba de uno, tiró de mí hacia atrás, sacándome de la cama por el extremo opuesto y haciéndome caer al suelo. Solo entonces la presión de su mano disminuyó lo suficiente como para pudiese abrir la mandíbula y morderle con todas mis fuerzas. El sabor de la sangre inundó mi boca y criatura soltó un fuerte siseo, retirando la mano y aflojando el agarre sobre mi torso. Aproveché para propinarle un codazo e intenté levantarme aceleradamente, pero tropecé con las sábanas enredadas que habían acabado, como yo, sobre las alfombras. Con el corazón desbocado, gateé un par de metros cuando noté de nuevo una mano húmeda y agresiva sujetar mi pie derecho. Sin mirar siquiera propiné una fuerte coz con la pierna libre, que por suerte acertó en el blanco, o al menos en el brazo con el que me mantenía presa, ya que el kelpie soltó un gruñido contenido junto con mi pie. Incorporándome torpemente, me precipité fuera de la tienda, con las sienes palpitándome y el terror apoderándose de mí por momentos.
-¡¡NEVRA!! ¡¡LANCE!! - Grité desesperada, corriendo hacia su tienda. Justo entonces una enorme e imponente figura me cortó el paso: un caballo negro. 
Retrocedí, mirando frenéticamente a izquierda y derecha. Todo estaba oscuro, solamente las estrellas brillaban sobre nuestras cabezas; ya no había antorchas, ni rastro de nadie más. Antes de que pudiese pensar en algún tipo de estrategia o pudiese volver a pedir auxilio, el caballo bufó y galopó hacia mí. Con un grito agudo me aparté por los pelos de su trayectoria, aunque aterricé de muy mala manera sobre los guijarros que cubrían el borde del lago.
Venga, corre, corre, corre....
Tras rodar unos metros, había acabado cerca de un matorral, en la zona en la que el claro daba paso al bosque. Torpemente me arrastré hacia el arbusto, y una vez estuve amparada por la maleza, me incorporé y eché a correr.
A mi espalda se escuchó el murmullo del agua del lago acompañado de cascos. Más kelpies.
Qué hago, qué hago, qué hago. ¿Y Nevra? ¿Y Lance?
El relincho de un caballo se escuchó a mis espaldas, junto con el ruido de ramas rotas y movimiento de hierbas. Con el corazón a mil corrí como pude por entre los árboles y la maleza, intentando darle esquinazo. Las ramas se me enredaban en el vestido, me arañaban la cara, los brazos. 
¿A dónde voy? Malditos kelpies, tendría que haberme quedado en casa, tendría que haber... ¿dónde está Nevra, Lance? ¿Dónde...?
Juraría que, a mis espaldas, podía escuchar una voz, tranquila pero amenazadora.
-No quiero hacerte daño...
Apreté los puños mientras intentaba correr más rápido aún, presa ya total del miedo, pese a que aún una parte de mi cerebro intentaba mantener mi cabeza fría.
¿No quiere hacerme daño? Pues casi espero que sí, porque como todo esto sea un malentendido y esté montando semejante numerito por nada, Nevra me va a mata...
Mis pies tropezaron con una gruesa raíz que sobresalía y me di bruces contra el suelo. El golpe seco en el pecho y en la cabeza me desorientó durante unos segundos en los que además creí que el aire no entraba en mis pulmones. Por suerte no perdí el conocimiento y pese al dolor logré girar sobre uno de mis costados y rodar hasta esconderme debajo de unas zarzas. No era el mejor escondite del mundo, los pinchos se me clavaban y el pelo se había enredado por completo entre las ramas, pero me daba una falsa sensación de seguridad. Intentando controlar mi respiración entrecortada, agudicé el oído. Durante unos segundos solo escuchaba los latidos martilleantes de mi corazón.
Cyn, ¿qué vas a hacer ahora? Esos dichosos caballos me van a encontrar y me van a comer y no quiero morir, todo por culpa de esta maldita misión, no tendría que haberme despertado, no tendría que haber...
Un crujido de madera cortó por completo mis pensamientos y mi respiración. Sin atreverme a abrir los ojos, esperé. No se volvió a escuchar nada. 
¿Y Nevra, y Lance? ¿Se los habrán comido ya? Sin ellos no tengo la más mínima posibilidad, voy a morir aquí, ni siquiera tengo poderes por culpa del maldito Leiftan...
Un nuevo frusfrus de hojas me sacó de mi caótica mente. No escuchaba el bufido del caballo, ni sus pisadas, pero el kelpie podría haberse transformado en humano. 
¿Quién habría sido? ¿Erskine? ¿Otro kelpie? Lo mismo daba, en breves sería un aperitivo nocturno de kelpie, y si ya habían acabado con Nevra y Lance, yo no tenía ni media posibilidad. Ojalá supiese orientarme, ojalá supiese por dónde habíamos venido...aunque, ¿de qué me serviría? Me había adentrado corriendo como una idiota en un bosque desconocido sin mirar siquiera por un punto de referencia. Probablemente ya no sabría ni volver al lago. 
Iba a morir allí.
Por el Oráculo, Valkyon, lo siento tanto...nunca he estado a la altura de tu Guardia, menos mal que ya no estás aquí para verlo...
Un par de gruesas lágrimas empañaron mi vista, y me llevé las temblorosas y ensangrentadas manos al rostro.  El ruido de la maleza y las ramas hizo que me tensase de nuevo, el pulso otra vez desbocado. No me atrevía a respirar. Sacudí la cabeza, intentando apartar todos aquellos pensamientos derrotistas de mi mente; sabía que no podría huir indefinidamente, pero el instinto de supervivencia me instaba a moverme, a hacer algo. No podía quedarme allí esperando a que me encontrasen. Con cuidado, me fui moviendo y comencé a gatear despacio, muy despacio, por entre aquellas horribles zarzas. Por suerte la parte inferior de los tallos era gruesa y aunque llegada a cierta altura comenzaban a crecerles las hojas y se entrelazaban unas con otras, a la altura por la que yo me movía resultaba fácil desplazarse, a pesar de los pinchos. El ruido parecía acercarse, así que intenté darme toda la prisa posible en alejarme de él.
¿Por qué, por qué todo me pasa a mí? ¿Por qué todo en este mundo me intenta matar? ¿Por qué les he salvado, para morir aquí? ¿Así me lo pagan? Por mí podrían haberse ido todos al infier...
 No sabía que haría una vez las zarzas me dejasen sin su protección, pero solo tenía claro que debía alejarme de allí. 
Efectivamente, unos segundos después sobre mi cabeza ya no había intrincadas ramas repletas de pinchos, sino las copas de los árboles, bastante más arriba. Decidí seguir gateando ya que era posible que la maleza me ocultase todavía, pero una fuerte sacudida entre las zarzas que acababa de cruzar puso fin a todo intento de pasar desapercibida. Tropezando con las faldas de mi vestido, logré incorporarme de nuevo y echar a correr. Notaba la presencia a mi espalda, pero mis jadeos y mis pensamientos a mil por hora me impedían escuchar ya nada. Solo corría, golpeándome contra las ramas, tropezando con las piedras. Trastabillé al toparme con un pequeño desnivel en el terreno, cayendo de nuevo, de rodillas esta vez. 
No, no, no, no, no, corre Cyn, corre, corre, corre...
Una mano rozó mi hombro e instintivamente lancé un codazo hacia atrás, intentando librarme de mi captor. Mi codo no solo no dio en el blanco, sino que la misma mano que me había tocado agarró mi antebrazo, tirando de forma tan brusca que me hizo girar completamente para acabar sentada. Estaba a punto de luchar por mi vida a patadas cuando mis aterrorizados ojos se posaron en la oscura silueta que me acechaba. 
-Cyn, Cyn, soy yo, soy Lance. Tranquila.
Confusa, me detuve, aunque continuaba jadeando y con los puños apretados. El muchacho por su parte no había soltado aún mi brazo.
-Llevo llamándote un rato. Haz un gesto si me escuchas, ¿Vale? ¿Me entiendes?
-Y-yo...¿qué...?-murmuré, y aquello pareció tranquilizar al chico.
-Ahora te voy a soltar, ¿está bien? -Continuó, con voz calmada y un tono que buscaba transmitirme confianza. Asentí, tragando saliva e intentando controlar mi respiración.
-La-Lance, yo...los kelpies, me han...he...no os...¿y Nevra? 
El chico me observó con atención, y aunque todavía estaba demasiado asustada para formar frases coherentes, pareció comprender mi entrecortado discurso.
-Lo sé, tranquila. Nevra está en el campamento, todo está bien. Ahora respira, ¿de acuerdo?
Volví a asentir a duras penas, pero de pronto el chute de adrenalina comenzó a desvanecerse y comencé a temblar. Miré al dragón a los ojos, y sin ser completamente consciente de lo que hacía, me lancé contra su pecho, rodeándolo con mis brazos en un abrazo que le pilló tan desprevenido como a mí. Lance se tensó y tardó unos segundos en colocar una dubitativa mano sobre mi omóplato. La otra fue a parar a mi cabeza, donde me dio un par de toquecitos suaves.
-Tranquila, respira.
 Cerré los ojos mientras intentaba recuperar un ritmo cardiaco normal y evitaba pensar en a quién estaba abrazando. La verdad, llegados a ese punto me daba igual; el ver una cara conocida me parecía suficiente. Tras un tiempo que no supe determinar, abrí los ojos de nuevo y me despegué lentamente del chico, aún algo desubicada. 
-Y-yo...-murmuré, pero seguía sin saber cómo poner en palabras toda aquella pesadilla. - Estaba durmiendo y...un...me agarró y...os llamé pero...
-Lo sé, escuchamos tu grito. Pero cuando salimos ya no estabas, y un grupo del kelpies se internaban trotando en el bosque. Uno de los sirvientes de Erskine nos dijo que habías sido atacada por uno de los habitantes del lago, y que Erskine y sus guardias habían ido tras él. Los seguí para buscarte.
Observé a Lance, sin lograr entender del todo aquello, pero el resumen podría ser que sólo uno de los kelpies, y no toda su raza, había querido matarte. Que todo ese trotar y ruido de cascos podría haber sido una partida de rescate, y que presa del pánico solo había hecho las cosas más complicadas. Quizá si hubiese permanecido junto al lago unos segundos más nada de esto habría pasado.
Lo sabía, ahora Nevra me va a matar por montar semejante escena...
-¿Cyn...? -la voz de Lance penetró de nuevo en mis cavilaciones, y volví a centrarme en él.
-Yo...no tendría que haber salido corriendo pero...tenía miedo, creía que vosotros no...que os habían...no pensé, soy una maldita idiota y...
-No. - Me cortó el chico, serio pero a la vez manteniendo el tacto, mientras arrancaba un trozo de la deshecha falda de mi camisón. - Hiciste lo correcto. No sabías qué había pasado y huir es una conclusión lógica cuando se está solo y desarmado. Además nos encontramos en un territorio desconocido y tanto Nevra como yo te advertimos de sus peligros...quizá en demasía. 
Mientras hablaba, llevó el trozo de tela a las comisuras de mis labios, y solo entonces reparé en el sabor a sangre de mi boca, que por suerte no era mía sino del kelpie al que había mordido. Tras limpiar toda la sangre y mugre de mi rostro, pasó con cuidado los dedos por mi cabello para retirar la hojarasca y demás porquería que se me había enredado. 
-¿Puedes andar? -asentí, y con cuidado el dragón me tomó de las manos y se incorporó tirando de mí con él. Sin soltar mi mano, comenzamos a avanzar por entre el bosque, despacio, hasta que la luz del claro comenzó a entreverse a través de los árboles. De pronto un nuevo ramalazo de ansiedad se apoderó de mí, y tiré de la mano del chico para llamar su atención.
-No quiero seguir aquí. -Clavé mi mirada desesperada en la suya, algo confusa por mis palabras. - Marchémonos ya, no quiero pasar la noche aquí. No puedo, no...por favor Lance, vámonos. Sé que era importante para Huang Hua...pero yo no puedo, no...
Por primera vez desde que nos conocíamos el chico me dedicó una sonrisa tranquilizadora, llena de compasión. 
-Está bien. No te preocupes por Huang Hua, la misión puede darse por cumplida. Nos iremos ahora mismo. -De forma mucho más decidida que antes, pero cuidadosa, llevó su mano libre a mi cabeza, dándome un par de palmaditas suaves.  Como tantas veces había hecho su hermano.
Con un nudo en la garganta, asentí.



Entramos en el claro, nuevamente iluminado con antorchas, y en el que un grupo de kelpies, portando lanzas esta vez, rodeaban a uno de los suyos, arrodillado y maniatado. Otros tantos caminaban de acá para allá, y pude ver a Erskine y Nevra discutiendo junto a la que era mi tienda. Lancé una rápida y ansiosa mirada en dirección al preso, pero sus largos y húmedos cabellos caían en cascada sobre su cabeza gacha, impidiéndome ver su rostro. Con un escalofrío, aparté la mirada.
 Cuando el vampiro nos vio aparecer, abandonó la conversación que mantenía con el monarca sin ninguna delicadeza y se encaminó hacia nosotros.
Sino me ha matado el kelpie ahora me va a matar Nevra, se ve que me toca morir hoy...
-N-Nevra antes de que me grites, lo siento de verdad, no...-comencé, pero para mi sorpresa el vampiro plantó las manos sobre mis hombros y me observó de cerca con un rictus de preocupación.
-¿Estás bien? ¿No te ha hecho nada?
-¿Eh? -parpadeé un par de veces, pillada por sorpresa. ¿Era eso genuina preocupación? ¿No iba a gritarme? - ¿Qu-quién? ¿Lance? No, solo me ha roto un poco el camisón pero...visto cómo está, dudo que se note mucho, ¿no?
Nevra puso los ojos en blanco pero sonrió, muy a su pesar. No pudo añadir nada más puesto que Erskine se acercó a nosotros, flanqueado por dos de sus guardias. Con las manos entrelazadas en la espalda, me observó de arriba abajo: seguro que estaba dando una imagen de Salvadora de Eldarya bastante pobre. Cuando nuestros ojos se encontraron, me dedicó una de sus perezosas sonrisas.
-Lamento de todo corazón lo que habéis tenido que vivir, Cyn. Me encargaré personalmente de que el culpable reciba su merecido castigo. -Con delicadeza, tomó una de mis dañadas manos y volvió a posar sus fríos labios sobre ella. Me resultó incómodo, pero me limité a asentir y a esperar a que me soltase.- Ha sido un desgraciado incidente; la debilidad del espíritu puede jugarnos...malas pasadas. 
Volví a asentir, retirando lentamente la mano, gesto que no pasó desapercibido a ojos del monarca. Observándome con curiosidad renovada, continuó hablando.
-¿Puedo preguntaros porqué no habéis usado vuestros poderes para...defenderos?
Una excelente pregunta. 
Nevra se tensó a mi lado, dando un paso hacia delante.
-¿Cómo os atrevéis a...?
-Desde nuestro despertar, yo y el otro aengel hemos prometido no emplear nuestros poderes. -Mentí, aunque en parte aquello era cierto: por lo menos, la parte que hacía referencia a Leif. - A no ser que el mundo vuelva a estar en peligro, nada justifica el uso de una fuerza tan poderosa.
Tras mi escueto pero contundente discurso, sostuve la mirada al kelpie, que parecía sopesar si creerme o no. Cualquier cosa era mejor que decirles a esa panda de siniestras criaturas que no tenía forma de defenderme. Finalmente Erskine asintió, dándolo por bueno.
-Vuestra decisión os honra, si bien me parece arriesgada. Podéis descansar lo que queda de noche; apostaré unos guardias y...
-Os lo agradecemos, majestad - interrumpió Lance, para sorpresa tanto del kelpie como de Nevra, que nos observaba de reojo - pero nos pondremos ya en marcha. Nuestro plan era partir una vez amaneciese, y ya solo quedan un par de horas para ello. No creo que consigamos recuperar el sueño a estas alturas, así que lo mejor será que salgamos ya. 
Erskine nos observó detenidamente, especialmente a mí, soltando un teatral suspiro.
-¿No hay forma de que os convenza de quedaros? 
-Os lo agradecemos majestad, pero nos espera un largo viaje. - Repitió el dragón, pese a que el kelpie esperaba una respuesta por mi parte, a juzgar por cómo clavaba su oscura mirada en mí. Entrecerró los ojos unos segundos antes de esbozar una sonrisa dolida que no obstante dejaba claramente ver su ironía.
-Como deseéis. Lamento no poder repararos por el incidente sufrido. Mis hombres os ayudarán a preparar vuestra partida. 

Una vez recuperamos nuestras monturas y recogimos las escasas pertenencias que habíamos llevado a las tiendas, volvimos a acercarnos al monarca y su séquito para despedirnos antes de ponernos en marcha. 
-Gracias por vuestra hospitalidad y cortesía, majestad. Recibid los saludos de Huang Hua y sus disculpas por haber descuidado las relaciones entre ambos pueblos. - El tono de Nevra era aburrido y monocorde, dejando patente que se trataba de un formalismo y que ni una de sus células estaba de acuerdo con aquellas palabras. 
-Ha sido un placer. - Repuso secamente el kelpie, antes de centrar su atención en mí. - En cuanto a vos, Cyn, os agradezco vuestra visita y lamento que no hayáis aceptado mi oferta. Si algún día cambiáis de parecer, siempre seréis bienvenida en Talamh Fliuch. Me encargaré personalmente de que no vuelva a pasaros nada cuando decidáis volver.
Un escalofrío recorrió mi espalda pese a que a esas alturas ya estaba acostumbrada a los penetrantes ojos negros del kelpie, siempre acompañados de aquella taimada sonrisa. Volvió de nuevo a inclinarse para el besamanos, tomando esta vez la mía con ambas manos. 
Su mano izquierda, que hasta ahora había mantenido a su espalda, lucía la marca de mis dientes.
Oh,no...
Ante mi mirada asustada clavada sobre sus heridas, la sonrisa del kelpie solamente se ensanchó.
-Espero que tengáis un buen viaje.



-Cyn, ¿podrías...?
-¿Qué, Nevra, qué pasa ahora? ¡Estoy callada! - Rebatí. El vampiro suspiró.
-¿Podrías por favor ir en tu montura? Ya hemos salido de Talamh Fliuch hace rato y me gustaría volver a respirar. 
Apreté aún más los brazos entorno a la cintura del vampiro, que suspiró de nuevo, exasperado.
-Exagerado. Hace siete años habrías matado por tenerme tan cerca. -Mascullé, acomodando mi cabeza en su espalda. Lance iba a nuestro lado, seguido por el Shauko'bow que debería de ser mi transporte pero que ahora trotaba alegre porque el único peso que cargaba era el de nuestros petates. 
-¿No pensarás ir así hasta el cuartel, verdad? 
-Ya veremos. - Por el rabillo del ojo pue ver a Lance sacudir la cabeza, divertido. Nevra puso los ojos en blanco, porque aunque no pudiese verlo, durante aquellas horas pegada a su espalda había aprendido que movía ligeramente los hombros cuando lo hacía. - Bueno, ¿jugamos a algo?


FIN~~



Y bueno, hasta aquí hemos llegado!
Me ha quedado insultantemente largo, perdón! Tengo cero autocontrol a la hora de escribir; no estoy de todo conforme con algunas partes que me habría gustado contar de otra forma, pero corría el riesgo de que en lugar de ser 30 páginas fuesen 50 XDD De todas formas,  espero que os haya gustado o al menos os haya entretenido un ratito~~ Espero vuestros comentarios e impresiones, e intentaré traeros más fics como este (si os gusta) o de otro tipo, así que contadme vuestras opiniones al respecto~~ y como ya sabéis, soy una persona muy indecisa así que haré consultas por Twitter sobre la temática, etc.

Esto es todo por el momento <33
Nos leemos! 

Nos leemos~