domingo, 27 de marzo de 2022

Anime. Yuukoku No Moriarty

Hi!
Hace muchísimo que no venía con anime pero en esta ocasión os traigo una obra de arte, master piece, un anime con trama y maromos que si no os habéis visto, no sé a qué esperáis. 

 Como siempre y antes de empezar :buena parte de la reseña es mi opinión personal e intransferible, y como digo siempre, cualquier otra es perfectamente respetable. 

Whatever, sin más dilación:

Yuukoku No Moriarty


Título: Yuukoku no Moriarty
Año: 2021
Género: drama, suspense 

Reseña: Inspirado el eterno antagonista de las novelas de Sherlock Holmes, nuestro protagonista es William James Moriarty y sus dos hermanos, Albert y Louis. Los tres, aparentemente encantadores jóvenes de la aristocracia inglesa tienen sin embargo un noble objetivo: poner fin al estricto sistema de clases y a las penurias y abusos que sufren las clases trabajadores por parte de la aristocracia y la nobleza. No obstante, para lograrlo han optado por convertirse en los villanos de la historia: su método para cambiar la sociedad y acabar con las clases sociales es el asesinato y caza de los aristócratas. Gracias a numerosos colaboradores todos muy guapos y a la increíble inteligencia de William, trazan macabros planes para organizar crímenes perfectos que sin embargo sacudan a la sociedad. No obstante todo parece complicarse cuando entra en escena el famoso aunque estrafalario detective consultor de Scotland Yard, Sherlock Holmes, al cual William intentará poner a prueba para confirmar que se trata de un rival digno.

Es un anime que se emitió como 2 temporadas, pero están recogidas en una sola de 24 episodios, basado en un manga del mismo nombre que aún está en publicación. En abril sacarán un OVA.


Los personajes: hacía tanto que no veía un anime de maromos que podría llorar ante la perspectiva de que todo el mundo sea guapo. No dejan de aparecer personajes durante todo el anime, más o menos secundarios, pero no hay NI UNO SOLO que no sea un alivio para la vista. Un lujo. Una maravilla. Os hablaré un poco de los 4 protas pero quiero que sepáis que no sólo aparece Sherlock Holmes y su inseparable Watson, sino que en algún episodio hace algún cameo otro antagonista de las novelas del famoso detective. También aparecen personajes tan random como pueden ser Jack el Destripador o James Bond os lo juro, no os hago spoilers pero ese tremendísimo plot twist es UNA OBRA DE ARTE.

William. El protagonista y la mente maestra detrás de todo lo que acontece en el anime. Extremadamente inteligente y dispuesto a dar su vida por la causa, ante los ojos de los demás no es más que un simple profesor de matemáticas en la universidad. 

Louis. Hermano gemelo de William y mayordomo de la mansión en la que viven. Tiene muy poco protagonismo para mi gusto, la verdad, yo le habría dado mucho más plano en cámara. Callado y reservado y muy preocupado por su hermano.

Albert. Hermano mayor y cabeza de la familia Moriarty, tiene un desarrollo de personaje en su infancia muy interesante que no os destriparé. Tampoco tiene todo el protagonismo que me hubiese gustado, la verdad.

Sherlock Holmes. Un investigador excéntrico y algo muerto de hambre que vive alquilándole una habitación a una pobre muchacha que está harta de él. Rápidamente pesca a Watson y lo une a su causa.




La trama: Lo dicho: los protagonistas de este anime son los villanos, los malos. Aunque su objetivo es claramente bueno y están dispuestos a sacrificar su nombre y su vida por ello, sus métodos son los "equivocados": extorsión, asesinato, liarla parda en general. 
El anime comienza haciéndonos una pequeña introducción a la vida de los hermanos Moriarty y al origen de sus nobles aspiraciones; a partir de ahí, la historia la forman pequeñas historias individuales, de uno o dos capítulos, en las que nuestros protagonistas intervienen de una u otra forma. Hacia la mitad del anime la trama pasa a centrarse más en Sherlock Holmes, empiezan a aparecer más personajes con cierta relevancia, y la historia comienza a tomar un rumbo más definido y no ser solo una sucesión de pequeñas historias aisladas. 

Así a modo de resumen rápido: William y Louis son dos huérfanos que un buen día son adoptados por un rico aristócrata, el señor Moriarty, quien lo hace por quedar bien de cara al público y no por verdadero interés por hacer una buena acción. William es un niño brillante que ayuda a todo aquel que le pide consejo, ya sea económico, legal, o lo que sea: acuden a él mucha gente trabajadora para que les asesore. No obstante el niño sabe que la verdadera plaga que impide prosperar a esa gente es la clase pudiente, la nobleza, y que por tanto la única solución para vivir en una sociedad justa es abolirla. Su hermano Louis, mucho más calmado porque tiene una salud débil, está decidido a ayudarlo, y no tarda en convencer a su hermano adoptivo, Albert, quien pese a ser un noble detesta el comportamiento de los de su clase social. Así, desde pequeños se proponen que cambiarán Inglaterra y lo harán de la forma más drástica posible: derramando toda la  sangre necesaria en el proceso.

En el presente, los tres hermanos Moriarty llevan una vida normal, pero desde las sombras influyen y se aprovechan de las desgracias de la clase trabajadora para alimentar su ira contra los nobles y darles medios para su merecida venganza. Así, sin ser mano ejecutora, comienzan a ser responsables de sórdidos asesinatos de miembros de la aristocracia, exponiendo sus pecados y crímenes para demostrar a toda la población que su muerte era merecida. Se amparan bajo el nombre de "El Amo del Crimen", que consigue dejar en jaque a la policía y a la sociedad. No obstante pronto entra en acción Sherlock Holmes, cuyos métodos tampoco son muy tradicionales y en general trae de cabeza a Scotland Yard. Aunque comparte ideal y objetivo con "el amo del crimen", obviamente no comparte sus métodos y pronto se convierte en su objetivo destapar la verdadera identidad del asesino y resolver el misterio en torno a su persona. Por su parte, William se siente realmente interesado por Sherlock, al cual considera un igual en intelecto, por lo que empieza a planear asesinatos y tramas intrincadas con el único objetivo de probar la valía de Holmes y hacerle comprender mejor sus objetivos. 
El anime es por tanto una serie de historias cortas sobre asesinatos y planes de William para destapar a aristócratas corruptos, pero hacia la mitad se convierte en un pulso de intelecto entre él y Sherlock, hasta que llega a un punto en el que se respetan y admiran mutuamente aunque el asunto parezca abocado a acabar con un solo vencedor.


Os recomiendo no shippearlos porque una vez que lo haces ya no hay forma hetero de volver atrás.


ZONA DE SPOILERS. Pequeño destripe de la trama y fangirleo vario.
Como bien he mencionado arriba, una vez que empiezas a verle la parte gay, no hay vuelta atrás.
De verdad, una master piece: al principio me habría bastado con que fuesen solo historias cortas y turbias sobre cómo William y sus compis se cargan a nobles locos y despóticos, por lo que cuando Sherlock apareció y comenzó a chupar cámara no me gustó mucho. Pese a todo, rápidamente le coges cariño, lo cual es una jugada maestra por parte de este anime porque de pronto te gustan los dos bandos y sabes que esto tiene muchas papeletas de Acabar Mal.
Seré sincera: en cuanto lo empecé pensé que acabaría con William y todo su sector criando malvas.
Pero no ha sido así y no sabéis lo feliz que me ha hecho: han creado un final PERFECTO, aceptable y satisfactorio y han cerrado con elegancia la serie sin recurrir al drama. Todos acaban vivitos y coleando, y LO MEJOR es que William y Sherlock acaban siendo abiertamente pareja amigos.
Pero de verdad, que nadie venga a decirme que el último episodio no era queerbait puro y duro, por DIOS. Para los que os venís a comer los spoilers, os resumo el final: William decide presentarse como El Amo del Crimen, de forma que por fin proporciona un rostro al que la población pueda odiar y unirse contra él, lo que era su propósito. Cree que si todos se unen contra él, los nobles dejarán de lado sus privilegios e intentarán ayudar a la clase trabajadora. Provoca el gran incendio de Londres para presionar a la sociedad a que colabore y una vez logrado, se sube a un puente donde había acordado encontrarse con Sherlock. William decide que el broche de oro para su plan malévolo es suicidarse delante de todo Londres y así de paso dar fama a su amigo por haber sido quien ha dado muerte al Gran Villano. No obstante Sherlock no quiere luchar contra él, por lo Will no tiene otra que TIRARSE DESDE EL PUENTE. Pero Sherlock decide que SI MUERE WILLIAM, ÉL NO QUIERE VIVIR así que se tira con él y se precipitan ABRAZADOS al vacío.
Llorando estoy.
Luego nos hacen un flash foward de qué ha sido de cada uno de los protagonistas y nos dejan ver cómo Sherlock va a Suiza a visitar a William, que parece vivir allí de incógnito, por lo que todos contentos y felices.
Pero vamos. El último episodio es gay y a mí no me convencerán de lo contrario.
FIN DE LOS SPOILERS, circulen, aquí no ha pasado nada.


Opinión personal:  una obra de arte, masterpiece, una joya visual además con trama y todo. Para ser yo una persona que ABORRECE los animes de detectives y/o espías, que me haya gustado dice mucho a su favor. Lo empecé con cero expectativas y dando por hecho que no soportaría una trama basada en Sherlock Holmes porque nunca me ha gustado ni ha sido mi tipo de género literario, y estaba dispuesta a verlo solo por los maromos hasta que me cansase. Sin embargo, y para mi grata sorpresa, me he encontrado con una trama que te atrapa, llena de aspectos turbios y retorcidos y con unos protagonistas muy interesantes. La única pega que le encuentro es que me hubiese gustado más que los episodios se centrasen en los protagonistas y no tanto en la historia en general, pero creo que en parte esa es una forma fantástica de retratar la naturaleza del anime: la trama no se centra en los personajes principales, sino en la sociedad y en cómo las acciones de estos influyen en ella. A los protas no les importa su vida, sino cómo pueden usarla desde el anonimato para cambiar las cosas, y eso se refleja perfectamente en la trama.

Y por cierto: las canciones de ambos openings, son una Obra de Arte. 



Sobre el dibujo y la animación:  qué decir que no me haya cansado de repetir, son todos muy maromos y la verdad, viendo la dinámica de los animes que veo últimamente, no sabéis hasta qué punto lo echaba de menos. 


El final: muy satisfactorio, la verdad. Han cerrado la temporada sin recurrir a destrozarme la vida y el corazón, cosa que agradezco. De verdad, ha sido un final muy elegante. Teniendo en cuenta que desde el minuto uno sospeché que esto iba a acabar como el Rosario de la Aurora, me ha gustado mucho que no hayan caído en el tentador dramatismo trágico. 



En resumen: estoy pecando de fangirl pero este anime tiene todo lo que necesitaba: maromos, revolución proletaria, acción, su parte turbia y retorcida, jueguecitos psicológicos y drama elegante con un buen final. Si os gusta el género detectivesco es vuestro anime, porque está plagado de intrincados planes malvados orquestados con cuidado que suponen una lucha de intelecto entre Moriarty y Holmes. Pese a tener pequeñas historias y dramas menores, todo se encuadra perfectamente en una trama general, y todos y cada uno de los pasos que dan los protas desde el principio van encaminados hacia un final inevitable, que sin embargo acaba sorprendiendo igual.
Y si como yo, habéis venido aquí por los maromos, os lo recomiendo altamente, no tiene pérdida. 


Si tuviese que puntuarlo, le daría un 9


Well Well, esto es todo. Os recuerdo que saldrá un OVA en abril y que si lo habéis visto, no sé que hacéis que no estáis escribiendo vuestros feels en los comentarios, la verdad. 

Bueno, pues hasta aquí hemos llegado por el momento~~
See you~~~

domingo, 20 de marzo de 2022

Randomdarya. Fic capítulo 6


Hi! Aquí estamos, otra vez! 

Antes de empezar y como siempre, muchas gracias por leer y por vuestros comentarios en los episodios anteriores, me alegro mucho de que os guste <33 lenta pero segura, intentaré seguir subiendo más cositas de esta historia <3 Disculpad por la tardanza, esta vez no ha sido tanto culpa mía como de Beemoov que se ha matado a sacar cosas estos meses y no me ha dado la vida para todo (??)

Para quién se haya perdido el anterior o no sepa de qué hablo, he comenzado a escribir una Historia Seria Propia. Lo del título, como veis, no sé si algún día se logrará o si decidiré seguir vuestros sabios consejos y dejarlo en algo tipo "las aventuras de Cyn". Mientras tanto, quí os dejo los episodios anteriores:
- Fic capítulo 1! 
-Fic capítulo 2!
-Fic capítulo 3! 
-Fic capítulo 4!
-Fic capítulo 5!

Esta vez os traigo un fic...bueno, ya lo veréis (?) creo que he pecado de auto indulgencia porque no tiene mucha acción y es solo drama y ridículo sin mucho objetivo (?).  Como la última vezintentaré traeros al menos un episodio cada mes o cada dos meses depende de cómo ande de imaginaciónpero espero me disculpéis si me retraso un poco (y os juro que intentaré traeros fics más de seguido si la vida me lo permite).
No os doy más la tabarra, os dejo leer:


RANDOMDARYA 6

Tras mi última misión, Nevra se enfadó conmigo, como era de esperar.
La verdad es que la que estaba enfadada era yo. No había hecho nada malo...o bueno, nada malo conscientemente.
¿Cómo iba a saber yo que ese dichoso viejo asqueroso me la iba a jugar y...? Dichoso óxido, ¿por qué demonios no se va? Llevo toda la mañana frotando.
La reunión extraordinaria que se había convocado tras mi regreso y que era la responsable de que ahora trabajase en la forja no fue muy tranquila, que digamos. En primer lugar, encallar el barco en la arena no fue una forma muy delicada de llegar, pero Deo no quería mojarse los pies al bajar de él. En segundo lugar, aparecer una semana antes de lo previsto, acompañada de mis compañeros inconscientes y de un viejo arisco no me garantizó el recibimiento triunfal que esperaba, si bien todos estaban positivamente sorprendidos de que la "superviviente" fuese yo.
Hubo una pequeña conmoción inicial, en la que intenté explicar que Karenn, Chrome y Mathieu no corrían un peligro inminente pero que necesitaban ser tratados; obviamente, Deo me cortó, y como si fuese el rey del lugar decidió que asistiría a Ewelein para ayudar a curarlos. Como nadie sabía qué había pasado, pero sospechaban que se trataba del misterioso alquimista, le dejaron hacer, e incluso pude disfrutar de unos momentos de deleite personal ante la sorprendida cara de los miembros del consejo, que seguramente no esperaban que fuese a traerlo conmigo.
El problema llegó cuando tuve que dar parte de lo acontecido. Todo empezó bien, la verdad: no en vano me había pasado todo el trayecto hasta allí pensando cómo presentar los hechos. Habíamos llegado allí, Karenn había hecho sus preguntas y todos habíamos actuado de acuerdo al plan; simplemente no había funcionado. Una vez las cosas se pusieron feas, había logrado ayuda del mismísimo alquimista y había conseguido sacarnos a todos de allí, sanos y salvos y con la misión cumplida. No obstante, tuve que mencionar la astuta y sucia jugada del vejestorio. Nevra en seguida me lo echó en cara, y de no haber estado cansada y harta, la cosa no habría ido a más, pero la verdad es que nuestra conversación fue escalando hasta unos niveles nunca vistos y que prefería no recordar. Cualquier mínimo avance hacia el entendimiento mutuo se fue a tomar viento cuando el muchacho me echó en cara que "me había cargado la posibilidad de cualquier avance diplomático".
Rasqué más fuerte el óxido de la armadura, molesta solo de recordarlo.
Qué diplomacia ni qué demonios, ya nos odiaban desde el principio. ¿Qué más da que ahora tengan razones reales para hacerlo?
Huang Hua tuvo que intervenir pero al vampiro aún le dio tiempo a añadir que no se me debería haber dejado ir y que en general, era una chiquilla inconsciente que siempre ponía en peligro las misiones, y aunque hasta ahora había tenido suerte, llegaría el día en el que no podría enmendar mi error y todos lo pagarían.
Bastante dramático, en realidad. 
En el fondo me dolía todo aquello, en especial porque yo misma lo pensaba: aunque saliese siempre airosa, o era gracias a los demás o a un golpe de suerte que me permitía salvar el día. 
¿Siempre he sido tan mala guardiana? ¡Antes no era tan torpe! Me he tenido que oxidar estos años, sí, seguro que es porque... porque antes siempre estaba Valkyon para ayudarme. 
Tiré el estropajo con furia contra la pared y me dejé caer sentada en el suelo. Era increíble que, pese a que ya había pasado un tiempo, siguiese acusando tanto su falta. Todo era mucho más difícil ahora, y no era porque Nevra me tuviese manía o porque las misiones fuesen más difíciles. Era porque no estaba Valkyon. No había nadie que tuviese paciencia conmigo, ni que me cubriese las espaldas, ni que fuese tirando de mí y tendiéndome la mano cada vez que caía. Aunque tuviese a Leiftan, no era ni remotamente lo mismo, y más vista su negativa a usar sus poderes y luchar. Quería aferrarme a que ahora era una aengel, tenía poderes, pero el no saber usarlos adecuadamente no suplía mis carencias. Para mi más profundo desencanto, lo más parecido que tenía ahora era a Lance, y el solo pensamiento hacía que me sintiese incómoda. 
También discutí con él. Bueno, en realidad "discutir" no era la palabra, ya que para ello era necesario la intervención de las dos partes y el chico parecía gozar de un autocontrol envidiable que solo me ponía más nerviosa. El dragón parecía haber descubierto una táctica para hacerme callar mucho más efectiva que gritarme: en lugar de responder a mis puyas y acusaciones por haberme mandado casi a la muerte, se centraba en mis logros, que por lo visto, existían. "Has solucionado el problema de forma exitosa con los medios a tu alcance " o "has sabido que lo fundamental era proteger a tus compañeros y lo has logrado pese a tu escasa preparación" solo eran frases que hacían que me sintiese más incómoda y desistiese en mi lucha verbal contra él. Así no era divertido, ni liberador. Era frustrante que, para una vez que alguien valoraba mis acciones, fuese precisamente él. Finalizó su discurso con un "estoy orgulloso" que no quise quedarme a escuchar.
Mi lucha contra el óxido de las armaduras de la forja era por tanto una decisión personal. Pese a que los gritos que nos dimos Nevra y yo alcanzaron un nivel hasta vergonzoso, nadie me castigó por ello y en general intentaron centrarse en la parte positiva, que era que todos habíamos vuelto con vida. Karenn y Chrome habían despertado al día siguiente de nuestra llegada, aunque todavía tenían que pasar por la enfermería diariamente para asegurar que el veneno no había dejado rastros. Mathieu seguía ligeramente convaleciente, por lo que Ewelein aún no le había permitido abandonar su cama. Por mi parte, cada dos días tenía que ir a que la elfa me echase un vistazo, pero al no haber ingerido tanto veneno como los demás, mi caso había sido sensiblemente más leve. Había tenido la oportunidad de hablar con Karenn y Chrome, quienes obviamente me estaban agradecidos por no haberlos abandonado y haberlos sacado de allí, aunque en el caso del lobo se atormentaba bastante con el hecho de no haberse percatado de nada. Como parecía que aún no estaban al corriente de que me había traído a Deo conmigo, disfruté de la calma previa a la tormenta. El alquimista por su parte había sido instalado en el cuartel y en general, cuando el consejo no lo requería para sus interrogatorios super secretos, pasaba todo su tiempo solo o incordiando a Huang Chu en la sala del alquimia. De vez en cuando me cruzaba con él y me dedicada una sonrisilla pedante debido a que había descubierto que, pese a ser la Salvadora, allí se me trataba como el último mono. 
 Aunque estaba dispuesta a ocuparme con cualquier misión con tal de pasar poco tiempo por allí,  Huang Hua sin embargo dictaminó que me merecía un descanso y que me apartarían de las misiones durante un tiempo, lo cual era la forma diplomática de admitir que en parte Nevra tenía razón y que quizá enviarme de misión no era productivo. De pronto me vi con tiempo libre y una necesidad imperiosa de estar sola y dar rienda a mi bilis, así que simplemente opté por encerrarme en la forja a ordenar y limpiar, cosa que nunca estaba de más y donde seguro que no molestaba a nadie. No estaba sola, no obstante: Drev cumplía condena desde que nos habíamos conocido aquel fatídico día - para él - en la cafetería, así que seguro que yo no era lo peor que había en aquella guardia si el phoka había conseguido enfadar tanto a Lance.
-¿De nuevo aquí, Salvadora? Creo que alguien se ha enamorado de mí y no sabe admitirlo. - Ronroneó Drev, entrando en la forja como si fuese el rey y señor del lugar. Teniendo en cuenta que se pasaba media vida allí, tampoco le faltaba razón. Viendo mi estropajo tirado unos metros más allá, tuvo la decencia de recogerlo y entregármelo con una reverencia. Cuando lo tomé pude ver como me guiñaba un ojo bajo su maraña de pelo despeinado. Suspiré.
-Hola Drev, ¿hoy no vas a intentar escaquearte? 
-Me ofendes, Cynnie. -Solté un bufido exasperado. El muchacho había tomado por costumbre ponerme aquel estúpido mote que hacía que me arrepintiese de haberle dicho mi nombre en primer lugar. No necesitaba un apodo, mi nombre en sí ya era un apodo. Iba a corregirle por quincuagésima vez cuando la puerta volvió a abrirse.
-Así que a esto te dedicas, ¿no? A amargar a Cyn. - Una pila de armaduras tras las cuales supuse que se encontraba Landrah, entró con paso dubitativo en la sala. En cuanto hubo localizado una mesa, descargó los cachivaches con cuidado, pero no con el suficiente como para evitar que algunas de las piezas terminasen en el suelo causando un gran estruendo. Al ver cómo Drev se llevaba las manos a sus sensibles orejas gatunas con gesto de desagrado, sospeché que quizá había sido a propósito.
-Aquí estoy yo. Búscate otra zona de castigo. - Rebatió el phoka.
-La forja no es tuya, Drev, por mucho que te pases la vida aquí. 
-Lárgate. 
-Oblígame. - Respondió desafiante Landrah. Por mi parte continué sentada en el suelo, paseando la mirada confusa de uno a otro sin saber muy bien qué estaba pasando, pero sin atreverme a intervenir. Conociendo a Landrah, ahora vendrá un...- ¿quieres que luchemos por el lugar? Un pulso. Quien gana se queda.
Sí, ahora viene un pulso.
-No pienso rebajarme a tu nivel de taberna, enana. -Drev agarró una de las espadas que esperaban sobre la mesa a ser devueltas a su lugar y realizó una floritura que solo causó que su adversaria pusiese los ojos en blanco. -Te desafío a un duelo. Por la dulce compañía de nuestra dama, la Salvadora.
-Esto...- comencé, intentando incorporarme para hacer que mi presencia se tuviese en cuenta. Landrah por su parte se acercó a una de las paredes en las que descansaban las armas y tomó un estoque. Volví a sentarme de nuevo, por seguridad.
-Hecho. Prepárate para...
-Ejem. - El carraspeo no fue especialmente alto, pero sí lo suficiente para llamar la atención de Drev, que rápidamente intentó ocultar la espada tras su espalda, lo cual llamó a su vez la atención de Landrah, de espaldas a la puerta. Lance observaba la escena con los brazos cruzados sobre el pecho, pero ni de lejos con la misma confusión que se pintaba en mi cara, por lo que supuse que aquello era algo habitual. - Espero que no fueseis a luchar en la forja.
-N-no, solo estábamos...
-¡Ha empezado él! -Espetó la chica, sin hacer ademán de envainar ni de dejar su arma. Drev pegó un respingo.
-¡Landrah! ¿Te puedes callar?
-Os lo estáis pasando muy bien para ser esto un castigo, ¿no? -Apuntó el dragón, pero su atención se posó en mí una vez me hubo descubierto en suelo rodeada de armaduras para limpiar. - ¿Tú qué haces aquí?
-Ummm...¿de público? -Respondí, y aunque no era mi intención que sonase irónico, mi tono de voz parecía haberme traicionado. Drev se rio por lo bajo pero una rápida mirada de reojo de Lance fue suficiente para acallarlo. Suspiró imperceptiblemente.
-Landrah, Drev, quiero que recojáis esto. Volveré en dos horas y más os vale que todo esté en su sitio. Cyn, ven conmigo un momento.
-Pero...-comenzó mi amiga, pero su queja fue acallada por la mía.
-Pero si yo no he hecho nada. - Musité, con un mohín molesto. Seguro que iba a encasquetarme alguna otra misión de dudosa naturaleza y la verdad, no me apetecía enfrentarme a Nevra tan pronto. Lance alzó una ceja por toda respuesta, así que refunfuñando me levanté y lo seguí fuera de la forja.
-¿Y bien? 
-¿Qué haces aquí? 
Parpadeé un par de veces, confusa.
-¿Limpiar? - El chico volvió a cruzar los brazos sobre el pecho, claramente molesto por mis respuestas, pero no estaba buscando ser impertinente. Simplemente me hacía preguntas un poco estúpidas.
-No te han amonestado, no tienes porqué estar en la forja.
-No tengo nada que hacer, así que... - comenté, encogiéndome de hombros.
-Que yo sepa, ahora tienes un alcopafel al que amaestrar, ¿no es cierto? -Había cierto deje de burla en su voz, pero no pude evitar suspirar teatralmente.
-Se lo he dejado a Jamon unos días, por lo menos hasta que deje de intentar comerse mis cosas. Yo no...tengo buena mano para los bichos. Parece ser.
-Ni para Nevra. - Apuntó el chico, con cierta sorna. 
-Oh, por el amor de...
-Deberías hablar con él. 
La que cruzó los brazos delante del pecho en aquella ocasión fui yo. Después observé de arriba abajo a mi jefe de guardia, intentando mantener la compostura.
-Creo que estabas delante la última vez que hablé con él. 
-Sí. Por eso creo que lo mejor sería que hablaseis. Bien. Dale la oportunidad de disculparse.
-¿Que le dé qué? -Corté, sin estar segura de haber oído bien. ¿A qué venía todo aquello? Entrecerré los ojos un segundo, meditabunda. - ¿Ha sido Huang Hua? ¿Nuestras vibras le alteran el aura y te ha pedido que intervengas para que hagamos las paces y el cuartel vuelva a ser un remanso de paz y tranquilidad?
-No. Creo que Nevra no ha sido justo contigo porque el estado en el que apareció su hermana le afectó más de lo esperado. Habla con él. No puedes...
-¿No puedo...? - Lance suspiró, visiblemente molesto por la agresividad con la que estaba guiando la conversación.
-No puedes esconderte en la forja toda la vida. 
Es que estoy harta, Lance, harta. 
-¿Y qué te importa a ti lo que yo pueda...?
-Me parece un desperdicio que malgastes tus capacidades limpiando óxido. 
-¿No te cansas de ir de bueno? - Estallé, para mi genuina sorpresa, pues me creía con mayor autocontrol. El dragón por su parte no parecía realmente sorprendido. - No sé qué intentas compensar con todo este derroche de amabilidad, pero...bueno, sí lo sé. Te adelanto que no va a funcionar, puedes dejar de intentarlo. 
Lance se encogió de hombros, para nada afectado por mi discurso. Maldición, había perdido facultades; por lo visto ya nadie se tomaba en serio mis enfados.
-Solo me comporto como tu jefe de guardia. -Abrí la boca para rebatir, pero dado lo dispuesto que el chico estaba a charlar, concluí que lo mejor era dejarlo estar. - Pero si piensas seguir trabajando en la forja, intenta no involucrarte mucho con Landrah y Drev.
-¿Por qué están ahí? -Inquirí, lanzando una rápida mirada sobre mi hombro. No se oía entrechocar de espadas, lo cual ya era un logro. Lance puso los ojos en blanco.
-Porque no está Yvair. 


En seguida comprendí mejor a qué se refería Lance una vez volví a la forja: Drev y Landrah no se llevaban especialmente bien. No es que no fuesen amigos, simplemente ambos tenían un carácter explosivo que chocaba con el del otro, y sin la debida supervisión, sus puyas continuas solían acabar en las manos. Yvair y la tal Natara solían ser capaces de mantenerlos a raya, e incluso la presencia de Mila podía evitar que las cosas fuesen a más, pero tanto la banshee como el elfo estaban de misión, y de la desconocida Natara yo no sabía nada aún. Por tanto Drev y Landrah se habían quedado solos, sin supervisión, en el QG, para quebradero de cabeza de Lance, que tras una de sus muchas refriegas los había castigado a los dos. Aunque bueno, Drev ya cumplía pena por otras cosas y en general aquello no suponía una mejora porque los chicos no hacían más que buscarse mutuamente para seguir discutiendo. Seguía maravillándome que a mí me gritasen por cualquier cosa, cuando a su lado yo era literal y figuradamente, un angelito. 
Pese a todo, pasar el tiempo con ellos era entretenido, aunque conllevase como mínimo una visita de Lance a donde quiera que estuviésemos para poner orden.
-A ti nunca te regaña, Cinnie. - Protestó Drev una vez el dragón se hubo ido de nuevo tras haberles gritado por haber usado el fuego de la forja para calentar la jarra de café. -¿Qué truquillo has usado, Salvadora?
No pude evitar una cierta mueca de disgusto ante el sugerente alzamiento de cejas del pohka.
-Esta metida en un cristal siete años por su culpa, ese el truco. -Solté, señalándole con el puñal que estaba limpiando. El muchacho arrugó el entrecejo.
-¿Qué? 
-Oh, no me digas que tú tampoco sabes que tu jefe guardia era un famoso genocida. - Comenté y la expresión del chico mutó a la de genuina sorpresa. Landrah puso los ojos en blanco mientras pasaba a mi lado cargada con armas.
-Además de idiota, es relativamente nuevo en el cuartel, y Yvair nunca habla del tema así que... -murmuró al pasar junto a mí.
-Ya veo. - No pude evitar esbozar una sonrisilla mientras carraspeaba. - Estás de suerte Drev, te voy a contar una historia. 
Para mi propia sorpresa no disfruté tanto rememorando aquello, aunque era lógico: ¿qué satisfacción iba a sacar yo de recordar uno de los momentos más traumáticos de mi vida? A medio relato me limité a contar por alto lo sucedido, pero para mi frustración ni siquiera obtuve una mínima satisfacción al señalar que Lance había sido el malo en todo aquello. Supongo que había madurado, después de todo, o quizá ya todos los traumas acumulados desde mi despertar habían suplantado mi preocupación por Lance. Todavía me costaba admitirlo, pero era cierto que parecía haber cambiado; y si era todo una muy buena fachada, vista la lista de personajes que habían atentado contra mi vida últimamente poco importaba uno más. 
Drev escuchaba atento mi historia, pero al igual que todos, no parecía especialmente impresionado por el hecho de que el mismo hombre que ahora le tenía fregando armaduras hubiese estado a puntito de destruir todo su mundo. Una vez hube acabado, asintió satisfecho, como si toda aquella información le diese sentido a la personalidad retorcida de alguien que te obliga a pasarte 3 semanas en la forja limpiando. 
-Yo creo que oculta algo todavía. - Comentó finalmente el phoka, tras un largo silencio durante el cual se estuvo mesando la barbilla con la mirada ausente. El suspiro de Landrah se escuchó desde el almacén de armas.
-Oh vamos, Drev... -masculló la enana, que salió lista en mano mientras buscaba con la mirada algún arma concreta entre la enorme pila que descansaba sobre la mesa.
-¡Qué sí! Siempre me ha dado mala espira, pero...
-¿Ah sí? -Intervine, no sin cierta desconfianza. - ¿Por qué? 
-¿No es obvio? -Intervino Landrah, analizando una espada corta del montón.- Nadie que fuese trigo limpio aceptaría a alguien como Drev. Y más después de que Chrome lo expulsase de su guardia.
Ojiplática, volví mi mirada al phoka. 
-¿Que Chrome hizo qué?
-Gracias Lan', es un detalle que nunca te olvides de esa historia. - Replicó Drev clavando una mirada asesina en la enana, quien sin embargo no podía parecer más satisfecha del resultado, y tras dar por buena el arma, volvió al almacén para guardarla en su sitio. Al encontrarse con mi mirada interrogante el muchacho carraspeó, rascándose una oreja. - Bueno, fue...una incompatibilidad de caracteres, solo eso.
-Sí, solo eso. No es como si.... -el phoka carraspeó de nuevo de forma notoria, interrumpiendo a la muchacha. Esta calló, pero le dedicó una mirada burlona, asomada a la puerta del almacén. 
-Estábamos hablando de Lance. No es trigo limpio.
Por una vez, y para mi propia sorpresa, alcé una ceja con escepticismo ante esa afirmación.
-¿En qué te basas? 
-Siempre que puede, realiza sus misiones solo, pero siempre insiste en que no hagamos precisamente eso. 
-Quizá se deba a un derroche de autoconfianza. Es un dragón y... -de pronto me detuve, consciente de que lo estaba defendiendo. Sacudí la cabeza, ligeramente molesta por el hecho de que mi tendencia a llevar la contraria me hubiese posicionado del lado de Lance en aquella conversación. 
-Hombres... - Masculló Landrah desde el almacén.
-Además - interrumpió el phoka, el orgullo de quien ha descubierto un secreto patente en su tono. - Desde hace poco suele ausentarse cada quince días. Desaparece un par de días y vuelve como si nada, pero no se trata de una misión.
-¿Y tú cómo sabes eso? - Inquirió la enana, que curiosa se había asomado de nuevo desde el almacén y observaba al phoka con desconfianza nada disimulada. -¿Ahora acosas a Lance?
-No pero, ¿a quién le encargan revisar los informes? - Drev parecía realmente orgulloso de eso, pero solo causó una mueca divertida en su interlocutora.
-Claro, claro, olvidaba que el honor de recibir ese castigo siempre recae en ti.
-Ya bueno, lo que tú digas Lan'. - Despachó a la chica con un ademán de mano y volvió a centrar su atención en mí. - Se marcha dos días pero luego nunca hay reportes de misión. Y todo comenzó desde vuestro despertar.
-¿Y...? -aventuré, sin acabar de entender a dónde iba todo aquello. Por el rabillo del ojo vi a Landrah poner los ojos en blanco mientras entraba y salía del almacén. - ¿Quizá se vaya a ahogar sus penas en alguna taberna? 
-...O quizá esté planeando algo. Piénsalo, Cinnie. Tú y el otro aengel estabais cómodamente fuera de combate hasta hace nada. Pero de pronto - el chico se levantó de un salto, tomando una de las armas de la forja y apuntádome con ella - ¡CHAS! ¡Volvéis a la vida! Frustrasteis sus planes una vez pero parecía haberse librado de vosotros, y sin embargo, aquí estáis de nuevo. Seguro que querrá vengarse, o quizá durante estos años estuviese planeando algo y ahora con vosotros aquí no...
-...mira Drev, con todo el respeto, dudo mucho que Leiftan-no-quiero-usar-mis-poderes y yo, la aengel-incompetente podamos...
-¡Exacto! - Saltó el chico, haciéndome pegar un respingo. - El daemon...
-Aengel. - Gruñí yo, con cierto tono de advertencia.
-...el aengel no quiere usar sus poderes, y tú no sabes hacerlo. Aún tiene una posibilidad de poner en marcha su plan de venganza, pero debe darse prisa, antes de que tú aprendas a usarlos o el otro chico decida hacerlo. 
-Drev...-comenzó Landrah, más seria de lo que nunca la había visto. El chico, obviamente, hizo caso omiso. 
-Por eso ahora se reúne con sus simpatizantes...o seguidores...o lo que sean, una vez cada quince días. 
-¿Y por eso me envía a misiones mortales con la excusa de que debo aprender? - Apunté con cierta ironía, pero el chico simplemente chasqueó los dedos y me guiñó un ojo con entusiasmo.
-¡Exacto! Ha estado intentando librarse de ti de forma sutil...si por desgracia te pasase algo en una misión, nadie sospecharía de él y sería un aengel menos al que enfrentarse. 
-Ya veo. Y todo esto, ¿con qué fin, decías? ¿Vengarse?
-Por supuesto. La venganza es lo que mueve el mundo. - Repuso el chico, que pese al tono jocoso parecía totalmente convencido de sus propias palabras. - O quizá lleve planeando algo gordo estos siete años y no quiere arriesgarse a que volváis a interferir. La gente no cambia.
-Ya lo vemos, Drev. Por favor, cáll...
-Si yo fuese él, - volvió a cortar el chico, haciendo que la enana fuese ganando en enfado - plan malévolo a parte, seguiría resentido por haberlo perdido todo por vuestra culpa. 
Observé al phoka durante unos largos segundos en los que solo se escuchó resoplar a Landrah, que pese a ser bastante problemática, no parecía encontrarse muy a gusto con toda aquella charla revolucionaria. ¿Tenía todo aquello sentido? Probablemente sí  y no. Si en su momento Drev me hubiese dicho todo aquello le hubiese comprado gustosa su teoría, porque nada me hubiese gustado más que tener a alguien que como yo, desconfiase de Lance y demostrase que mis temores no eran infundados. Pero ahora... ahora me parecía poco probable, visto lo visto. Si bien era cierto que todas las misiones a las que Lance había decidido mandarme en aras de "la práctica" y de mis "innegables capacidades" habían acabado conmigo muy cerquita de la muerte, el secuestro o la locura. Pero de ahí a decir que todo había sido cuidadosamente orquestado para matarme... no sé si me parecía improbable o en realidad ahora temía que hubiese una pequeña posibilidad de que Drev tuviese razón. Para mi sorpresa, no sentía ninguna satisfacción ante la posibilidad de que finalmente Lance fuese malo y yo hubiese tenido razón desde el principio, y era eso lo que me perturbaba de verdad, más allá de su presunta traición.
-¿Y bien, Salvadora? - Drev parecía satisfecho por haberme dejado en semejante estado de cavilación, pero no me atrevía a pronunciarme al respecto. Aquello no era más que una teoría sin fundamento basada en un montón de coincidencias e historias que podían relacionarse de forma conveniente. Pero, ¿y si no lo era? No, no podía ser verdad.
¿O era yo la que no quería que fuese verdad?
Oh, Cyn, por el Oráculo, Lance no es malo. Y si lo fuese, pues...
-Oh vamos Cyn, ¿no te habrás creído algo de todo eso? - La muchacha interrumpió mis pensamientos, haciendo que le dedicase una mirada descolocada que no hizo sino responder a su pregunta. Resopló exasperada antes de acercarse a Drev con un par de zancadas y plantarle un acusador dedo índice en el pecho. - ¿Ves lo que has hecho? ¡Le has metido tus tonterías en la cabeza! 
-¡Yo solo he expuesto los hechos!
-¡¿Hechos?! ¡No has dicho más majaderías! ¡Pienso decírserlo a Yvair!
-¿Ah sí? Claro, corre a esconderte bajo las faldas de Yvair, Lan'. No me extrañaría que estuviese también en el ajo. - Drev miraba retador a la muchacha, a la que aquel comentario le sentó como una bofetada. - Se conocen desde hace mucho y si lo que dice Cyn es verdad y Lance intentó acabar con el mundo, no parece que a Yvair le haya molestado mucho. Quizá si instase a una revuelta Yvair sería el primero en...
Landrah no tardó ni medio segundo en agarrar de forma brusca la pechera del chico.
 -¡NI TE ATREVAS! ¡Maldito phoka de los dem...! - La puerta de la forja se abrió en el momento justo en el que la pelea verbal estaba a punto de escalar al plano físico. Lance nos observaba desde el quicio con los brazos cruzados sobre el pecho y una expresión de decepción carente de sorpresa, como ya era habitual.
-Trabajando, como siempre.
-H-hola jefe, sólo estábamos... - comenzó Drev con tono zalamero, a lo que Landrah respondió poniendo los ojos en blanco y soltando la pechera de su compañero para agarrar de mala gana la lista de inventario y volver al almacén, todavía bufando. El dragón por su parte resopló cansado y después clavó sus iris azules en mi figura.
-¿Tú aquí otra vez?
-No hay nada en la puerta que prohíba entrar a aengels. - Repuse, intentando volver a mis quehaceres, aunque tras tanta conversación ya había olvidado qué estaba haciendo allí. Lancé una mirada algo ansiosa a mis alrededores.
¿Estaba limpiando, no? ¿Dónde demonios he posado el trapo? 
-No, pero sí debería prohibir la entrada a los que no vienen a trabajar. - Apuntó el chico al verme algo desubicada. - Os quiero a todos fuera de la forja. 
-¿Qué? ¿Por qué? - refunfuñé yo.
-¿Se acaba el castigo? -Preguntó Drev, esperanzado. Parecía ser un gran actor, a juzgar por la ligereza con la que hablaba con el dragón cuando hasta hacía 5 segundos esta defendiendo férreamente que era un taimado traidor. 
-Porque no estaré para controlaros y me niego a dejaros aquí sin supervisión. Drev, a partir de hoy irás a revisar informes a la biblioteca. - El phoka suspiró imperceptiblemente mientras su compañera asomaba la cabeza desde al almacén a la espera de su nuevo destino. - Landrah, tú puedes irte. Y tú Cyn...
-Eh, yo no estoy castigada, no puedes ordenarme nada. - Repliqué, pero la sonrisa de autosuficiencia del chico fue suficiente prueba de que mi argumento no era válido. 
-Soy tu jefe de guardia y puedo hacerlo. Tú vete a hablar con Nevra. Cuando vuelva le preguntaré al respecto así que no te escaquees. 
-Esto es una dictadura... - mascullé, cruzándome de brazos.
-¿Y a dónde vas, jefe? -Intervino Drev con aparente inocencia. Landrah le lanzó una mirada de pocos amigos al pasar a su lado mientras el dragón alzaba una ceja.
-No creo que sea de tu incumbencia, Drev. 
-Pero si lo leeré en el informe de todas formas... -comentó el chico, que cruzó una rápida mirada conmigo que sin embargo pasó desapercibida al otro muchacho.
-No habrá informe, tranquilo. -La miradilla que el phoka me dedicó gritaba "¿lo ves?", por lo que decidí probar suerte.
-¿Puedo ir contigo?
Lance, que ya se había girado para marcharse, se detuvo y se giró de nuevo hacia mí.
-¿Qué?
-A la misión. No tengo nada que hacer, puedo hablar con Nevra a la vuelta. ¿Puedo ir contigo?
-No. -La total ausencia de duda y la rapidez de su respuesta no decía mucho a su favor, aunque parecía estar satisfaciendo a Drev, que veía cómo su descabellada teoría ganaba fuerza por momentos.
-¿Por qué no?
-Porque no. 
Arrugué el entrecejo.
-Eso no es una respuesta. Eres tú quien dice que debo realizar más misiones y que tengo grandes capacidades. Déjame acompañarte y así aprenderé más con la inestimable ayuda de mi jefe de guardia. 
El muchacho entrecerró los ojos, suspiró y sin dignarse a mirarme de nuevo, volvió a retomar su marcha.
-No. 
-¡Pero...!
-Soy tu jefe de guardia y la respuesta es no. Limítate a hablar con Nevra. Nos vemos en dos días.


-Um...no sé, Drev. - Masculló la enana, dándole un sorbo a su segunda jarra de cerveza, o al menos era la segunda en mi presencia. Después de que Lance nos hubiese dispersado de mala manera, había ido a pasar el tiempo a mi habitación, sin mucha perspectiva de salir siquiera a cenar, pero cuando por fin me había decidido, me había topado de nuevo con el dúo terrible, que parecían haber cenado hace rato y discutían con sendas y doradas bebidas. Ante los aspavientos de la enana no me quedó otra que sentarme con ellos, y no tardé en descubrir que el tema de conversación no había cambiado: Lance.
-Venga Lan', no perderíamos nada. Si al final me equivoco, no volveré a sacar el tema. Pero si tengo razón, ¡habremos salvado a la Guardia! ¡A Eldarya!
El grito eufórico del chico llamó ligeramente la atención entre los cuatro parroquianos que aún cenaban a aquellas horas, pero no nos dedicaron mucha atención una vez vieron las jarras de cerveza vacías que descansaban sobre la mesa. Le di un sorbo a la mía, pensativa. No estaba segura de si los argumentos de Drev eran convincentes, si era yo que quería creerle o si simplemente me aburría. 
¿Qué ha cambiado? Antes no hubiese dudado en buscar cualquier prueba para demostrar que era malvado. 
Aquel pensamiento llevaba carcomiéndome toda la tarde, pero la presencia ligera de la cerveza en mi cuerpo me hacía perder los pocos reparos que hubiese tenido ante la idea de espiar al dragón. Y ya llevaba dos, por lo que los reparos actualmente no eran poco más que ruido de fondo en mi cabeza. Posando la jarra con más fuerza de lo debido, alcé el mentón, decidida.
-Venga, yo me apunto. - Drev sonrió satisfecho y alzó su bebida para brindar.
-¡Bien dicho, Salvadora! ¡Descubriremos qué se trae entre manos y obtendremos tu venganza antes de que él pueda lograr la suya! - Pese a la poco creíble epicidad de su tono, aquella frase caló lentamente en mis pensamientos. ¿Era eso? ¿Yo quería vengarme? ¿O quería evitar que lo hiciese él?... ¿Qué quería yo, con todo eso? El alcohol no estaba ayudando a que pensase con claridad y mi cabeza era un conjunto de teorías inconexas. Poco a poco la que fue ganando fuerza fue el resentimiento hacia mí misma por haber aceptado tan rápido que Lance no ocultaba nada, sin tener pruebas. Sí, era eso. No quería que fuese malvado, desde un punto de vista práctico no sería lo mejor, pero necesitaba saber la verdad, fuese la que fuese. Sí, tenía que ser eso. 
Si al final no es nada, pues ya está, no le daré más vueltas, pero creo que tengo derecho a... confirmar o desmentir mis teorías. Sí, hasta ahora me he fiado de los demás, pero necesito saberlo de primera mano. 
-Está bien, está bien, iré con vosotros.
-¿Oh, has cambiado de idea por fin, Lan'? -Ronroneó Drev, intentando pasarle la mano por el hombro. La chica se sacudió de mala manera, lanzándole una mirada de advertencia clara.
-No, pero si resulta ser malvado, alguien tendrá que proteger a Cyn. - Abandoné mis cavilaciones al descubrir que se me había nombrado.
-Yo podría... -comenzó el chico, pero la muchacha soltó una carcajada exagerada mientras golpeaba la mesa con la jarra. Karuto nos miró con desconfianza desde la cocina.
-¿Tú? Si fueron necesarios dos aengels crees que un felino de tres al cuarto....
-¿Ah, y tú igualas a dos aengels? —Repuso ofendido el muchacho, dando otro golpe a la mesa. El resto de los preentes nos miraron con curiosidad. Carraspeé.
-Eh...si finalmente descubrimos algo, lo mejor... ¡AY! - la punta de la bota de Landrah se clavó en mi espinilla sin previo aviso, ganándose una mirada negra por mi parte. La enana sin embargo no me miraba a mí, sino a la silueta que se alzaba tras mi silla.
Oh, Lance otra vez no, ¿cuántas veces van hoy ya...?
-Buenas noches. - La voz del vampiro hizo que me girase por completo, la desconfianza pintada en el rostro. El suyo sin embargo parecía sereno, lo cual no sabía si interpretar como algo bueno. - Cyn, ¿tendrías un momento?
-Lo tend....-comencé, pero de pronto recordé que Lance me había pedido que hablase con él y, palabras textuales "le diese la oportunidad de disculparse". Dichoso dragón, ¿Cómo no iba a ser malvado? Tragándome la bilis, asentí. - Sí, dime.
El chico no mutó de expresión, lo cual me maravilló, dada su poca paciencia conmigo.
-A solas. ¿Salimos un momento?
-Claro, claro. -Mascullé, y despidiéndome de mis compañeros con un gesto de cabeza, seguí al vampiro fuera del comedor. El levantarme fue la gotita que colmó el vaso de mi embriaguez, haciendo que el alcohol se fuese rápidamente a mi cabeza. 
Perfecto Cyn, en las mejores condiciones para un segundo round con Nevra.
La fresca brisa nocturna sí que ayudó a que recuperase algo de control sobre mis sentidos, pero no estaba ni de lejos en un estado óptimo para una charla con el vampiro.
-Bueno, tú dirás. - Le insté, al ver que no parecía dispuesto a comenzar la conversación. Frunció el ceño, confuso por mi falta de rencor tras nuestra última pelea. La verdad, notaba la cabeza demasiado ligera como para acordarme de que tenía que estar enfadada con él. El silencio se prolongó todavía unos segundos más.
-Quería disculparme por...mi comportamiento del otro día. Fui injusto contigo y mi reacción fue...vergonzosa. -Pese a la expresión neutra de su rostro, su tono delataba cierta incomodidad. No sabía qué decir, pero una sonrisilla amenazaba con asomar a mis labios por lo surrealista de la situación. No te rías, Cyn, no te rías que se enfada... - Creo que fue el ver a mi hermana en ese estado...sé que ya no es una niña a la que deba vigilar, pero...
El cuidado y preparado discurso de disculpa del vampiro desgraciadamente no estaba calándome tanto como debería, culpa del alcohol seguramente. No podía dejar de mirarlo con una media sonrisa ya más que evidente y con cierta compasión. No le pegaba nada disculparse, la verdad. Viendo cuánto nos habíamos gritado desde mi despertar, casi hasta me daba penita ver que él había sido el primero en rendirse, y sin embargo... 
Pobrecillo, qué adorable. Tiene pinta de necesitar un abrazo, ¿no? ¿Le doy un abrazo? Como premio de consolación.
-....hiciste lo que pudiste con el entrenamiento que tenías, y de no ser por ti seguramente ni mi hermana ni... ¿Cyn? -Nevra se detuvo a media frase al percatarse de mi ya clara expresión divertida. Su sorpresa no tardó en transformase en dura seriedad. Sonreí más. - ¿Te estás riendo de mí?
-¿Qué? No, no, por el Oráculo, no haría eso, ya sé lo alto que me puedes gritar si te enfadas y ya pasan de las doce de la noche. - Repuse, incapaz de borrar la sonrisa de mi cara. El muchacho frunció el ceño con cara de muy pocos amigos. 
-Estoy intentando disculparme y hacer las paces contigo, pero si vas a seguir comportándote como... - su enfado fue sustituido por una exclamación de sorpresa nada digna cuando sin previo aviso me abalancé sobre él con los brazos abiertos. El notar cómo se tensaba solo me divirtió más.
-¿Qu...?
-Vamos, vamos, déjate querer Nev. -Canturreé, apretando un poco más mi agarre en torno a su espalda. - Te perdono si dejas de disculparte; no te queda nada bien, la verdad. Voy a perderte el poco respeto que te tengo a este paso.
-Es...estás borracha. -Constató el chico, que pese a que no estaba devolviéndome el abrazo tampoco había hecho amago de despegarme de él.
-Umm eres más fácil de abrazar que Ez, la verdad. Creí que me mandarías de una patada a la Tierra. -Musité. - En cuanto a tu pregunta...ah, espera, ¿no era una pregunta, no?
El vampiro suspiró, posando una mano dubitativa sobre uno de mis hombros y dándome un par de palmaditas no muy convencidas.
-Está bien, Cyn. Suéltame. Ya hablaremos en otro momento. - Su tono, pese a denotar cierta molestia, no reflejaba ni de lejos la condescendencia con la que solía tratarme. Me separé y le di a su vez un par de palmaditas en el hombro.
-Muy bien, muy bien. ¿Ves como puedes ser agradable cuando quieres? -Mi interlocutor enarcó las cejas, dispuesto a replicar, pero alcé una mano para hacerle callar. - Te echaba mucho de menos, Nev. Sé que no volverás a ser mi Nev, y en parte me alegro porque a veces eras de un pegajoso...
-Cyn...- pese al tono de advertencia, su rostro por primera vez delató que mi confesión le había resultado incómoda: podía ver un ligero tono rosáceo en sus pálidas mejillas.
-...pero te echo de menos. Igual que echo de menos a Ez...y a Valkyon. - Intenté sonreír para enmascarar el pinchazo en el pecho que aún me producía pronunciar el nombre de mi antiguo jefe de guardia. - Sé que nunca volverá a ser lo mismo, pero...es un alivio poder verte cada día, saber que sigues aquí.
El vampiro me fijó durante unos segundos antes de dar un tímido paso hacia mí, sin añadir nada. Parecía realmente perdido, lo cual no pudo evitar hacerme sonreír. Pese a que la conversación estaba siendo interesante, mi mente embotada rápidamente cambió de prioridades.
Bueno, ya puedo decirle a Lance que...oh, mierda, ¿hemos decidido qué íbamos a hacer con Lance? ¡Lo van a decidir sin mí! ¿Y si se van sin mí y me pierdo el espectáculo? 
Sin esperar nada más, y con paso no tan decidido como me hubiese gustado, me alejé trotando del chico, al cual mi reacción tomó por sorpresa.
-Eh, Cyn, esp...
-¡Lo siento Nev, ahora ya sé que tú eres bueno, pero tengo que ir confirmar Lance es malo! ¡Ya nos vemos!
A mi espalda, el vampiro alzó una ceja, pero achacándolo a mi patente embriaguez, no le dio mayor importancia, y con un suspiro entrecortado, abandonó a su vez el lugar.



-¿Y este es tu gran plan? Seguir a Lance, ¿sin más? -La cabeza me pesaba ligeramente, no sabía si por la resaca, las escasas 5 horas de sueño o la creciente consciencia de en qué me había embarcado. 
Cyn, creo que deberías dejar de beber. Bastantes decisiones malas tomo ya sin necesidad de ayuda...
-Bueno, ¿qué esperabas? Quizá la Salvadora prefería algo más bélico, como secuestrarlo y torturarlo hasta que confiese o... - comentó Drev mientras azuzaba su montura, que se abría paso sin pena ni gloria entre la foresta con muy poco sigilo. 
-Si planea vengarse o destruir Eldarya, creo que sería lo más apropiado, sí. -Repliqué, molesta. El chico me lanzó una miradita por encima del hombro, alzando las cejas con burla.
-Veo que la aengel se ha levantado guerrera. 
-La aengel solo cree que este plan es una estupidez porque nos lleva una hora de distancia.
-Así no se dará cuenta de que lo seguimos. - Replicó, triunfante. Landrah, sentada a mi espalda sobre mi recién adquirido alcopafel, profirió un gruñido irónico.
-Claro Cyn, fíate de Drev, antes de que lo expulsasen era de la guardia de la Sombra.
-No te cansas de repetirlo, ¿verdad? 
-Igual que tú no te cansas de...
-Lo que quiero decir es- les corté yo, antes de que volviesen a discutir de nuevo. Cada segundo que pasaba en su compañía comprendía mejor la eterna expresión de cansancio existencial que pintaba el rostro de Yvair. -¿cómo sabes que ha ido por aquí?
-Oh, fíate de Mister Expulsado de la Som...
-Mi familiar - le pisó Drev, sin ningún tipo de miramiento - es muy buen rastreador. Fíate de nosotros.
-Eso, fíate.- masculló Landrah a mi espalda.
-Lan', puedes irte cuando quieras. - El phoka se giró en su montura y le dedicó a su compañera una sonrisa gélida que no pasó de sus labios; recibió por toda respuesta una de la misma naturaleza.
-¿Y perderme cómo te echan de otra Guardia? Ni pensarlo.

El viaje fue esclarecedor porque por primera vez me vi en la posición de aquellos que habían tenido que soportarme a mí dar el latazo durante las largas travesías en misión. No es que Drev y Landrah fuesen malos compañeros de viaje, al contrario: nuestra caótica forma de ser hacía que tuviésemos entretenidísimas conversaciones, pero su tendencia a discutir entre ellos solía convertir cualquier tema en una batalla verbal. De no ser porque estaba segura de que Lance nos sacaba un par de horas de distancia, en más de una ocasión habría jurado que sus gritos nos habían delatado y esperaba que tras el siguiente árbol el dragón nos estuviese aguardando con cara de pocos amigos.
No sucedió nada parecido y continuamos avanzando por entre la vegetación sin rumbo fijo aunque guiados por el Shau'kobow de Drev. A medida que la tarde iba cayendo también fue disminuyendo nuestra conversación y finalmente la luz del atardecer vino acompañada de un silencio tranquilo que me permitió reflexionar con calma sobre qué estábamos haciendo. 
Buscarnos problemas, a todas luces.
Visto en retrospectiva, espiar y perseguir a un jefe de guardia no era algo que no hubiese hecho en el pasado por lo que dudaba que se nos aplicase un castigo demasiado severo por esa parte. Sin embargo, que la naturaleza de nuestro espionaje fuese demostrar que Lance era malo -o al menos descubrir qué ocultaba - podía acabar muy mal para nosotros, especialmente para mí, ya que no en vano me había levantado contra él desde que lo había descubierto tras mi despertar. No podía evitar sentirme ligeramente avergonzada por la decepción con la que seguramente me regañaría Huang Hua y compañía cuando se enterasen de que, pese a todo lo vivido y al tiempo pasado, no había dudado en unirme a una cruzada para demostrar que yo tenía razón y que Lance era malvado. Siendo sincera, no esperaba que encontrásemos nada y ya daba por echo que me tocaría escuchar aquella bochornosa reprimenda de nuevo, pero ¿por qué lo hacía, entonces? Solo quería demostrarme a mí misma que aquello era una estupidez sin fundamento y poder, por fin, desterrar toda sospecha para seguir viviendo mi vida. Sí, era eso. Tenía que ser eso. 
Todo esto lo hago por el bien de mi paz mental, ¿no, Cyn?

La noche había caído y no podía evitar pensar a dónde estaríamos yendo, o si siquiera iríamos por el camino adecuado.
-Oye, quizá deberíamos parar y... -comencé, cuando por quincuagésima vez mi alcopafel se revolvió bajo nuestro peso, visiblemente harto de tanto viaje. Seguía mirándome con cierto rencor mal disimulado, seguramente porque no guardaba un buen recuerdo de nuestra primera aventura. Siendo justos, lo había secuestrado y el pobre no había tenido ni voz ni voto a la hora de convertirse en mi familiar. 
-¿Y perderle la pista? ¡Ni hablar! Seguro que ya estamos llegando...
-¿Llegando a dónde? - Resopló Landrah, que desde hacía unas horas no dejaba de removerse en su asiento. El alcopafel nos dedicó otra mirada de más que justificado odio.
Sin darnos apenas cuenta nuestro camino se había ido alejando del bosque y ahora transitábamos por lo que parecía un sendero. No estaba empedrado pero el suelo estaba desprovisto de hierba, lo que evidenciaba su uso habitual por parte de...bueno, de quien fuese. Por lo menos Lance parecía haberlo usado, a juzgar por cómo el familiar de Drev olfateaba el suelo. No tardamos en distinguir pequeñas luces entre la espesura, tenues al principio, pero que fueron ganando en intensidad. La maleza y los árboles, ya menos abundantes que durante nuestra travesía, dejaron entrever lo que parecían construcciones de piedra, y en cuestión de unos minutos nos encontramos a varios metros de una pequeña aldea situada en una colina no demasiado elevada. Aunque el lugar no parecía especialmente sospechoso - estaba iluminado y se podía escuchar cierto murmullo de gente y familiares- Drev nos hizo un gesto para que lo siguiésemos y salió del sendero. Tras avanzar a duras penas entre la foresta, decidió hacer alto ante un gran árbol, desmontó y ató las bridas de su familiar al árbol. Le imité, para visible alivio de mi alcopafel, cuyas miradas negras podía percibir hasta en la oscuridad. Era curioso, el bichejo: no se quejaba activamente, no se había revelado contra mí y parecía contentarse con simplemente mirarme con una mezcla de rencor y odio nada disimulados. En cierta manera, me recordaba a Nevra...por suerte él no sabía hablar.
Tras amarrar a nuestras monturas al abrigo de la oscuridad de la foresta, intentamos acercarnos al poblado para estudiar mejor la situación. A esas horas, ya cercanas a la hora de la cena, había muy poca gente por las empedradas calles del poblado. Las luces de las casas estaban encendidas y aunque no se veía mucho movimiento, sí que de un par de tabernas se escapa un leve murmullo acompañado de música. Parecía a todas luces, una aldea normal y corriente. Una parte de mí no podía evitar sentirse avergonzada al ver que finalmente la solución a tanto misterio iba a ser algo tan simple como que Lance hacía todo ese recorrido para tomarse unas cervezas o peor, para verse con alguna moza de la aldea. Si encima nos pillaba espiándole, probablemente mi alma abandonaría mi cuerpo de la vergüenza. Todas mis paranoias desaparecieron de un plumazo ante la simplicidad de la realidad y de que seguramente lo que Lance tuviese fuese Vida Privada, como todo el mundo, y nosotros hubiésemos montado todo ese circo sólo porque nos habíamos invitado un cuento delirante sobre él. 
Si va a tener razón Nevra después de todo, lo que me hace falta es madurar...
Recorrimos la aldea de la forma menos disimulada posible, correteando de una sombra a otra. O al menos, Drev lo hizo. En un primer momento lo imité, pero a Landrah parecía faltarle la sutileza de una guardiana de la Sombra y decidió caminar como si tal cosa por el centro de las calles. Ciertamente, de cruzarse con alguien llamaría menos la atención, aunque fuese una enana con un hacha a la espalda casi más grande que ella. Avergonzada por haberle seguido el juego a Drev, carraspeé, salí de la sombra de un muro y me puse junto a la muchacha. El phoka chasqueó la lengua ante nuestra falta de secretismo, y aunque desistió en emplear el modo ninja, no dejó de caminar pegado a las paredes.
-¿Y ahora qué? ¿Y si no está aquí, Drev? -Apuntó la enana, para crispación del chico que debía de estar pensando lo mismo.
-Registraremos por alto el pueblo y sino le diremos a mi familiar que siga el rastro. 
-¿Registraremos? - Repetí, bajando rápidamente el tono al ver acercarse a un hombre cargando un par de sacos, el cual apenas nos dedicó una mirada. - ¿Qué planeas, meterte en todas las casas? 
-¿Por qué iba a estar en una casa? Quizá se reúna con sus compinches a las afueras...
-O quizá esté calentándole la cama a una doncella de buen ver. -Apuntó Landrah, leyéndome la mente. Drev se detuvo un momento antes de maldecir por lo bajo. La enana alzó las cejas, interesada. - Oh, no me digas que no se te había ocurrido. Mi pobre y dulce Drev...
-Cállate. Hemos venido aquí porque tenemos pruebas de que está tramando algo. Y lo vamos a descubrir.
-¿Tenemos pruebas? - murmuré yo, pensativa. - Creí que sólo teníamos teorías descabelladas...oh, por el Oráculo, ¿por qué os haría caso?
-¿Os? 
-Vale, vale, haremos esto: daremos una vuelta por la ciudad, echaremos un vistazo en la taberna y luego mandaré a mi familiar a investigar. Si no encontramos nada, pasamos la noche aquí y mañana por la mañana regresamos.
Landrah se rascó una oreja con aire pensativo.
-Bueno, habrá cerveza. Y seguro que alguien con quien pueda echar un pulso. Te compro la excursión.
Con la muchacha satisfecha y yo intentando autoconvencerme de que la verdadera naturaleza de nuestro viaje podría quedarse entre nosotros y pasar por una simple escapada de turismo, seguimos investigando. No tardamos en dar un rodeo a la aldea, que tampoco era tan grande y cuyas calles estaban ya completamente desiertas. Debía de ser una zona de paso, ya que nadie nos miró con especial extrañeza ni nos paró para preguntarnos quién éramos, cosa por otro lado normal en un pueblo pequeño que no estuviese acostumbrado a recibir a extraños. Tras nuestro paseo, nos acercamos a una de las tabernas, la que parecía visiblemente más grande y animada. Aunque Landrah estaba dispuesta a entrar sin más miramientos, Drev la agarró por el brazo y nos llevó a una de las ventanas traseras para comprobar el terreno.
 Y efectivamente, ahí estaba: sentado en una mesa del abarrotado lugar, vistiendo ropas bastante más disimuladas que su habitual armadura, Lance sorbía con aire aburrido el contenido dorado de una jarra de cristal.
Ya está, el gran secreto del dragón genocida es que se hace mediodía de viaje para beberse una cerveza en paz. 
-Ahí tienes tu malvado plan de venganza, Drev. - Canturreó Landrah, visiblemente satisfecha y sin un ápice de la vergüenza que me estaba recorriendo a mí por haber invadido de tal forma la privacidad del chico. Drev chasqueó la lengua, molesto.
-Esto no quiere decir nada. Esperemos.
-No por favor....-murmuré, mortificada por la idea de tener que ver cómo el chico bebía solo toda la noche. ¿Cómo iba a mirarlo a la cara la próxima vez? "Hey Lance, conozco tu secreto, sé que te vas a beber a solas a una aldea perdida".
-De aquí no nos vamos hasta que...
-¿Hasta que se emborrache?
Oh por el Oráculo, perdóname Valkyon, yo no quería inmiscuirme en la triste vida de tu hermano, me han obligado a...
-Chssst, calla, está hablando con alguien. - Mi mirada, que se había intentado centrar en el cielo estrellado, volvió al sucio cristal de la ventana. No podíamos verlo debido al ángulo en el que nos encontrábamos, pero ante la jarra de Lance había aparecido otra, y se podían ver un par de manos sujetándola.
Por lo menos no bebe solo, gracias al cielo, estaba siendo demasiado trist... Cyn, ¿pero qué estás diciendo? ¡Céntrate!
-Seguro que es su compinche.
-Porque queda descartado la idea de que tenga amigos, ¿no? - Apostilló Landrah, divertida. Drev no le dedicó ni una mirada.
-¿Amigos? ¿Lance? Lan', no seas fantasiosa. Ahora déjame ver si puedo... - el chico no pudo acabar la frase ya que tanto Lance como su misteriosa compañía se levantaron, dejando sus jarras a medias. Permanecimos inmóviles durante unos segundos hasta que poco después vimos un par de figuras abandonar la taberna y alejarse. Drev nos dedicó una mirada elocuente. - Venga, vamos.
La enana puso los ojos en blanco pero no tardó en seguir a su amigo. Suspirando y rezando para que la siguiente parada del dragón no fuese un burdel o algo peor, les seguí.


-¡Os lo dije! - el susurro eufórico del phoka no era la reacción que se esperaba de alguien que acaba de descubrir una traición. 
Con una distancia más que prudencial, habíamos seguido a Lance y su misterioso acompañante por las empedradas calles de la aldea hasta salir del pueblo por un camino de tierra. Tras un centenar de metros, una nueva luz se dejó ver a un lado del camino, entre la espesura, y los dos se internaron en su dirección. Los seguimos hasta comprobar que poco después se abría un claro iluminado por una hoguera, junto a la cual descansaba una carreta cubierta con una lona.
-Esto no...no quiere decir nada, puede... -comencé, aunque había que ser realista: el grupo de hombres y mujeres reunidos en torno a la hoguera no cumplían con la apariencia de quienes asisten a una alegre fiesta popular. Tenían a todas luces aspecto de mercenarios, y entre las ropas de más de uno se podía apreciar el destello de un arma, e incluso de varias. Aunque Lance había tomado asiento como uno más, por lo visto debía de existir ya una cierta confianza entre ellos, ya que no tardó en recibir una nueva bebida y pronto estuvo conversando con alguno de los presentes. El no verlo en posición de mando me tranquilizó un tanto, ya que al menos no parecía ser el líder de aquella gente, pero de todas formas seguía sin decir mucho a su favor.
Dada nuestra posición, precavidamente alejados del círculo de luz que la hoguera proyectaba incluso sobre los árboles que rodeaban el claro, resultaba muy difícil distinguir algún tipo de conversación. Tampoco hablaban muy alto, lo que no hacía sino evidenciar que aquella reunioncita debía de tener su componente secreto: nadie susurra si se va de fiesta al bosque. Permanecimos en nuestra posición, observando simplemente, hasta que Lance se hubo acabado su bebida y se hubo puesto en pie. Tras saludar con un gesto de cabeza a otro de los miembros allí sentados e intercambiar unas palabras, el hombre le hizo un gesto para que lo siguiese hasta la carreta que habían aparcado unos metros más allá. Otro par de hombres se acercaron, retirando ligeramente la lona mientras uno de ellos se subía y comenzaba a revolver entre el cargamento, sacando algunos fardos para mostrárselos a Lance. Dada la distancia y las sombras danzantes del fuego, me resultaba imposible ver de qué se trataba.
-Puede que sean armas... -murmuró Drev, cuyas orejas gatunas no dejaban de moverse en busca de retazos de la conversación.
-O puede que...-comenzó Landrah, dispuesta a seguir burlándose del chico, pero un brillo metálico la hizo callar: uno de los hombres había tendido algo envuelto en un paño a Lance, que no tardó en descubrirlo y mostrar una enorme espada. - Oh.
-¿Decías? 
Hubo una especie de ovación general y todos se acercaron a la carreta para curiosear, obstruyendo por completo nuestro campo de visión e impidiendo que viésemos el resto del contenido. Pese a que el murmullo general había subido de tono, seguíamos sin poder escuchar gran cosa. 
-¿Y ahora qué? - Pregunté, sin tener claro qué pensar al respecto. Sacudí la cabeza, intentando centrarme. - Esto no tiene porqué significar que...o bueno, sí...yo...¡ogg!
Dividida y con una crisis interna, vi como le pasaban otro objeto, más pequeño y envuelto en un paño, que el chico no tardó en retirar para comprobar su contenido.
Lance, no me estás ayudando a...a...¿pero no había venido a demostrar que era malo? ¡Decídete, Cyn!
No obstante algo no parecía ir bien. Lance había hecho amago de guardarse aquel misterioso objeto, pero su interlocutor le detuvo, posando una mano en su antebrazo. Intercambiaron un par de palabras tras las cuales el dragón se deshizo de su agarre de forma brusca, guardando el objeto en su zurrón y acercándose con porte amenazador al otro hombre.  Tras volver a hablarle, pasó a su lado como si tal cosa y se dirigió a la carreta, volviendo a inspeccionar su contenido. Sin embargo, el otro hombre no tardó en acercarse y ponerle una mano en el hombro de nuevo, haciendo que Lance se girase con cara de pocos amigos.
-¿Qué está pasando? -Pregunté mirando de reojo a Drev, que parecía concentrado en intentar escuchar la conversación.
-Quizá se estén amotinando contra Lance. Deberíamos intentarlo nosotros un día tamb... -Propuso Landrah con sorna, ganándose una mirada negra por parte del phoka. 
-Creo que...Lance les había pedido algo pero no se lo han conseguido...o no se lo quieren dar. - Masculló finalmente al ver nuestras expresiones insistentes. -Tiene pinta de estar enfadado.
-Se los va a cargar, ¿no? Retiro lo de intentar el motín. 
Con la mirada fija en el chico intenté descifrar algo de lo que pasaba, pero la falta de contexto no estaba ayudando mucho. Hacía mucho que no veía al dragón medianamente enfadado, y a mi mente acudieron recuerdos no muy agradables de mi temporada como rehén suya en el pasado. De pronto, pese a que durante el viaje había ido asumiendo que era improbable que el dragón tramase algo, mis antiguos miedos suplantaron toda razón. Ver al chico agarrar a uno de aquellos hombres y zarandearlo de mala manera mientras le gritaba hizo que estuviese segura de que efectivamente, el dragón era malvado. Tenía la misma expresión, la misma fuerza que ya había visto en el pasado.
-Bueno, si se los carga eso resuelve el problema en parte, ¿no?.-seguía comentando Landrah, ajena a mi incipiente ataque de pánico mezclado con arrepentimiento por haber descubierto algo que, finalmente, no me estaba haciendo tan feliz como hubiese pensado hacía unos meses. 
-¿Lan', quieres cerrar el pico? -Siseó Drev. 
Un par de hombres más se levantaron al ver cómo la cosa parecía caldearse, pero para nuestra sorpresa no parecían especialmente amedrentados por el dragón. Tras lograr que soltase al otro hombre, parecieron plantarle cara.
-Pues sí que va a ser un motín... 
La tensión podía palparse en el ambiente pese al semblante serio de Lance, iluminado por las llamas. Drev chasqueó la lengua, frustrado.
-Vamos a acercarnos. - Y sin esperar respuesta, comenzó a avanzar entre la maleza. La enana le siguió sin mediar palabra. No sabía qué estaba pasando, pero de lo que estaba segura era de que no quería ser descubierta por ninguna de las dos partes de aquella pelea, así que los seguí con cierta reticencia. Al ver mi cara de pánico, Landrah arrugó el entrecejo.
-¿Qué pasa? 
-No me apetece mucho que nos vean, la verdad. - Mascullé, agachándome más. La chica me miró de arriba abajo, divertida.
-¿Eres un dichoso aengel, siempre has sido tan miedosa?
El comentario me ofendió en un primer momento, pero si lo pensaba, tenía razón. 
-No, antes era más temeraria, pero siempre había alguien para protegerme. Ahora ya no lo hay y mi vida e integridad dependen solo de mí, lo cual, Lan', es una idea espantosa. - Repuse, de mala gana, pasando a su lado y siguiendo a Drev, que ya se había situado a espiar unos metros más allá. 
Tras agazaparnos bajo un arbusto, ya dentro de la zona de bosque que la luz de la hoguera bañaba perezosamente, nos asomamos entre sus ramas. La conversación ya podía escucharse casi con claridad y consistía en un taimado intercambio de amenazas entre Lance y el que parecía el cabecilla del motín o de lo que fuese aquello. Rápidamente el resto de miembros de la reunión comenzaron a incorporarse, cosa que no pareció preocupar lo más mínimo al dragón.
-¿Crees que puedes reírte de mí y salir impune, Därn? Teníamos un acuerdo. De momento te lo estoy pidiendo por las buenas. -La voz de Lance, fría y clara, hizo que un escalofrío recorriese mi espalda. ¿Qué me había hecho pensar que estaba de verdad preparada para que fuese el Lance siempre? Quizá tras mi despertar, cuando todo estaba aún fresco y el dolor me cegaba...pero ahora, después de haber bajado la guardia, de haberme confiando...ahora tenía miedo de lo que podía significar el haber tenido razón.
-¿Ah, sí? ¿Crees que puedes amenazarme? ¿Amenazarnos? - El hombre, que sacaba casi una cabeza al muchacho, hizo un ademán con las manos, abarcando al resto de espectadores de su trifulca.
-Claro que puedo. -Repuso el dragón, no sin cierta burla en su tono. -Pero también puedo mataros si es lo que preferís. ¿Qué me dices?
El interpelado gruñó y avanzó amenazante hacia el muchacho, quien sin embargo solamente alzó una ceja, para nada amedrentado por su oponente.
- Os he pedido un favor y os he pagado por ello. Si no vais a serme de utilidad, no veo porqué...
Lance estaba demasiado ocupado en su discurso, y en mantener la vista sobre los otros dos hombres que ya posaban sus manos sobre sus espadas como para ver el movimiento que tenía lugar detrás de él. Sin previo aviso uno de los hombres se había acercado por detrás y había logrado colocar su hoja sobre el cuello del dragón. Miré rápidamente a mis amigos, que no parecían especialmente preocupados por Lance, sino más bien interesados por el desarrollo de los acontecimientos.
El resto ocurrió muy deprisa y consistió en una caótica trifulca en la que todos los espectadores se abalanzaron como uno solo sobre el dragón. Horrorizada y fascinada a partes iguales, observé como el peliblanco se desenvolvía y esquivaba todo tipo de golpes, en todas direcciones, consiguiendo incluso herir a alguno de sus oponentes mientras bloqueaba los ataques. No obstante, la gran diferencia numérica rápidamente jugó a favor del grupo de enemigos desconocidos, y tras mucho tira y afloja consiguieron desarmarlo y apresarlo. Me tensé al igual que mis compañeros al ver cómo entre dos conseguían sujetarlo mientras el que parecía el cabecilla se acercaba a él con paso furibundo, cuchillo en mano, dispuesto a acabar lo que había empezado. 
-Quizá deberíamos hacer algo, ¿no? Digo, ya que estamos aquí.- murmuró Landrah, y una sonrisa ligeramente siniestra se pintó en su rostro ante las perspectiva de entrar en batalla. Drev no parecía muy de acuerdo, y paseaba la mirada de nosotros a él mientras sopesaba nuestras posibilidades. 
-Son muchos Lan',y si además... - comenzó, pero la situación se estaba volviendo crítica y, ante la indecisión, opté por la solución más rápida: alzar una mano y apuntar al hombre que parecía dispuesto a degollar a Lance.
Y si al final el malo es Lance, pues le zurramos a él también cuando acabemos y listo. 
Un rayo de luz salió disparado de la palma de mi mano e hizo blanco en la espalda del hombre que se había abalanzado sobre Lance. Este profirió un grito de dolor antes de caer desplomado, para sorpresa del dragón y del resto de atacantes, que se quedaron petrificados durante unos segundos. Ajena por un momento a lo que me rodeaba, me miré la mano con renovado respeto.
-¿Ahora lanzo rayos también...? -murmuré, mientras observaba la leve electricidad estática que aún recorría mis dedos y erizaba el vello de mi brazo.
-¡Caramba, Cinnie! ¿Puedes enseñarme a hacer eso? -Espetó emocionado Drev, quien al igual que yo, se había olvidado por un segundo de dónde nos encontrábamos.
-No sé si...
-¡Han sido ellos! -El grito, cuyo dueño no pude encontrar, pareció sacar del trance a todo el mundo, y de pronto las miradas de aquel grupito siniestro se clavaron en nosotros, totalmente a la vista después de que mi rayo asesino se hubiese llevado por delante la vegetación que tan convenientemente nos había mantenido ocultos hasta ese momento. Lance no fue menos, y por una vez vi en su rostro una emoción de verdad: genuina ansiedad. 
-¿Cyn...Drev? ¿Qué demon...? - no tuvo tiempo a acabar la frase porque, antes incluso de que nuestros recién ganados enemigos se lanzasen contra nosotros, Landrah esbozó una sonrisa bastante amenazante y tétrica y, mientras tomaba el mango de la enorme hacha que llevaba sujeta a la espalda, saltó al campo de batalla con un grito de guerra. Nuestro jefe de guardia se permitió horrorizarse durante una milésima de segundo antes de suspirar y  aprovechar la confusión que había generado la enana para librarse de sus captores con sendos golpes de codo en las costillas.
Miré a Drev en busca de apoyo pero el chico había desenfundado dos espadas cortas y no dudó en seguir a su compañera, deteniendo el estoque del primero de aquellos hombres que, superado el shock, se habían lanzando contra nosotros.
Esto me pasa por intervenir. Tenía que haber dejado que se salvase él solito. Venga Cyn, saca otro rayo fulminador antes de que...
El filo de un arma pasó silbando a mi derecha, haciéndome pegar un respingo y soltar un grito nada valiente que hasta hizo que Lance mirase un segundo en mi dirección al creer que me habían dado. Parecía dispuesto a librarse rápidamente de su oponente para venir en mi rescate.
Ah, no, eso sí que no. No he venido hasta aquí a demostrar que es malvado para que encima no lo sea y tenga que salvarme. Eso sí que no.
Me concentré rápidamente y logré crear un escudo que me concedió los segundos necesarios para poder lanzar otro rayo fulminador contra el dichoso desgraciado que me había atacado y había hecho creer a Lance que necesitaba su ayuda. 
Por desgracia, me costaba horrores mantener el escudo y atacar a la vez, así que tras un par de intentos acabé desistiendo y desenvainando mi arma para unirme a la refriega a la antigua usanza. Mis compañeros parecían no tener ni el más mínimo problema en enfrentar a más de dos enemigos a la vez, pero yo tenía que elegir con cuidado mis batallas y en general, me dediqué a usar jugadas sucias, huir, y lanzar alguna que otra bola de luz cuando me veía demasiado acorralada. 
-¿Qué hacéis aquí? - Masculló no sin cierto enfado el dragón al pasar a mi lado, librándose ágilmente de un atacante de una patada en el pecho. 
Alcé un escudo rápido para que el energúmeno que se abalanzaba sobre mí me dejase atender a la conversación como se debía.
-¿Salvar el día? De nada, eh. - Repuse, retirando el escudo y aprovechando la confusión del hombre para lanzarle una estocada que no logró esquivar.
-De Drev y Landrah...bueno. Pero Cyn, no me esperaba esto de ti. -Repuso, visiblemente irritado por la falta de seriedad de mi respuesta. Alcé una ceja, ligeramente ofendida.
-¿Y por qué no? -Rebatí, mientras lanzaba una pequeña bola de luz contra un hombre que se acercaba espada en mano a toda velocidad. - Soy claramente peor que ellos. 


-¿Y bien?
-¡Me he bajado a siete, Lance! ¡A SIETE! - Estalló Landrah, visiblemente eufórica por la adrenalina y la violencia, a juzgar por su mirada emocionada y por cómo blandía el hacha a diestro y siniestro con aspecto orgulloso. Ella sola era una estampa bastante tétrica, cubierta de sangre e incapaz de dejar de sonreír como una niña con un juguete nuevo. - ¡Ya verás cuando se lo cuente a Yvair y...!
-¿Qué demonios hacéis aquí? - El tono de Lance no parecía compartir la emoción de la muchacha, y a juzgar por la mirada que nos estaba lanzando, no estaba nada contento. Sinceramente, esperaba que tras haberle salvado el cuello y haberle ayudado a librarse de toda aquella chusma, fuese un poquito más indulgente con nosotros. No parecía que fuese a ser así. Desde el momento en que el último de aquellos hombres había huido y solo quedamos nosotros y un montón de cuerpos inconscientes, el chico no nos había dado tiempo casi ni a respirar antes de comenzar con el interrogatorio.
-¡A SIETE! ¡Y tenían esas espaduchas de hoja dentada que tanto...- Landrah seguía en estado de euforia, y ni un disimulado codazo de Drev parecía llamar su atención. La mirada fría de Lance, capaz de perforar la mismísima piedra, si pareció surtir resultado y la muchacha calló de golpe. 
-¿Qué - hacéis - aquí?
-De nada, supongo. - Repuse yo con tono despreocupado, mientras miraba las palmas de mis manos con renovaba curiosidad.
-Cyn, no estoy de humor. - Su tono lo dejaba más que patente. Suspiré por lo bajo.
Como si alguna vez lo estuviese.
-No lo repetiré, ¿por qué me habéis seguido?
-Eh, n-no te hemos seguido... ha sido una...feliz casualidad, estábamos...y te vimos de casualidad así que... - comenzó Drev, intentando inventar una excusa que a todas luces no iba a ser creíble, dada la visible poca paciencia que reflejaba el rostro del dragón. Su voz iba transformándose en un hilillo apenas audible. - Ya sabes, la curiosidad...
-...¿la curiosidad mató al Maulix? Se ajusta bastante a lo que te va a pasar a ti, Drev. - Repuso Landrah con una media sonrisa, como si ella no formase parte del sector culpable. 
-Landrah...-comenzó Lance, con tono amenazante, pero no parecía tener el mismo efecto sobre la enana. La chica se encogió de hombros, como si aquello no fuese con ella.
-Solo veníamos a ver qué hacías en tus misteriosas misiones, eso es todo. 
El dragón alzó una ceja ante el descaro de la respuesta, pero no parecía especialmente sorprendido así que supuse que sus interacciones serían siempre así. Drev sin embargo parecía palidecer por momentos, y yo por mi parte intenté desviar la conversación hacia otro lado.
-¿Y que hacías aquí? - El dragón me miró casi con ofensa ante el descaro de mi pregunta. Intentando no amedrentarme, me encogí de hombros. - Te hemos echado una mano y ya que estamos aquí, ¿qué sentido tiene que no nos lo cuentes?
El peliblanco me fijó con una expresión indescifrable durante unos segundos antes de suspirar.
-Eran contrabandistas. Tenían algunas cosas interesantes, así que llevo unos meses tratando con ellos en secreto. 
Drev y Landrah intercambiaron una mirada rápida. Yo misma tampoco estaba muy segura de si aquella excusa era creíble.
-¿Qué cosas? - Pregunté, mientras lanzaba una miradilla al carromato que habían dejado abandonado. Lance volvió a suspirar, y con un par de zancadas se acercó a la carreta y levantó la lona.
-De todo. Armas, joyas. Objetos e información que...no compartirían con la Guardia. -Paseé la mirada por el contenido recién descubierto, que parecía coincidir con las palabras del chico. Hubo algo que llamó mi atención: un arma humana. Una escopeta. El chico pareció leerme la mente. - Y objetos humanos. 
-Armas. -Musité, y Lance asintió.
-Quería conseguir alguna para llevarla al cuartel y poder estudiar a qué nos enfrentamos. Por lo visto fui descuidado, descubrieron que era de la Guardia y hoy tenían... otros planes para mí.
-¿Y por qué no haces informe de esto? - Intervino Drev, que había comenzado a revolver entre los objetos de la carreta. Lance le dedicó una mirada de sana advertencia que el chico supo interpretar al momento, deteniéndose. 
-Porque lo hago a título personal, y Huang Hua y el Consejo, que son los interesados, están al tanto de ello. No es algo que sea asunto vuestro.
Lance se agachó entonces para tomar su zurrón, que durante la pelea había acabado en el suelo. De él sacó el misterioso objeto envuelto que uno de los contrabandistas le había dado al principio.
-Ten.
Confundida, paseé la mirada del chico al bulto que me tendía, pero finalmente obedecí. Era ligeramente pesado, y tras retirar el paño que lo envolvía, me encontré con un viejo libro.
-¿Qué...? - murmuré, buscando la mirada del chico, que parecía haberse dulcificado un tanto por primera vez en la noche.
-Es un libro. Sobre los aengels. -Volví a centrar la mirada en el volumen, y lo abrí para encontrarme con un idioma que no podía comprender. - No quedan muchos, se perdieron, se destruyeron o estaban...en Memoria. No sé de qué habla, pero Leiftan podrá leértelo. En teoría es un tratado sobre tu raza, sus poderes y demás. 
-Y-yo... -No sabía qué decir ante semejante revelación. Volví a mirar al chico, desconcertada. - ¿Por qué? ¿Cómo...?
-Puede que fuesen una panda de desgraciados, pero eran buenos en su trabajo. Les pregunté si podían obtener algo tan difícil como eso, y por lo visto han sido capaces. Por desgracia, no tardaron en darse cuenta que los únicos aengels actualmente forman parte de la Guardia, así que supongo que ha sido eso lo que me ha delatado. - El chico se encogió de hombros, sin darle especial importancia al fracaso de su misión principal. - No sé hasta qué punto podrá serte de ayuda, pero... bueno, quizá te ayude a comprender mejor tus poderes.
Volví a bajar la mirada al libro. 
Lance había dedicado parte de su misión a conseguir algo para ayudarme, y ahí estaba yo, cuya única razón para encontrarme allí era demostrar que era un traidor y que no había cambiado. Quizá fuese una artimaña, pero...dudaba que realizar tantos esfuerzos por ayudarme a usar mis poderes fuese parte de su plan malvado. No le convendría; como había dicho Drev, lo lógico sería que intentase librarse de Leif y de mí ahora que aún no sabíamos o no podíamos usar nuestros poderes con precisión. Darme la llave para dominarlos parecía ir en contra de nuestras teorías sobre el chico. Y más si había puesto en peligro su misión solo para conseguir aquel libro. 
Una sensación de vergüenza y culpabilidad indescriptibles se apoderó de mí. Sin embargo no tuve tiempo a darle muchas vueltas antes de que nuestro jefe de guardia volviese a cruzar los brazos sobre el pecho.
-¿Y bien? 
-¿Y bien, jefe? ¿Quieres que te ayudemos a...? - respondió solícito Drev, que intentaba por todos los medios desplazar el tema de conversación a uno que no fuese a acabar con nuestro seguro castigo. A juzgar por la mirada de Lance, no estaba funcionando.
-¿Por qué me habéis seguido?
-Curiosidad. - Musité yo sin atreverme a mirarlo a la cara, volviendo a cubrir el libro. Con un poco de suerte el chico se conformaba con eso y nuestras intenciones cuestionables se quedarían entre nosotros. Ya tendría tiempo para analizar mis remordimientos más adelante.
-¿Curiosidad? ¿Es porque no te dejé acompañarme?
El ser la directa interpelada hizo que diese un pequeño respingo, todavía incapaz de hacer contacto visual.
-Sí, bueno...es que...parecía que ocultabas algo y... 
-Drev y Cyn - me interrumpió la enana, para horror de su compañero, que intentó hacerla callar tironeando levemente de su brazo. La muchacha por su parte había tomado un paño de la carreta y limpiaba de sangre el filo de su hacha con aire distraído. - tenían la teoría de que en realidad nos habías traicionado y tramabas algo para acabar con la guardia, o con Cyn... ya no me acuerdo. Así que hemos venido a comprobarlo. Y bueno, ¡pues ya está comprobado! No eres un dragón malvado. Ale, vámonos.
Probablemente la palidez del phoka era reflejo de la mía propia ante tan sincera confesión. Landrah no parecía afectada ni por sus palabras ni por la expresión indescifrable de nuestro jefe de guardia. Los iris azules del chico se clavaron en Drev durante unos segundos, haciendo que se encogiese. Después se detuvieron en mí, indescifrables. Un incómodo y tenso silencio protagonizó la situación durante lo que me parecieron minutos bajo la mirada del chico antes de que volviese a hablar.
-¿Así que creíais que tramaba algo, no? -su voz, carente de emoción, parecía dirigirse solo a mí, ya que no me había quitado ojo. Tragué saliva, sintiendo una incipiente vergüenza apoderarse de mí.
¿Vengüenza por qué? Era lo que pensabas hace unos meses. Nada ha cambiado, creo...
-B-bueno...
-¿Sí o no?
-...Sí. -Las cejas del dragón temblaron casi imperceptiblemente durante un segundo, antes de apartar finalmente la mirada de mí. No sabía porqué me sentía tan humillada, cuando solo hacía unos meses no habría dudado en saltarle encima y gritarle que estaba en mi derecho al desconfiar. 
-No sé si sois conscientes de la gravedad de vuestra tontería.
-Eh, yo no... - comenzó Landrah, pero el peliblanco no la dejó continuar.
-Silencio, Landrah. Ni siquiera estoy decepcionado con vosotros porque esto sobrepasa cualquier falta normal. Habéis desobedecido mis órdenes y todo para confabular contra mí, vuestro superior. Es razón más que suficiente para justificar una expulsión. Hay gente que ha sido expulsada por menos. - Dijo esto último lanzando una mirada elocuente a Drev, que apartó la mirada y bajó las orejas, y aunque desconocía la razón por la que Chrome lo había echado, las palabras de Lance dejaban claro que había sido por algo mucho menos grave. Sin esperar por ninguna otra intervención por nuestra parte, el dragón echó a andar. - Vamos.


No intercambiamos palabra durante el resto de la noche. Lance, haciendo un esfuerzo seguramente sobrehumano por ocultar su enfado y decepción, nos informó fríamente de que haríamos noche en una posada del pueblo dada la hora que ya era y que partiríamos al QG a la mañana siguiente. Supuse que eso significaba también que a nuestro regreso nos esperaría una buena. Ver a Lance enfadado era algo nuevo para mí, y dada la paciencia infinita de la que hacía gala desde que era jefe de guardia, comprendí perfectamente que habíamos cruzado una línea posiblemente sin retorno. Quizá nos expulsase de la guardia por desobedecer flagrantemente a nuestro superior, seguirlo, espiarlo y, en resumen, complotar contra él e intentar desacreditarlo y mostrarlo como traidor. Visto en perspectiva, eran razones más que suficientes para una buena amonestación. No obstante, era la profunda decepción en su rostro y su silencio molesto lo que peor llevaba. No estaba acostumbrada a lidiar con el dragón, y en general, no estaba acostumbrada a lidiar con nadie que no exteriorizase su enfado gritándome. Ahora hasta recordaba con cariño mi gran pelea con Nevra. Al gritarme y rebajarse a mi nivel al menos me daba la sensación de que los dos estábamos actuando mal. Lance mantenía la compostura y eso solo hacía que me diese cuenta de lo infantiles que habíamos sido. 
Tras pagar un par de habitaciones en una posada, una para nosotros y otra para él, creí que al menos tendría toda la noche para pensar las cosas con calma, dar sentido a mis pensamientos y con suerte inventarme una excusa o al menos hilar algo con sentido que me permitiese excusarme sin perder aún más dignidad por el camino. Para mi desgracia, tan pronto como hubimos entrado en la habitación, Lance vino a buscar a Drev para hablar a solas con él. Al cabo de un rato el phoka volvió con el rabo entre las piernas, pero no tuve la oportunidad de informarme sobre su charla porque me comunicó que el dragón quería hablar conmigo a continuación. 

Con dedos temblorosos giré el picaporte una vez la voz del dragón me indicó desde el otro lado de la madera que podía pasar. Me lo encontré de espaldas, asomado a la ventana que tenía abierta y permitía entrar el frescor de la noche. Cerré tras de mí pero no me alejé mucho de la salida por lo que pudiese pasar. Tras unos segundos eternos, Lance se giró hacia mí.
-Drev me ha dicho que fue idea tuya.
¡¿Qué?! Esa maldita rata traidora, si había sido él quien desde el principio...
La ira se fue tan rápido como vino, dejándome solo con la vergüenza y la culpa. No tenía ganas ni de intentar matizar aquella mentira, ni de justificarme. En realidad no tenía ganas de tener que dar explicaciones de ningún tipo.
-¿Es cierto?
-En parte. - Concedí, con un hilo de voz. El silencio cayó de nuevo entre nosotros, pero no me atrevía a mirar mucho en dirección al dragón por miedo a encontrar su mirada de desaprobación. - ¿Vas a echarme...echarnos de la guardia?
-No. No habéis hecho...bueno. Aunque desobedecer a un superior, salir por vuestra cuenta del cuartel y espiarme es digno de castigo, no habéis hecho nada insalvable. - El chico se llevó los dedos pulgar y corazón al entrecejo, masajeando el puente de su nariz con aire cansado. -  En cuanto a la misión, la situación habría tenido un final parecido con o sin vuestra..."intervención". Puede que incluso peor, si me hubiese visto obligado a transformarme. Por esa parte no seré muy severo, aunque me estoy quedando sin castigos para esos dos.
-¿Y...y yo? -Musité, no sin cierta aprehensión al ver que el trato que iba a recibir iba a ser diferente.
El muchacho suspiró y volvió a darme la espalda para reclinarse sobre la ventana. El silencio se instaló de nuevo, incómodo.
-Supongo que estarás decepcionada.
-¿Q-qué? - acerté a decir. 
-Seguramente esperabas encontrarte con algo muy diferente, ¿no? La confirmación de tus teorías.
Tragué saliva, visiblemente avergonzada aunque el chico no pudiese verlo, perdido como estaba en mirar por la ventana. 
-...No lo sé. 
Silencio de nuevo.
-Lo siento, Cyn. - Añadió al cabo de un rato, sin girarse. Su disculpa me pilló totalmente por sorpresa.- Siento que sigas sin poder asumir esta realidad. He hecho lo que he podido por cambiar eso, pero ya veo que no ha sido, ni será, suficiente.
La vergüenza volvió a recorrerme de nuevo acompañada de una culpabilidad horrible cuyo origen no sabía discernir. ¿Por qué me sentía así? Hacía meses me habría dado totalmente igual lo herido que estuviese el corazoncito del dragón por mi falta de confianza. Hasta me había encargado de azuzarlo siempre que podía, demostrando abiertamente mi desconfianza y recordándole sus crímenes. Pero era cierto que desde mi despertar, no había hecho nada malo, ni me había tratado mal. Había aguantado estoicamente todas mis impertinencias y había intentado ayudarme o al menos, tratarme como a una más, pese a ello. Ahora me sentía mal por haberlo martirizado sin descanso pese a sus esfuerzos por hacer las paces;  parecía claramente decepcionado de que sus esfuerzos hubiesen sido en vano.
-N-no es...- comencé, aunque tampoco tenía muy claro cómo justificar aquello cuando el chico tenía razón.
-No diré que no me importa que me odies. -Me interrumpió, sin siquiera girarse. Su voz sonaba cansada. - Pero si es lo único a lo que puedes aferrarte, no puedo hacer nada.  
De nuevo, silencio.
Vamos Cyn, di algo, di algo...¿qué digo? ¿Que tiene razón? ¿Tiene razón si quiera? No sé ni porqué decidí hacer caso al estúpido de Drev, ya bastante tengo con llevarme mal con Nevra, ahora encima Lance creerá que... 
-Valkyon... -el nombre de su hermano abandonó sus labios siendo apenas un susurro pero aquello no evitó que me crispase al escucharlo. No obstante, no me vi con fuerzas para interrumpirlo o discutir con él sobre ello, como había pasado la última vez. Dadas las circunstancias, no era quién para exigir nada en ese momento. - Sé que eras importante para él. No tienes porqué creerme, pero... nunca volvería a hacerte daño. Eres lo poco que me queda de él; no mancillaría su memoria de esa forma. Aunque quisiera vengarme, no pasaría por eso.
Aquellas palabras cayeron sobre mí como un jarro de agua fría. No atinaba a encontrar una contestación, ni siquiera me veía capaz de disculparme. Los minutos se escurrieron perezosos en silencio hasta que el muchacho volvió a suspirar.
-Puedes irte. Diles a los otros que partiremos mañana por la mañana para el Cuartel.
Fantástico, Cyn, de verdad. ¿Cuántas veces tenías que hacer el ridículo con este tema? Mañana todo el consejo sabrá que he vuelto a mis trece con lo de que Lance es un traidor, y vuelta a empezar. ¿Y todo porqué? ¿Porque me aburría? ¿Porque quería tener razón?  
¿Porque...por qué? Porque me resultaba menos violento odiarlo que aceptar que... me caía bien, ¿verdad? Era más fácil convencerme de que todo aquello no era más que una fachada, un engaño, a tener que admitir que... mi antiguo mortal enemigo ahora parecía ser quién más se preocupaba por mí. 
Inspiré profundamente y me giré de nuevo hacia él, la mano ya de nuevo sobre el frío pomo de latón. Tenía que intentar disculparme, o justificarme, pero ambas cosas eran harto difíciles cuando ni yo misma sabía qué pasaba dentro de mi cabeza. 
-Puede que no me creas pero...creer por un momento que nos habías traicionado no fue divertido. Volver a verte actuar como antes y pensar que... - tomé aire, intentando que la voz no me temblase porque sinceramente ya había dado una imagen bastante patética. - No era lo que yo quería. Aunque....aunque me cueste, de veras me alegro de que hayas cambiado, Lance.
El muchacho no dijo nada y su silueta de espaldas tampoco me dio ninguna pista sobre su reacción. Abrí la puerta, diciéndome que lo peor ya había pasado. Esta vez no me giré antes de hablar.
-Puede que aún no sea capaz de fiarme de ti al cien por cien, pero...es un alivio no tener que tenerte miedo.


-Espero que hayas hablado con Nevra, al menos. - La voz del dragón me sacó completamente de mis cavilaciones. Llevábamos ya un par de horas de marcha en pulcro silencio, lo cual era realmente inesperado. Por lo visto la bronca del dragón había calado más que hondo en mis compañeros, tanto como para aplacar su casi imparable necesidad de discutir continuamente. Ninguno de los dos había abierto la boca en toda la mañana, y eso que ahora compartían montura ya que mi alcopafel se había negado en redondo a moverse con dos cargas sobre su lomo. Por mi parte, yo no había sido menos, pero en mi caso era el conflicto interno sobre mis sentimientos reencontrados y mi culpabilidad lo que me mantenía calladita. La pregunta del muchacho me había tomado por sorpresa, ya que sinceramente no esperaba que fuese a dirigirme la palabra. Y tampoco le juzgaría de no hacerlo.
-¿Qué?
-Solo te había encomendado esa misión. Bastante más sencilla que todo el circo que habéis montado, por otro lado. - Añadió con sorna el chico, haciéndome resoplar con cierta molestia. 
- De veras que lo...
-¿Has hablado con él? - Lance no dudó en cortar mi disculpa, no sé si porque la juzgaba innecesaria o falsa. 
-Sí, la pasada noche... - comencé, y por primera vez desde que había tenido lugar aquella conversación fui consciente de que lo que había pasado. De lo que había dicho. Todo aquel asunto de espiar a Lance había hecho que no me hubiese parado a pensar en mi derroche de sinceridad ebria con el vampiro. - Oh, por el Oráculo...
-¿Um? - Lance alzó una ceja, girándose ligeramente en su montura para toparse con mi creciente palidez.
-Estaba borracha... -musité, más para mí que para él. Los recuerdos de aquel encuentro comenzaban a unirse como piezas de un puzle que hubiese preferido no ver de nuevo. - Le...le abracé y....oh, por el Oráculo.
Un atisbo de sonrisa asomó en los labios del dragón, que parecía haber escuchado mis murmullos inconexos. Su gesto se hizo más patente al ver la mezcla entre vergüenza y arrepentimiento en mi rostro.
-Supongo que es una forma tan buena como cualquier otra de hacerse perdonar. - Comentó, no sin cierta ironía. Fruncí el ceño, olvidando por un momento que no estaba en posición de discutir con él.
-Eh, era él el que tenía que disculparse.
-Lo sé. De todas formas - el chico volvió a girarse en su montura, visiblemente satisfecho por mi estado de turbación. - no creas que conmigo te va a funcionar.
-¿Q-qué? 
-Vas a necesitar más que un abrazo para que te perdone. 
Parpadeé un par de veces, confusa.
¿Acaba...acaba de reírse de mí? Ese...ese dichoso dragón ¿acaba de...?
Intenté recomponerme de aquella puya que no me esperaba, carraspeando.
-Bueno, eso ya lo veremos. 


FIN~~ 

Perdonad la tardanza con este episodio, entre el bloqueo escritor y que Beemoov decidió meter caña con Eldarya y CdM no he tenido mucho tiempo últimamente. Espero que os haya gustado o al menos os haya hecho pasar el rato. Como siempre, seguiré trabajando el fic, en cuanto pueda tendréis un capitulito 7, y si puedo, alguna cosilla más~~ 

Hasta entonces, nos leemos!