lunes, 24 de septiembre de 2018

Randomdarya: momentos hot del cap 20


Hi criaturas!!
Bueno, lo prometido es deuda y vengo con lo que la encuesta dictaminó que queríais.
Como siempre, con retraso, como su dueña. Pero dentro del margen que me había autoimpuesto, por una vez y por variar (?).
La verdad últimamente me siento un poco mal porque noto que antes había más participación en el blog y es culpa mía que esto esté decayendo, sorry. Prometo intentar mejorar y traeros más cositas que os gusten.

En fin, el porno sí.
No sé porqué me hacéis esto (?) yo en la vida he escrito algo serio y menos algo R18 así que intentaré poner todos mis sentidos pero no os prometo nada, y os pido perdón de antemano si esto acaba en desastre que seguro acabará.
So: perdón si esto no está a la altura de vuestras sensuales expectativas. Espero que al menos os saque una sonrisilla nerviosa leer las tonterías que escribo y pensar que me tienen por ahí sin medicación.

Como supongo aquí me leerá gente de todas las rutas, voy a tirar la casa por la ventana, voy a usar a mis 4 gardiennes y voy a hacer 4 relatos, uno por chico, porque son rebajas (?)

Os presento antes, como siempre, al "I" TEAM:
Cyn: la muchacha con la que narro siempre, mi Gardienne principal, que va por Valkyon -y Cameria- a saco. Es un desastre, una vaga y siempre está armando alguna porque se aburre. Ya la conocéis, morena, con pecas, ojos verdosos y pelo largo que se recoge en un moño para poder hacer el Mal más a gusto.

Nic: mi niña para Nevra, seria, responsable pero con un lado mordaz. Es la típica que siempre está ahí para decirle un "te lo dije" cuando Nevra sale escaldado de alguno de sus líos amorosos. Tiene el cabello azul-verdoso, salvaje y ondulado hasta las rodillas y los ojos rosas.

Kin: la chiquilla que va tras Ezarel, un poco infantil, malvada, con pinta de angelito inocente y amable pero con unas ideas muy oscuras. Vive por y para amargarle la vida a Ezarel. Es de piel pálida, ojos negros  y grises y tiene una larga melena lisa, blanca.

Chim: púm esta creo que es la primera vez que os la presento, es mi niña para Leiftan. Es callada y seria, y cuando quiere algo puede ser más dulce que la miel, pero en realidad es tan malvada como Leiftan (?) De piel de porcela, ojos rojos y pelo naranja recogido en un recatado recogido.

Si váis a preguntarme porqué se llaman así, os diré que son acortamientos de los nombres reales que tengo para cada cuenta pero así no me encontraréis MUAHAHAHAHAHAHAHH
Ok no, algún día os daré mi @ por si queréis pasar a saludar.
Y bueno, la verdad lo hago con mis Gardis por hacerlo con algo que no sea la Gardienne genérica, si preferíis que use una sola o use a Nuestra Gardienne del juego, me váis comentando. Esto es todo prueba y error hasta dar con la fórmula que os guste.

En fin, al tema, al tema. Comencemos la única entrada que importa en este blog:

El porno del episodio 20.

Me veo en la obligación moral de que, como el blog es público y demás, no me voy a pasar con lo explícito, pero
de todas formas
  AVISO que a partir de aquí habrá "CONTENIDO SENSIBLE" alias R18 y que si no sois mayores de 18 bueno, mejor no leáis. Que estoy 100% segura de que muchos y muchas estáis curados de espanto y habréis visto y leído cosas más fuertes, but mi parte responsable me pide que os avise, que esto no es fancfiction y no quiero movidillas después. Tampoco voy a escribir 50 sombras de grey, pero bueno. Vale, que probablemente hasta esto sea casto para muchos, pero prefiero avisar por si acaso.
Vamos, que yo el porno explícito 100% lo suelo reservar para Tumblr u otros sitios no tan públicos y obvios, lamento si lo abajo expuesto os parece "light" o esperábais algo más hardocre. Eso en tumblr.
Como siempre, ya me comentaréis después como lo habéis visto de explícito.

SO: A partir de aquí hay contenido +18. Leed bajo vuestra cuenta y riesgo.

-NEVRA-

-Hey, Nic...
-¿Nevra? - la puerta de la estancia se abrió de pronto, recortando la silueta del vampiro.
-¿Estás...llorando? - intentó acercarse a mí, pero rápidamente me incorporé para disuadirlo de seguir avanzando.
-No. ¿Qué quieres?
-Hablar contigo.
-¿Te ha faltado algún balbuceo por añadir antes de huir? -me crucé de brazos, intentando aparentar una entereza que a duras penas mantenía.
-Justamente de eso te quería hablar. No voy a huir más.
-Pues mira tú que bien. - Me encogí de hombros. Si de verdad esperaba que le perdonase por tan poco, estaba loco.
-Nic...supongo que ya has oído como soy...mujeriego, rompecorazones...uso a las chicas para lo que quiero... -Alcé una ceja. ¿Había venido a reírse de mí?- Pero no quiero que pienses eso de mí.
Esperé a que continuase, pero por lo visto su discurso finalizaba ahí. Se quedó mirando al suelo, con expresión culpable, rehuyendo mi mirada.
-¿Y bien? -El silencio persistía. Estaba demasiado cansada para pelearme con él; solo quería que se fuese de una vez. Suspiré. - No pienso eso, Nevra.
-¿En serio?
-Sí. Puede que seas un poco idiota, pero sé que eres mucho ruido y pocas nueces. Sé que haces tus esfuerzos.
-¡Y quiero seguir haciéndolos! - estalló, sobresaltándome por la intensidad de su discurso.Rápidamente se dio cuenta de su arrebato y bajó la mirada, sus ojos fijos en sus manos. - Ya no sé como hacer que te fijes en mí...
Su susurro casi inaudible hizo que volviese a fruncir el ceño. ¿Qué era aquello? ¿Necesidad de atención? ¿El no tener mis ojos pendientes de él le molestaba?
-Quiero que te fijes en mí...porque creo que ya no necesito a nadie más...creo que he encontrando a quien siempre he buscado...
Abrí la boca para replicar, pero sus palabras comenzaban a calar en mi mente, turbándome. Sin darme tiempo a reaccionar, se acercó a mí, tomando mis manos.
-Tú.
Intenté retroceder, turbada por la implicación de esa única palabra.
-Nevra...- tragué saliva, separando mis manos de las suyas. Después de haber huido sin explicación, no se ganaría mi perdón solo por eso. -¿Y qué te ha hecho darte cuenta de eso?
-Cuando te vi allí...tirada...después de que Naytili... -tragó saliva. - creí que te perdería para siempre. Sentí que me moría.
-Y sin embargo, hasta ahora no parece que yo te hubiese importado tanto... ¿Cuál es la verdad, Nevra?
-Esta. - Su rostro se acercó al mío, sin darme tiempo a reaccionar. Sus labios, fríos y suaves como la seda, rozaron los míos para dar rienda suelta a un dulce beso que muy a mi pesar, no pude evitar devolverle con fervor. Sus labios se separaron apenas unos milímetros, y su cálido aliento acarició mi boca. Un susurro ronco brotó de ellos.
-Sé mía y te perteneceré para toda la eternidad.
-Nevra...- sus palabras sinceras borraron todo resto de mi enfado. Sin ser dueña de mis actos, lo tomé firmemente por la camiseta y lo atraje hacia mí, hacia la cama. En mi mente solo cabían esas palabras. El vampiro se dejó caer en la cama, esperando a que me reuniese con él, tirando levemente de mi mano. Sin demora me acosté sobre él, volviendo a buscar su boca.
-Seré tuyo...
Sin poder contenerme más, ahogué su susurro de nuevo con mis labios. Sus manos rodearon mis caderas, recorriendo lentamente mi espalda, haciendo que mi deseo creciente me llevase a pegar aún más mi cuerpo contra el suyo. El beso se volvió más apasionado, más voraz, y antes de darme cuenta mis jadeos se escapaban entre sus labios. Me separé y conduje mi boca hacia su cuello, deslizando mi lengua lentamente sobre la piel marmórea. Quería ir despacio, quería que suspirase por mí; castigarlo a mi manera por haberme hecho creer que no le importaba para después venirme con aquello.
Cuando mis besos lograron arrancarle los primeros suspiros, no pude evitar incrementar el ritmo: sus jadeos encendían aún más mi fuego.
-Mmn...Nic...- sus manos se crisparon sobre mi espalda, recorriendo mis muslos con avidez.
Su voz me devolvió a la realidad. Me incorporé, sentada sobre su abdomen, observando su respiración entrecortada. Sonreí.
-Quítate eso, anda.
Nevra no necesitó una segunda petición, rápidamente se deshizo de su bufanda y su camisa, quedando desnudo de cintura para arriba. Su iris se posó en los míos, y manteniendo la mirada clavada en la suya, tomé sus manos y las deposité en la parte inferior de mi camiseta. Lentamente, las guié por todo mi cuerpo, arrastrando la tela consigo, hasta que entre los dos nos libramos de la prenda. Nevra se dejó guiar una vez más, sin apartar la vista de mí, cuando conduje sus dedos a mi espalda y les mostré como desabrochar el sujetador. La vista del vampiro seguía clavada en la mía, y aguantaba la respiración entrecortada cuando llevé sus dedos a mis hombros para deslizar los tirantes. La prenda cayó, y una vez más sujeté sus manos y las deslicé por mis pechos desnudos.
Nevra suspiró y volviendo a pasar sus brazos en torno a mi espalda me atrajo hacia él.
Los besos se retomaron, lentos pero apasionados, y sus manos bajaron a mi cintura para ir deslizando lentamente mi pantalón y mi ropa interior. Sin previo aviso, me basculó sobre la cama, situándose sobre mí y retirando del todo la poca ropa que me cubría. Completamente desnuda y expuesta, sentí la mirada del vampiro recorriéndome, seguida de sus manos. Me arqueé ante el tacto frío de sus palmas, que recorrieron mis pechos y mi vientre para insinuarse en mi entrepierna, haciendo que me estremeciese. Mi reacción involuntaria avivó el fuego del chico, que se deshizo de las prendas que aún cubrían su parte inferior antes de volver a mis labios. Esta vez sus besos bajaron a la curva de mi cuello, ávidos, buscando arrancarme gemidos que a duras penas pude contener. Sus labios fueron sembrando suspiros calientes por mi piel hasta llegar a uno de mis senos, donde su lengua comenzó a deslizarse lenta y tortuosamente. Intenté mantener mis labios firmemente sellados ante las oleadas de placer que me invadían, pero Nevra estaba decidido a hacerme perder la cabeza. Mientras su lengua recorría mis pechos, una de sus manos se deslizó hasta mi entrepierna, insinuando primero unas tenues caricias antes de introducir su índice en mí. Un leve grito, entre la sorpresa y el placer, escapó de mis labios, para diversión del vampiro.
-Nev...-mascullé, pero el chico me robó un rápido beso, ahogando cualquier tipo de queja.
-Shssst. Todavía no he empezado, pequeña. -Susurró contra mi boca, mientras sus caricias se hacían más intensas y mis gemidos, más incontrolables. En un acto reflejo, llevé mis manos al encuentro de la suya, intentando detenerlo. Nevra dejó escapar una leve carcajada juguetona, y tomando mis manos por las muñecas, las sujetó firmemente sobre mi cabeza.
-Confía en mí, esto te gustará. -Y robándome un último y sensual beso, su boca recorrió mi cuello, mi torso y mi bajo vientre para llegar a mi entrepierna. Noté su lengua insinuarse en el interior de mis muslos, lenta y exploradora. El chico jugó conmigo, torturándome, buscando hacerme gemir sin control. La mano que mantenía sujetas las mías aflojó el agarre, e instintivamente las enterré en su pelo, intentando que fuese más allá, más a dentro, más fuerte...
-Nevra...por favor...-suspiré, pero para mi inmensa frustración, el chico se detuvo. Mis caderas seguían moviéndose levemente, y llevé una de mis manos a mi intimidad para acabar lo que el chico había dejado a medias. Nevra sonrió, llevando de nuevo mis manos lejos, y sujetando una a cada lado de mi cabeza, clavó su mirada en mí.
-Nic...sé mía.-murmuró con voz ronca, encendiéndome aún más, haciendo que mis caderas intentasen acercarse a las suyas. Esperaba el más leve asentimiento, la primera señal de que quería que continuase.
-Lo soy...-musité.
El vampiro no necesitó escuchar más. Con un gemido ronco,  noté como se introducía dentro de mí. Sin soltar aún mis manos, acercó su rostro al mío para acallar mis primeros gemidos entre sus labios. Comenzó a moverse lenta y tortuosamente, desesperándome una vez más.
-Nevra...-volví a mascullar, intentando liberar mis manos. Quería abrazarlo, clavar mis uñas en su espalda, obligarle a ir más rápido. Sin embargo, su respuesta a mis lamentos fue aminorar aún más el ritmo,haciendo que mis caderas buscasen por sí solas la fricción de la que él me privaba.
-¿Quieres que vaya más rápido? -ronroneó el vampiro en mi oído, mordiéndome levemente el lóbulo.
-S-sí...
-Pídemelo. -Murmuró, deteniéndose por completo.
-Por favor...más rápido...por favor...-en cuanto la súplica abandonó mis labios, Nevra obedeció sin demora, aumentando el ritmo de sus caderas. Mis gemidos se volvieron incontrolables a medida que nos acercábamos al clímax, pero Nevra volvió a detenerse. Ebria de placer, alcé las caderas buscando que continuase, que dejase de torturarme así.
-Nic..oh, preciosa...-jadeó el chico, que parecía estar haciendo esfuerzos por no retomar el ritmo que había detenido. - Dí mi nombre.
-Nevra...Nevra...por favor, Nevra...-murmuré desesperada. El chico no se hizo mucho más de rogar. Pese a ello, su nombre continuó escapándose de mis labios, cada vez de forma más frenética. Sus manos se deslizaron de mis muñecas hasta mis palmas y las agarré con fuerza, sintiendo por fin llegar aquella dulce sensación. Sus jadeos roncos me embriagaban. Con un último golpe de cadera, gemí su nombre antes de abandonarme por completo a él.
-Nevra...


-EZAREL-

-Kin....
Ezarel estaba allí, de pie, con el rostro pálido y demacrado.
No dijo nada más.
No dije nada. Si quería algo, que lo dijese. Si no, que me dejase en paz. Ya había jugado bastante. Me había dicho que lo olvidase, y eso pensaba hacer.
-Kin...- en un parpadeo se plantó ante mí, y sus labios rozaron los míos.
Con los ojos como platos, le propiné un buen empellón.
-¿Estás loco? ¡¿Crees que puedes seguir jugando conmigo?!
Ezarel retrocedió, golpeado por mis palabras.
-Kin por favor, escúchame, solo quiero....escúchame...
No dije nada. Clavé mi mirada en la suya pero rápidamente la aparté, notando las lágrimas llegar a mis ojos. No podía hablar sin que el llanto me delatase. Asentí levemente para darle a entender que podía decir lo que tuviese que decir y después irse.
-Desde que te conocí...sé que te he tratado mal...fui odioso contigo. Con el tiempo aprendí que eras mucho más que una pobre e indefensa humana...tenías carácter, eras buena...dejé...-su voz se cortó por un momento-  dejé que te pasasen cosas...y aún así...aun así seguiste a mi lado, seguiste hablándome. Y me di cuenta de que me esforzaba por gustarte...al mismo tiempo que intentaba apartarte.
-Eza...rel...-murmuré de forma entrecortada, intentando calmarme. Estaba furiosa, frustrada, pero sobretodo me sentía expuesta.
-Aquello que te dije...que me olvidases...no quiero que lo hagas.
-No creo que pudiese...olvidar a semejante cretino. - Mascullé, manteniendo la mirada fija en el suelo.
-Aunque sea por eso, no quiero que me olvides. Perdona por todo lo que te dije, fui horrible contigo.
Alcé la mirada e intenté dedicarle una sonrisa superficial que se quedó en una mueca triste.
-Estoy acostumbrada a que seas así...- tomé aire-  pero no te guardo rencor...por nada.
El elfo alzó la mirada, brillante por las lágrimas incipientes, sorprendido por mis palabras.
Me acerqué a él, sin estar muy segura de qué hacer. Con la mirada fija en el suelo, alcé mis manos temblorosas hasta rozar su rostro.Sin atreverme a mirarlo aún, deposité un tímido beso en sus labios.
Él dudó por un momento, noté sus labios temblar bajo los míos, pero respondió lentamente a mi beso, como si tuviese miedo de espantarme si se precipitaba.
Sus manos se acercaron a mi cintura y se depositaron en ella con cuidado.
Sin separar nuestras bocas, comencé a retroceder lentamente tirando de él hacia mí, hasta que mis piernas tocaron el borde de la cama. Me dejé caer hacia atrás, idea de la que me lamenté al instante al notar un fuerte pinchazo en la espalda. Mi rostro se crispó en una mueca de dolor. Ezarel se inclinó sobre mí y deslizó una de sus manos por debajo de la tela hasta que sus yemas tocaron el lugar en el que se había encontrado mi herida. Acto seguido se inclinó sobre mí y enterró el rostro en la curva de mi cuello.
-Todavía recuerdo verte allí tirada...fue entonces cuando me di cuenta hasta qué punto me importas. -murmuró mientras acariciaba mi espalda. - Todo el tiempo que he perdido...he estado tan ciego...no había visto que eras tú...siempre has sido tú.
-Ez...
Sus manos me invitaron suavemente a que me girase, y los labios del chico las sustituyeron y colmaron la zona de mi herida de suaves besos, logrando arrancarme un suspiro. Lentamente, me incorporé para volver a encararlo, sentada sobre la cama. Noté sus dedos recorrer mi cintura y llevarse consigo mi camiseta. Ezarel clavó su vista en mi cuerpo semidesnudo, haciéndome enrojecer levemente. Sus manos, ligeramente temblorosas buscaron en mi espalda el cierre del sujetador, librándose de él. Con el pecho descubierto y el rostro ligeramente encendido, alcé tímidamente la mirada para encontrarme con la suya. Sus manos, dubitativas, fueron a posarse en mis pechos, recorriendo mi torso hasta mi bajo vientre.
-Eres preciosa...-murmuró el elfo, haciendo que el rubor de mis mejillas creciese. Sin poder soportar más la situación, llevé mis labios a los suyos. Con los ojos cerrados todo era más fácil. Intenté besarlo todo lo dulcemente que pude mientras mis manos intentaban librarse de su chaqueta. El chico rompió el beso para poder quitársela totalmente y me miró con intensidad. Tomando mis manos, las colocó sobre su pecho, y siguiendo sus instrucciones, le quité lentamente la camisa para dejarlo tan desnudo como estaba yo. Sentados uno frente a otro, pegué mi cuerpo al suyo, y besándolo para no tener que enfrentar su mirada, deslicé mi mano derecha a lo largo de su torso hasta llegar a su pantalón. Noté su cuerpo sacudirse con un leve estremecimiento, y alentada por aquella reacción, introduje lentamente mi mano bajo la tela. El elfo se tensó, separando sus labios de los míos y enterrándolos en mi cuello. Mi mano fue dejando unas tímidas caricias por encima de la tela de su ropa interior antes de introducirse bajo ésta. Ezarel se estremeció bajo mi tacto, y a medida que mi seguridad y el ritmo de mi toque aumentaba, el chico dejaba escapar leves suspiros en mi oído, encendiéndome aún más, llevándome a ir más rápido. Oírle jadear era divertido y embriagador a la vez.
-Kin...-masculló con voz ronca, mordiendo levemente mi hombro ante el continuo vaivén de mi muñeca. Decidí que estaría bien jugar con él, y detuve el ritmo, para frustración del elfo, que alzó su rostro para encontrarse con el mío.
-¿Pasa algo..?-susurré contra su boca. Sus ojos febriles se posaron en mis labios, incapaz de encarar mi mirada, y todavía respirando entrecortadamente. -¿Quieres que siga?
Ezarel asintió pero no moví ni un dedo. Quería oírlo de sus labios.
-Sí. -respondió secamente, pegando su cuerpo más al mío y escondiendo de nuevo el rostro en mi cuello.
-Pídemelo. -Repuse, acariciándolo levemente para que no olvidase que mi mano seguía allí. Ezarel chasqueó la lengua, molesto y probablemente avergonzado, pero la pasión del momento era muy superior a su orgullo.
-Sigue...por favor. 
Mi mano retomó la velocidad rítmica de antes y Ezarel intentó ahogar en mi cuello sus gemidos roncos, sin mucho éxito. Extasiada por su voz en mi oído, mi otra mano se deslizó instintivamente a mi propia entrepierna, desabrochando mi pantalón e introduciéndose bajo la tela. Un gemido escapó de mis labios al mismo tiempo en que Ezarel casi llevab¡ga a su clímax, pero el elfo retiró bruscamente mi mano y sin mediar palabra, me empujó para tumbarme en la cama. Al descubrir mi otra mano acariciando mi propia entrepierna, el elfo esbozó una sonrisa ladina, que hizo que el color subiese a mis mejillas mientras la retiraba apresuradamente. Ezarel la interceptó y clavando sus ojos en mi mirada turbada, se llevó mis dedos a los labios, besándolos con suavidad. Soltando mi mano de nuevo, condujo la suya entre mis muslos, para continuar con la tarea que yo había dejado a medias. Mis caderas se elevaron instintivamente al notar sus dedos curiosos en mi intimidad, y me mordí el labio para evitar que los gemidos abandonasen mi boca. El elfo, posiblemente no contento con que contuviese mis gritos, aumentó la velocidad de sus toques de forma demencial, haciendo que mi cuerpo entero se arqueara y mis labios dejasen escapar un gemido en forma de súplica.
-Ezarel..!
Con un gruñido, el chico selló mi boca con la suya, pero el trabajo de sus dedos hacía que los jadeos se me escapasen entre los labios y que apenas pudiese concentrarme en el beso. Su boca bajó lentamente a mi pecho, mordisqueando mis senos, llevándome al límite, cada vez más rápido. Cuando estaba a punto de saborear el dulce final, su mano se detuvo, y mi cuerpo, que ya no me obedecía, comenzó a buscar por si solo la fricción que el chico ya no me proporcionaba. Mis caderas se movían sin control, pero Ezarel, ajeno a mi necesidad, retiró su mano y comenzó a desvestirse con parsimonia.
Una vez más llevé una mano a mi entrepierna mientras la otra acariciaba mi pecho, incapaz de controlar mis impulsos. Solo quería tener aquel final del que el chico me había privado.
Mis ojos entreabiertos captaron la mirada depredadora del elfo, que parecía contemplar la escena encantando. Deslizó su mano por mi bajo vientre, haciendo que mi cuerpo se arquease en respuesta.
-Ez...arel...por...- murmuré mientras mis dedos intentaban hacer el trabajo del chico.
-Esto es lo que te pasa por hacerme suplicar. - Susurró en mi oído, mientras una de sus manos retiraba la mía  y la mantenía lejos de mi intimidad. -La verdad...me gustaría hacerte sufrir un poco más... - continuó, colocando mi mano sobre su cuello y elevando ligeramente mis caderas hacia las suyas - Pero dudo que pueda aguantar mucho más.
Mi mano se crispó en torno a su nuca, agarrando su pelo azulado, mientras arqueaba mi cuerpo en busca del suyo. El chico no se hizo más de rogar y sujetando mi cintura me acercó a él, dándome por fin el alivio que buscaba. Mi cuerpo, ya fuera de todo control, comenzó a moverse rítmicamente contra el suyo, para sorpresa del elfo que dejó escapar un gruñido de placer. Todo intento de Ezarel por martirizarme con un ritmo tortuoso desapareció, y sin más demora, comenzó con unas embestidas lentas pero potentes.
Mi mente estaba totalmente en blanco y mis labios ya  no podían retener nada de lo que salía por ellos, y en cierto momento me encontré a mí misma gimiendo su nombre y pidiéndole que fuese más rápido. Mi propio cuerpo se movía contra el suyo, incapaz de esperar a que el chico aumentase por sí solo la velocidad de nuestro encuentro.
Agarré sus cabellos en un último y desesperado intento por conseguir la liberación que tanto ansiaba, que llegó por fin tras miles de súplicas por mi parte. Ezarel buscó mi boca para acallar mi último grito antes de alcanzar el clímax.
-Ez...!

-VALKYON-

-Hey, Cyn, ¿Estás bien? Voy a entrar.
La voz de Valkyon, precedida del chirrido de la puerta de mi habitación, me sacó de mis pensamientos.
-Te he visto salir de la ceremonia..¿Te encuentras bien?
-Sí, es solo que...estaba un poco mareada. Creo que es cansancio, no te preocupes.
Valkyon vino a sentarse a mi lado, todavía con el ceño fruncido en una mueca de clara preocupación.
-¿Es por esos muertos?
-Supongo. -Suspiré.- Nunca me han gustado este tipo de ceremonias.
-Es normal. -Lentamente pasó un brazo sobre mi hombro.
-Supongo que cuando tu hermano murió...también pasaste por algo así.
En cuanto las palabras abandonaron mi boca, me arrepentí de haberlas pronunciado. El chico se tensó, retirando el brazo de mis hombros.
-¿Te lo han dicho los chicos...?
 Mierda Cyn, mierda, eres una bocazas.
-N-no. Cuando entré en los recuerdos de Miiko, lo vi... lo siento, no era mi intención chismorrear sobre tu pasado. Ni sacarlo ahora a coalición.
Tras un momento de silencio que se me antojó eterno, el chico volvió a tomar la palabra.
-No pasa nada. Sí, fue duro. Cuando te vi en el suelo, después de que Naytili...te atacase, pensé que iba a volver a pasar por lo mismo.
-Valkyon...-murmuré, lamentando una vez más haber sacado ese tema. Me levanté de la cama y me acuclillé ante él, posando mis manos sobre sus rodillas, obligándole a mirarme a los ojos. - No me pasará nada...no te preocupes, ¿Vale? Estoy bien. Estoy aquí para ti.
Alcé tímidamente una mano para ir a posarla sobre su mejilla. La mirada perdida del chico se cruzó con la mía, y sin saber qué hacer para retirar esa tristeza de sus ojos, me estiré un poco para depositar un rápido beso sobre sus labios. Su respuesta fue feroz, ávida de contacto, y su lengua exploró mi boca con una pasión que hasta entonces desconocía. Tras unos segundos me aparté para tomar aire, tiempo que el muchacho aprovechó para levantarme del suelo en el que seguía arrodillada y sentarme en su regazo antes de volver a buscar mi boca con desesperación.
Sus manos bajaban por mi espalda hasta mis muslos, mientras las mías se habían perdido acariciando su pecho. Su beso seguía siendo apasionado, lleno de una necesidad y urgencia que no hacían más que encenderme. Las manos abandonaron mi espalda llevándose con ellas mi camiseta. Antes de que pudiese darme cuenta, solo el sujetador cubría mi piel. El chico comenzó a pasear su lengua por la curva de mi cuello, bajando hasta el nacimiento de mis pechos y sembrando mi escote de besos cortos que hicieron que me estremeciese. Enterré las manos entre sus cabellos mientras su lengua se insinuaba cada vez más abajo y sus manos se libraban de la prenda restante.
No entendía muy bien el porqué de esa avidez, pero no sería yo quien lo detuviese.
-Valkyon..-murmuré, cuando noté una de sus manos aventurarse en mi entrepierna, intentando desabrochar mi pantalón. Instintivamente arqueé mi cuerpo contra el suyo y capturé sus labios con los mío mientras intentaba desabrochar a mi vez su chaqueta. El peliblanco no parecía contento con dejar su tarea a medio hacer, así que incorporándose conmigo sujeta por la cintura me tumbó bocabajo en la cama y se deshizo de mis pantalones. Noté su respiración caliente en mi nuca, mientras sus manos recorrían mi espalda y se detenían en el lugar en el que había estado mi herida.
-¿Te duele? ¿Quieres que lo dejemos para otro momento...?-el chico comenzó a acariciar la zona de mi espalda en pequeños círculos.
-No, no te preocupes. -Respondí, girándome ligeramente hasta acabar tumbada de lado. Estiré una mano para atraer su rostro al mío y besarlo tiernamente. - Ya no duele.
Valkyon besó mis labios una última vez para enterrar la boca en mi cuello, mientras la mano que había acariciado mi herida bajaba tortuosamente hasta mis muslos, abriéndose camino entre ellos. Su otra mano se deslizó por debajo de mi cuerpo para acariciar mis senos y arrancarme un gemido muy a mi pesar. Aquello pareció encenderle aún más, y la presión de su mano entre mis piernas aumentó, haciendo que mi cuerpo  se arquease contra él. No podía dejar que me ganase tan rápido.
Me giré hasta encararlo y lo empujé levemente para que se tumbase, sentándome sobre su abdomen. El chico fue incapaz de permanecer tumbado y rápidamente se incorporó hasta sentarse, facilitando mi tarea de quitarle la parte superior de su ropa. Su torso desnudo siempre me cortaba la respiración. Deslicé mis manos por él, por cada cicatriz, notando su cuerpo crisparse bajo el mío y su deseo crecer. Sin poder soportarlo más, sus labios buscaron los míos, besándome con ferocidad. Sus manos volvieron a mis muslos, mientras las mías comenzaron a forcejear con el cierre de sus pantalones. El apremio y la necesidad crecían en mí también, quería librarme de aquella prenda que se interponía entre nosotros. Valkyon, ajeno a mi forcejeo, bajó de nuevo su lengua a mis pechos, mordisqueándolos levemente y haciendo más difícil que me concentrase en mi tarea.
-Val...kyon...espera...-jadeé, sin obtener la respuesta que quería. El chico me acercó más aún a su cuerpo vibrante, sin dejar de repasar uno de mis pezones con su lengua.
Me estaba haciendo perder la cabeza y ni siquiera habíamos empezando.
-Aahh...Valkyon...-musité, y sin poder evitarlo, pegué aún más mis caderas a las suyas, frotando mi entrepierna con la suya. Un gemido ronco salió de sus labios, que volvieron a mi boca, encendidos por aquel acercamiento. Tras un beso eterno, el chico se separó y clavó su mirada lujuriosa en la mía. Una de sus manos dejó mis muslos para subir a mi pecho, pero la intercepté y lentamente la coloqué en su entrepierna.
-Quítate eso.
El chico gruñó en respuesta, volviendo a capturar mis labios mientras sus manos desabrocharon de forma frenética su pantalón.
Sin esperar más, me levanté para dejar que acabase de desvestirse.
Una vez lo hubo hecho, volvió a rodear mi cintura con sus brazos mientras su lengua exploraba mi boca.
En lugar de volver de nuevo a la cama, Valkyon me fue guiando lentamente hasta que mi espalda chocó con la pared. Aprovechando mi acorralamiento, una de sus manos volvió a juguetear con mi entrepierna, arrancándome gemidos que no hacían más que acrecentar su ansia. Su voz ronca llegó hasta mí a través de las oleadas de placer que sus hábiles dedos mandaban a mi columna vertebral.
-Me vuelves loco...
-Valkyon...hazlo. -Susurré, sin poder aguantar más aquella situación. El chico no necesitó una segunda repetición. Tomándome por los muslos me alzó a pulso hasta situarme a la altura de sus caderas. Con la espalda apoyada en la pared, me arqueé contra su cuerpo, clavando las uñas en su escultural espalda. Sin esperar a nada más, el chico se fundió en mí. La primera embestida me arrancó un grito de éxtasis que no pude reprimir. Los roncos gemidos del peliblanco no hacían más incrementar mi deseo, y aumentar el ritmo de mis caderas contra las suyas. Valkyon no se detuvo, manteniendo un ritmo constante y delirante que me hizo perder la cabeza, mientras notaba el sudor de su espalda bajo mis manos. En algún momento que no supe discernir, noté como me posaba sobre la mesa, pero mis piernas seguían firmemente enlazadas en su espalda, intentando con cada golpe acercar su cuerpo aún más al mío, aún más a dentro. Valkyon dejó escapar un gruñido ronco y gutural antes de acelerar el ritmo, y yo me perdí en aquel dulce clímax mientras él gemía mi nombre sin control. Mis uñas se clavaron en su espalda y enterré el rostro en su cuello para dejar escapar un último suspiro en su oído.
-Valkyon....


-LEIFTAN-

Ni siquiera escuché la puerta abrirse cuando Leiftan volvió a la habitación. Sus manos suaves rodeando mi cintura me sobresaltaron y me sacaron de mis pensamientos. Me giré hacia él intentando mantener una expresión neutra; Leif podía ser un cielo, pero no tenía ganas de hablar con él ahora mismo sobre lo que había pasado.
Sus labios rozaron los míos e intenté sonreírle tras devolverle el beso. Contra todo pronóstico, Leiftan no me devolvió el gesto y se dejó caer rendido en la cama.  Me senté a su lado, posando la cabeza en su hombro mientras acariciaba su mano.
-¿Sigues pensando en lo que pasó aquella noche? -El cuerpo del chico se tensó ante mi pregunta. A mí tampoco me gustaba sacar el tema, pero no podía seguir ignorando que no había pasado.
-Sí...todo era un caos, y luego te vi, allí, tendida en el suelo...me volví loco. 
Me incorporé de nuevo e intenté buscar su mirada.
-¿Creías que estaba muerta?
-Sí...-sus ojos estaban clavados en sus manos, temblorosas. - Perdí el control de mí mismo...y me lancé contra ella. No podía controlarme..no supe...no pude...y entonces...la maté. 
Noté su voz quebrarse mientras su mirada seguía fija en sus dedos. Coloqué entonces mi mano sobre las suyas, e intenté hacer que me mirase.
-Leiftan, tenías que hacerlo. No te sientas culpable por ello.
El chico sacudió la cabeza, sin mirarme aún.
-Yo nunca...no tendría que haber sido así...nunca antes había...
-¿Nunca habías matado? -Pregunté, paciente. El chico asintió levemente. Supuse que no era el mejor momento para decir "hay una primera vez para todo". -No pasa nada. Era ella o yo. O nosotros. Si estamos aquí es gracias a ti.
No parecía escucharme, sus manos seguían temblando bajo las mías. Las apartó de pronto, alejándose un poco de mí.
-Mis manos...
-Shssst. - Susurré, e intenté tomar su rostro y besarlo. El chico se apartó bruscamente, rehuyendo mi mirada.
-¿Qué he hecho, Chim? ¡No merezco que me toques! Mis manos...están sucias...su sangre...
Conté hasta tres y me recordé que aquello era fruto del shock que sufría. Acto seguido tomé firmemente sus manos, obligándole a mirarme.
-No has hecho nada. Has hecho lo correcto. Me has salvado la vida, y esa loca está mejor muerta. Gracias a ti estoy aquí, y muchos más siguen vivos. -Como mi discurso no parecía convencerlo del todo, me llevé sus manos a la boca y besé sus nudillos. Cuando me aseguré de que no retiraría las manos, solté una de ellas para poder acariciar su rostro.  - No pasa nada. Todo está bien,Leif.
Su mirada, cargada de tristeza, se clavó por fin en la mía.
-¿Por qué eres tan dulce...? 
Le dediqué una sonrisa débil mientras me inclinaba sobre él para besar su mejilla.
-Porque te lo mereces. -Respondí, mientras giraba su rostro hacia mí para poder besar sus labios.
-Soy un monstruo...-murmuró cuando estaba a punto de acercar mi boca a la suya. Sacudí levemente la cabeza.
-No para mí.
Besé sus labios con dulzura, una, dos, tres veces...las necesarias hasta que logré que abandonase todos sus reparos y correspondiese a mis labios. Tras un último beso, me incorporé para situarme frente a él. Sentado en la cama, llevó sus manos a mi cintura y enterró la cabeza en mi torso. Acaricié sus cabellos delicadamente hasta que se hubo calmado. Separándose de mi cuerpo, sus manos comenzaron a recorrer mi espalda hasta mis muslos.
-Túmbate, cielo. -Musité, y el chico obedeció, aunque algo dubitativo. Una vez se hubo tumbado en la cama, me deslicé sobre él y me senté sobre su abdomen. Una de sus manos se aventuró para acariciar mi rostro, pero la tomé delicadamente y me la llevé a los labios una vez más. Me incliné sobre él, buscando sus labios, y volví a besarlo lenta y concienzudamente. Mi boca rápidamente pasó a su cuello, sembrándolo de besos cortos y débiles al principio, para ir convirtiéndose en largas caricias de mi lengua sobre su piel. El chico suspiró y sus manos comenzaron a recorrer mi espalda con avidez. Mis besos se volvieron más apremiantes, arrancando suspiros de su boca, crispando sus manos sobre mis caderas. Paseé la lengua hasta su oreja, mordiendo levemente su lóbulo antes de volver a incorporarme. Leiftan me miraba con genuina admiración mientras sus dedos seguían recorriendo mi cuerpo.
-Eres...tan perfecta...-murmuró, y sonreí mientras comenzaba a quitarme la camiseta. Sus manos comenzaron a ascender por mi vientre mientras yo retiraba el sujetador y me mostraba completamente desnuda ante él. Sus yemas rozaron mis pechos tímidamente, y yo pasé mis manos por su pecho, aún cubierto. Tiré de su camiseta hacia arriba, librándole de la prenda. Noté un leve rubor en las mejillas del chico ante su parcial desnudez, y encendida por aquella reacción tan adorable, comencé a sembrar de besos sus pectorales, recorriendo con la lengua cada centímetro de su piel. Su pulso aumentó bajo sus tensos músculos y sus manos buscaron torpemente mis pechos para acabar acariciando mis cabellos. Mi boca llegó a su bajo vientre y Leiftan se estremeció al notar cómo me acercaba al punto de no retorno.
-Chim...-comenzó, pero me incorporé de nuevo, poniendo un dedo sobre sus labios.  Con la vista clavada en la suya, comencé a desabrochar su pantalón. Sin dejar que apartase la mirada descendí lentamente hasta que mi aliento caliente rozó su entrepierna, causando un nuevo estremecimiento en el chico.
-Chim, no hace falta que...-comenzó, con el rostro encendido, pero su actitud tímida hacía que me fuese imposible resistirme. Mis labios se posaron primero sobre la tela de su ropa interior, haciendo que un gemido totalmente involuntario se escapase de sus labios. Solté una risita ante la miraba turbada del chico, y sin darle tiempo a retractarse, retiré la tela que separaba mi boca de su objetivo.
Mi lengua recorrió exploradora el largo de su intimidad, y Leiftan dejó escapar un gruñido ronco que no hizo más que encenderme. Comencé despacio, intentando alargar lo máximo posible el placer del que disfrutaba el chico. Sus suspiros se encadenaban con los murmullos de mi nombre, y sus caderas producían sacudidas involuntarias cuando mi boca se detenía en su trabajo. Una de sus manos fue a enredarse a mi pelo, acariciándolo al ritmo de mi lengua. Torturé al chico un rato más hasta que sus gemidos se transformaron en súplicas.
-S-sigue...-gruñó el lorialet cuando detuve el ritmo, pero para su desgracia no iba a cumplir su súplica. O al menos no como él quería. Tomé una velocidad frenética durante unos gloriosos 10 segundos antes de detenerme para dejar al chico a las puertas del clímax. Me incorporé mientras me relamía, para ver como en un intento de seguir prolongando el placer, Leiftan llevaba su mano a donde minutos antes había estado mi boca.
-No, no, no. -Canturreé, tomando su mano y alejándola de allí. Aún jadeando, Leiftan clavó sus ojos febriles en mí, esperando a mi siguiente movimiento. Me levanté lentamente y bajo su atenta mirada, comencé a retirar la poca ropa que cubría aún mis piernas, para después hacer lo mismo con la suya. Luego volví al lecho y me senté de nuevo lentamente sobre su abdomen, y sus manos fueron rápidamente al encuentro de mi cintura. Sonriendo ante su urgencia, llevé de nuevo mi mano a su entrepierna, haciendo que un suspiro de alivio escapase de sus labios. No obstante no le daría aún la liberación que tanto ansiaba. Con mi otra mano, guié una de las suyas a mi propia intimidad. Clavando sus ojos entrecerrados en los míos, comenzó a acariciarme y sus dedos tímidos se adentraron en mí. Eché la cabeza hacia atrás, invadida por una oleada de placer, y recompensé al chico con unas caricias a las que respondió con un gruñido y con un aumento de la velocidad de las suyas. Sin poder evitarlo, un gemido escapó de mis labios y olvidé mi tarea ante el toque continuo del chico. Me estaba dejando ganar  y aquello no estaba en mis planes. Mientras el deseo  nublaba mis sentidos, Leiftan se había incorporado para sentarse y poder continuar mejor con su trabajo mientras sembraba de besos mi pecho a la vez que susurraba mi nombre.
Decidí poner fin a aquello, y con toda mi fuerza de voluntad, retiré su mano de mi entrepierna y busqué sus labios para besarlo larga y sensualmente. Cortando el beso, clavé mi mirada en la suya, suplicante, y empujé su pecho hasta tumbarlo de nuevo en la cama.
-Chim...-murmuró recorriendo mi cuerpo con sus manos, mientras yo me sentaba a horcajadas sobre él, deseando comenzar con la acción. Muy lentamente comencé a unir nuestros cuerpos, escuchando satisfecha el suspiro de Leiftan una vez lo hube hecho. Pasé mis manos por su pecho sudoroso antes de comenzar a moverme muy, muy despacio. Las manos del chico paseaban inquietas de mis pechos a mis caderas, debatiéndose entre si acelerar el ritmo o disfrutar del dulce tormento que le ofrecía.
Pese a mis ganas de hacerle sufrir, la necesidad de ir más rápido también me invadía, y casi sin ser consciente mi cuerpo comenzó a acelerar su rítmico vaivén. Antes de que me diese cuenta, suaves gemidos comenzaban a escaparse de mi boca, y Leiftan posó sus manos fuertemente en mis caderas para aumentar la fricción que nos unía.
-Leif..tan...-ronroneé, y aquello fue la chispa que acabó por encender la pasión del muchacho. Sin que pudiese hacer nada para evitarlo, el chico aceleró rápidamente, sujetando firmemente mis caderas, haciendo que perdiese la poca razón y el escaso control de la situación que aún conservaba.
-Preciosa...te...amo...-jadeó Leiftan haciendo que mi necesidad por ir más allá aumentase. El chico se incorporó de pronto, permitiéndome agarrarme a su espalda y pegarme todo lo posible a su cuerpo vibrante.
Presa ya de un clímax inminente, mi boca dejó escapar gritos de placer salpicados por su nombre.
-Leiftan...te...amo...



Bueno, bueno, ya está, ya está.
Calmemos esas hormonas alteradas.
Pido perdón después de escribir todo esto por posiblemente todo el respeto que haya perdido.
Menos mal que ya venía sin dignidad de casa, que si no...
En fin.
Espero que no me juzguéis muy duramente por
A-escribir porno
B-escribir porno light
C-Las dos anteriores

Como siempre, espero vuestros comentarios, opiniones y sugerencias, y sobretodo, que sepáis poder mirarme a la cara seguir leyéndome tras esta intrusión en el mundo de lo pecaminoso XD
En fin,
si creíais que se había acabado el randomdarya,
sorry but no.
La semana que viene tendréis otra entrada Randomdaryense para que sigáis disfrutando -o sufriendo- mis tonterías.
Por el momento me voy a esconderme entre las sombras y os dejo aquí con esta perfecta ejemplificación de lo que pasa cuando votáis en una encuesta sin saber cómo puede salir el resultado (??)
De verdad no seáis muy duros conmigo, nunca había escrito porno, heeellllp
See you~~


5 comentarios:

  1. YASS. Me voy ya mismo a mi habitación a... Eh... Cosas.
    No, en serio, me ha encantado (el que menos Valk pero porque Valk meh, aún así tampoco ha estado mal siendo objetiva).
    Todos me han flipado, el que más me ha gustado ha sido Ezarel, y no tiene que ver que sea su ruta, es que... Uff xD Y Nevra, Nevra también telita, y mira que ese me gusta casi tan poco como Valkyon.
    Supongo que si estoy excitada es que no lo has hecho tan mal x)

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  2. Calmación que esto se comenta por parte:
    aunque de primera mano pensaba que era una nueva versión de tu opinión sobre el capítulo 20 cuando vi que era más como un capítulo re hecho con diálogos menos Gardienne (yasss) quede como uuuuuh esto se va a poner bueno.
    Pol dios si que se encendió esta mierda (es una expresión , nada de este blog es una mierda <3)
    Oh y algo más antes de comentar cada cosa (solo he leido Nevra hasta ahora), bueno dos cosas: gracias por describir a tus guardianas antes que todo, fue mejor para imaginar el físico de la afortunada de cada uno y no la gardi promedio que siempre está en mi cabeza para hacer coherencia a las imágenes de los capítulos. Y lo otro, vaya cochalalara, eres buena escribiendo en general y además este tipo de cosas. Se puede decir que soy más del tipo "cartucha" pero gracias a ti le doy la oportunidad a estas lecturas, porque si bien no es como tu dices, tumblr, es mejor así, con más contenido literario que solo descripciones brutangales.
    ahora si:
    Nevra: pos asi me dan hasta ganas de ser su ruta, y yo que soy ruta Leiftan, (nada que ver xD)ahora debería insertar el meme de laa hermanastra más fea que aparece en Shrek 2 "me calienta más que el sol de verano" una cosa así xD
    Ezarel: oye oye, tranquilo viejo, estaban disculpandose y ya la desnudas?! o sea, que oso. Pero bueno, la escencia de Ezarel siempre tan molestoso no se pierde ni en momentos como ese xD
    Valk: me pilló por sorpresa que de un momento lúgubre, BAM! PASIÓN NENA! Así que fue algo un poco raro.
    Leif <3 : baia baia, conque pasivito. Me quedé esperando el momento donde se cambian los papeles y dado que fue por el final sentí que me falto más momentos de "Leiftan el activo" aunque lo disfruté tanto como los otros :) ..oh eso sonó depravado.
    Y dices que es la primera vez que escribes así? Mujer tienes habilidades linguistics para escribir algo mejor que las 50 sombras a mi parecer, tienes odo mi apoyo Lisa...digo Lyn xD

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  3. Me encantan tus Randomaryas <3
    Las escenas en sí te quedaron preciosas, me encantó leerla... pero te juro que no podía tomarlo enserio al leer los nombres de las chicas, especialmente la de Leiftan. Me reí bastante jaja

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  4. Encuentro que te quedó espectacular, pero me perdí en la historia de Valkyon con la descripción de las posiciones. Gardienne se para de la cama y se pone de cuclillas, de acuerdo. No se menciona que Cyn se incorpora, ¿pero sus manos llegan a acariciar las mejillas de Valkyon? Él es altote, y aunque esté sentado, si ella está casi sentada en el piso no veo cómo su mano puede alcanzar su cara. Luego mencionan que ella estaba arrodillada, no de cuclillas.

    También me perdí más adelante, cuando él la deposita en la cama. Al estar ella bocabajo, asumo que él está en la misma posición. Ella se ladea y se besan. Ok, puede pasar. Si se gira para encararlo, entonces queda bocarriba. Entonces, ella estando bajo él, un empujón leve no sería suficiente para que él se tumbase. Nada más que haya sido en el hombro o algo así para que él ruede.

    Me sorprende la coordinación que tiene Kin. Yo no sería capaz de usar ambas manos al mismo tiempo de semejante manera, así que la aplaudo. XD

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  5. Me gusto mucho tu relato, me encantaron Ezarel y Nevra y me dio una hemorragia nasal con el pasivo de Leiftan, cosa que me sorprendió porque aunque el cabrón se hace el pasivo me lo imaginaba sacando más su lado malvado que bien sabemos que tiene, creo que en su relato la que más destacó fue la Gardi más dominante, me encantaron los juegos del elfo y el vampiro con su respectiva chica. En serio, AMO ramdomdarya.
    Aunque quién diría que el primero en quitarle la ropa a Leiftan en un ramdomdarya no sería el travieso de Corko, si no la traviesa de Chim *guiño, guiño*
    En serio gracias por el tiempo que le has dedicado y por el que le vas a dedicar a las siguientes entradas

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